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21/08/2011
Panorama político bonaerense

Una oposición complicada y un oficialismo ratificado


(Por Andrés Lavaselli alavaselli@dib.com.ar).- La contundente victoria del oficialismo en las elecciones primarias del domingo pasado, además del evidente respaldo a las gestiones de los gobiernos nacional y provincial, zanjó a nivel bonaerense las discusiones abiertas sobre la estructura de la oferta electoral del FpV, con lo que quedó ratificada la conducción política de su diseñadora exclusiva, la Presidenta Cristina Fernández, que igual que el Gobernador Daniel Scioli dio un paso importante de cara a su reelección....


Al mismo tiempo, dejó expuestas no sólo la pobre percepción del clima de opinión por parte de la oposición, también potenció las incongruencias y tensiones en su armado, deficiencias que agregan trabas a una empresa ya de por sí muy compleja: evitar que la debacle de agosto se ratifique en octubre.

Como siempre, la Provincia fue el territorio clave del comicio, aunque esta vez por motivos que exceden lo estrictamente numérico. Es que es aquí donde la Presidenta realizó la jugada más audaz: relegó a sectores tradicionales del PJ de algunas listas y sembró los distritos de listas de adhesión que competían con intendentes peronistas “históricos”. Se expuso así a la reedición del doble juego que derribó a su esposo, Néstor Kirchner, en 2009. Pero los contextos no eran los mismos y esta vez ella ganó: su candidatura superó por 39,02% a la de Eduardo Duhalde y por 42,02 a la de Ricardo Alfonsín, alcanzó el 53% de los votos totales, ganó en 133 de las 135 intendencias (recuperó incluso el respaldo de la clase media del interior que en 2008 apoyó al campo) y en el Conurbano perforó el techo del 55 %.


Sobre la base de ese núcleo de poder “fidelizado” (si ningún intendente sacó los pies del plato ahora, mucho menos lo hará en octubre), Cristina aparece como la dueña casi exclusiva de los votos oficialistas en lo que a la provincia con más peso electoral del país respecta: obtuvo más sufragios que la mayoría de los intendentes del FpV aunque se sumen a esos caudales las listas internas distritales, y 632.099 votos más que Scioli y Mario Ishii juntos. Ahora, no solo puede ahora aspirar a superar en octubre la perfomance de Raúl Alfonsín en 1983 (51,75%) para ser la más votada de este ciclo democrático, sino que, como la recuperación de su fuerza parlamentaria también asoma como un objetivo factible, puede minimizar los riesgo del famoso síndrome del “pato rengo” y digitar su sucesión.

Pero el Gobernador también obtuvo resultados promisorios. Su caudal de votos propios, del 46,9%, se realza si se tiene en cuenta que dividió por tres y que redujo a casi la mitad de lo que indicaban algunos pronósticos la fuga de votos “por izquierda” hacia Martín Sabbatella, que alcanzó el 5,78%, sin incremento significativo respecto a 2009, cuando enfrentó al oficialismo. En esas condiciones, Scioli ya se reunió con Ishii para asegurarse su apoyo: es que sus votos sumados a los propios le dan un piso de 50,2%. Igual que la Presidenta, planea una campaña de candidato “ganador”: con actos de gestión, sin prenderse en polémicas y concentrado en sumar votos donde no los obtuvo: básicamente, a través de sectores que quedaron desplazados de armados peronistas opositores.


Cerca del Gobernador creen que tendrán un tránsito más o menos sereno hasta octubre no sólo por la diferencia de más de 30 puntos sobre Francisco De Narváez el domingo pasado, también contruibuirá a ese buen clima el hecho de haber cosechado menos votos que la Presidenta en PBA, lo que calmará las ansiedades del cristinismo ortodoxo. Eso no quiere decir que Scioli no pretenda perforar su propio techo, pero cerca suyo creen que le conviene que la diferencia se mantenga, porque de todos modos el respaldo que consiguió el Gobernador, de ser ratificado en términos generales, alcanza y sobra para instalarlo como un presidenciable del peronismo para 2015. Mientras, la discusión en su entorno pasa ahora más por los cambios para su eventual nuevo Gabinete que por las generales de octubre.


