(GEI)-Picazón en los ojos, estornudos constantes, ronchas en el cuerpo, moqueo en la nariz y catarro suelen ser manifestaciones habituales de nuestro organismo contra un agente externo. El presentar alguno de eso síntomas de manera contaste, en un momento particular del día o en un espacio físico determinado, se lo relaciona con una afección conocida como alergia. Técnicamente se la define como una reacción anormal del sistema inmunitario “a cosas que generalmente son inofensivas para la mayoría de la gente”.
Cuando se es alérgico a algo, el sistema inmunitario percibe esa sustancia como nociva para el cuerpo (las sustancias que provocan reacciones alérgicas, como ciertos alimentos, el polvo, el polen de las plantas o algunos medicamentos, se denominan alérgenos). El sistema inmunitario, en un intento de proteger el cuerpo contra lo que percibe como una amenaza, produce anticuerpos IgE contra el alérgeno. Estos anticuerpos hacen que determinadas células del cuerpo liberen sustancias químicas al torrente sanguíneo, provocando los síntomas de la reacción alérgica. La posterior exposición a los mismos alérgenos volverá a desencadenar la misma respuesta.
Llegan con las flores Si bien es necesaria una predisposición genética, es decir tener una incidencia en el organismo a ser afectado por determinadas sustancias, muchas veces el ambiente y los cambios producidos en él generan o incentivan el desarrollo de este tipo de malestares. La exposición al humo del tabaco, el contacto con olores fuertes y los cambios estacionarios son factores que aumentan las posibilidades de convivir con algún tipo de alergia. En Argentina, las consultas por casos de alergia aumentaron un 30% ante la llegada de la primavera.
Estos datos se conocieron, a partir de un informe del Centro de Investigación de Enfermedades Alérgicas y Respiratorias (CIDEA). Jorge Máspero, director médico de CIDEA, indicó a la Agencia Télam que las visitas al médico por episodios de alergia "aumentan entre un 25 y 30 por ciento con la llegada de la primavera porque los alérgenos más comunes provienen de los árboles como los plátanos, el fresno y el arce". El especialista en alergia e inmunología indicó que "a medida que avanza la primavera, también se atienden a muchos pacientes con alergia al polen de diferentes tipos de pastos".
A su vez, Máspero precisó que "en esta época aumentan las consultas especialmente por casos de rinitis y conjuntivitis alérgicas, situaciones que muchas veces coexisten". El especialista explicó que "las enfermedades alérgicas son aquellas en las cuales se producen reacciones inmunológicas inadecuadas que ocasionan síntomas". Si esos síntomas son respiratorios y toman la vía aérea superior, se llaman rinitis alérgica; más conocida como alergia nasal.
Comúnmente Los síntomas de la alergia nasal son estornudos, secreción nasal, congestión en la nariz y ojos rojos. La alergia también puede causar trastornos en el sueño y por ende, reducción del rendimiento y falta de concentración. Los factores que causan esta patología son pólenes, esporas de hongos, ácaros del polvo, la caspa de las mascotas. Por ser la más habitual de las alergias, por lo general no es tratada, ni se realizan consultas médicas para determinar sus causas o generar acciones tendientes a mejorar la calidad de vida de quienes la padecen. Para evitar cuadros alérgicos, los médicos recomiendan sacudir y ventilar la ropa de cama diariamente, quitar las alfombras, muebles tapizados y objetos que acumulen polvo en los dormitorios, además de evitar la humedad excesiva en el interior del hogar y el humo del tabaco. Asimismo, utilizar anteojos para no sufrir la irritación de los ojos y, en la medida de lo posible mantenerse alejado de lugares dónde hay más incidencia de las sustancias que se tiene conocimiento afectan.
En los casos persistentes y con la consulta hecha en un especialista, se recomienda hacer un diagnóstico. Por lo general los alergistas mediante preguntas de los síntomas y tendencias hereditarias tienen un primer juicio que luego confirman o rechazan con un análisis de sangre y test cutáneos para identificar el alérgeno al cual está sensibilizado el paciente. Una vez determinado éste se pueden indicar tratamientos farmacológicos y no farmacológicos.
Los más pequeños Como en la mayoría de los casos, los niños no están exentos de padecer estar dolencias y muchas veces la convivencia con ellas puede ser más dramática. Carlos Baena-Cagnani, director del Centro de Investigación en Medicina Respiratoria de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica de Córdoba indicó, en diálogo con Télam, que "los casos de rinitis en niños son cada vez más frecuentes y las causas de ese fenómeno son amplias, desde condiciones ambientales particularmente complejas en las ciudades por la contaminación ambiental, la diseminación de alérgenos, la exposición al humo del tabaco y los cambios climáticos".
El neumonólogo destacó que se estima que "uno de cada cinco niños en el mundo tiene rinitis" y explicó que "en la mayoría de los casos, la rinitis es acompañada por comorbilidades como el asma". Por eso, consideró que resulta de gran importancia consultar con el pediatra ante a los primeros síntomas, para determinar cuál es el tratamiento más efectivo para poder enfrentar a la rinitis.
Señaló que la terapia más aconsejada "es la farmacológica con antihistamínicos orales, de administración habitual en pediatría ya que permiten el control de los síntomas relacionados como los estornudos, la mucosidad nasal y la nariz tapada". Pero acotó que "según la severidad del caso y el criterio médico pueden indicarse corticoides tópicos, particularmente en pacientes que presentan rinitis persistente".
A cuidarse Es época de alergias, la llegada de la primavera, no sólo vienen con flores, canto de pájaros y menos abrigo. Por eso la recomendación de los especialistas es estar atento a los pequeños síntomas que manifiestan la presencia de algún tipo de alergia. Si bien, se puede convivir a diario con un estornudo o los ojos enrojecidos esas reacciones pueden desencadenar en otras enfermedades o en el agravamiento de la que ya se posee. Con un tratamiento con antihistamínicos o el “evitamiento” se puede perfectamente hacerle frente a esta afección que a diario convive con todos.
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