COMPLICADOS


En las principales fuerzas de oposición provincial, el panorama es simétricamente inverso, a tono con su pobre perfomance general y en proporción directa con la dificultad de la tarea a emprender para revertir la situación en octubre. Ese objetivo será imposible de conseguir si sus referentes no frenan a tiempo las disputas por el poder y los “pases de factura” contra la conducciones que diagramaron la estrategia para las primarias. Y tampoco lo harán si sus principales dirigentes no aciertan a elaborar un discurso capaz de sumar voluntades que ahora les fueron esquivas, un discurso que no parta de la extendida confusión actual entre sus propias percepciones sobre la realidad con las que tiene la mayoría del electorado de la provincia.


Pero aún si esas barreras se superan, deberán lidiar con una estructura de oferta que ahora revela toda su precariedad. El caso más notable es el de Udeso: su postulante, De Narváez, fue el opositor más votado con un 16,77%, aunque perdió casi la mitad de los votos respecto de 2009 y casi no movió el amperímetro en comparación con lo que obtuvo en 2007, cuando con el 14,9% quedó tercero. El peronista disidente tuvo 5,77% de votos más que Alfonsín en la Provincia, pese a que iban en la misma tira y con colectoras. Esa diferencia fue casi equivalente a la que medió entre Eduardo Duhalde y su postulante a gobernador Eduardo Amadeo (4,95%), lo que marca una dirección evidente en el corte de boleta.


Además de reforzar los reproches de los intendentes radicales a Alfonsín y su núcleo más cercano (en las comunas radiales, en general, también ganó el FpV y no hay motivo para pensar que haya más empeño en “mover” la boletas nacional y provincial de Udeso en octubre), la dirección del corte de boleta le sugiere a De Narváez pactos que van contra su alianza formal. Es que sus objetivo, por fuerza, consiste en sumar adhesiones de Amadeo (Duhalde fue además el candidato que más creció en las últimas semanas) y de Rodríguez Saá, que sacaron 620.825 y 368.973 votos. Pero con ninguna de esas fuerzas De Narváez puede hacer un acuerdo formal, porque no hizo reserva de adhesión.


Así, solo puede aspirar a limar su mala relación con Duhalde y a que “El Adolfo” logre que los tres recursos que la semana pasada presentó en silencio en ante la Justicia le permitan seguir adelante con su candidatura (de lo contrario el postulante será el mucho menos instalado José Tagliafico), para anudar con ellos un acuerdo “de palabra”. Conversaciones hay ya con los dos sectores, pero en el FP y en CF dijeron a DIB que es difícil que sus candidatos se bajen. El tercer objetivo es el voto en blanco: el domingo alcanzó los 809.178 sufragios en la categoría a Gobernador.


Es mucho, pero no tanto más que en 2007, cuando llegó a los 696.676, por lo que podría tratarse de una tendencia difícil de revertir.
Finalmente, el otro sector que deberá luchar contra su propio armado es el Frente Amplio Progresista, aunque allí las “culpas” parecen estar en el resto de las fuerzas afines. Stolbizer, de pobre elección, tuvo en PBA 158.098 votos menos que Hermes Binner, su candidato presidencial. “Si Margarita hubiese sacado dos o tres puntos más, Binner quizá quedaba segundo”, se confesó un operador de FAP.


Con todo, es probable que algo de eso logre, si consigue sumar voluntades de una Coalición Cívica donde las cuestionamientos a la estrategia aislacionista de Elisa Carrió y Juan Carlos Morán ya están produciendo pases de concejales al FAP en dos distritos del Conurbano. Y si capta algunos de los 80.219 votos que dejaron a Mario Cafiero, de Proyecto Sur, fuera de octubre, a los que podrían sumarse algunos radicales desencantados. (DIB)


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