PAGINA PRINCIPAL TAPA PAPEL CONSULTAR ARCHIVOS POR FECHA AVISOS FUNEBRES CONTACTESE

Enviar Artículo a un amigo  
Imprimir Artículo IMPRIMIR ESTE ARTICULO

17/08/2011
Informe especial

Con ojos de grandes


nina_trepando170811 (42k image)
Se dice que son más perceptivos, que nacen con otra inteligencia y que comprenden, como nunca, lo que acontece a su alrededor. Lo cierto es que los chicos del nuevo milenio tienen otra mirada, que se configuró al compás de los tiempos que corren, vertiginosos y tecnológicos. Los niños del SXXI, preparados para asimilar una realidad cada vez más compleja....


Avispados, sagaces, críticos y con objeciones. Hoy los niños van al frente, se rebelan y son contestatarios. Así se disponen a afrontar un mundo cada vez más vertiginoso y en constante cambio, tanto en lo social como lo cultural, algo que los impacta de lleno y que los lleva a tener otra mirada, según los profesionales alentada por el propio entorno.


“Los chicos tienen más acceso al mundo adulto y a las cosas de la vida del que tenían antes, cuando se los resguardaba de todo. Hoy las cosas circulan más rápido, es imposible detener la información, que no se enteren de lo que sucede a su alrededor y eso los condiciona”, explicó la psicóloga Ana María Domínguez a Info Región.


Se dice que “vienen más inteligentes”, más maduros, que saben más que los chicos de antes acerca de lo que acontece a su alrededor y que han perdido la vergüenza para hablar de ciertos temas.
Si bien la ingenuidad de la niñez en ellos sigue siendo la misma, los intereses son otros, así como sus juegos, su percepción y, por supuesto, las conclusiones que hacen de la realidad y las afirmaciones y preguntas que día a día sorprenden a quienes los rodean. Sujetos a otra exposición, los nenes del siglo XXI parecen venir preparados para asimilar desde sus primeros años una realidad cada vez más compleja.

De generación en generación

Los cambios en los hábitos, las costumbres y las conductas de los infantes no son arbitrarios. Responden a la gran cantidad de transformaciones que vivió el país en los últimos 30 años, que también llevaron a la conformación de una nueva generación de padres que, lejos de resguardarlos de todo lo que sucede en su entorno, optan por hacerlos cada vez más partícipes.


Y que, en vez de emplear el rigor y la rectitud con la que ellos mismos fueron criados, en sociedades más cerradas y con otras censuras, prefieren darles más libertad. Esto es, ponerles límites, pero dejarles el camino libre para que interpreten lo que acontece a su manera, aunque luego su parecer deba ser corregido o ajustado.

Se dice que hoy los pequeños “saben más”, que nacen con otra percepción, pero muchos especialistas ponen en duda esa afirmación y advierten que no se trata de conocimiento, sino de las circunstancias que les tocan vivir en estos tiempos.


“Están más expuestos y eso los lleva a conocer muchas más cosas que las que en otro tiempo podía advertir una persona de su edad”, resaltó Domínguez.
Esta nueva realidad en la que están inmersos los bombardea de información. Y, a mayor cantidad de información, mayores preguntas y respuestas por parte de los bajitos.


“Se los ametralla constantemente con datos, conocimientos, sucesos. Los medios también colaboran en esto, sobre todo la televisión e Internet”, apuntó la especialista y explicó que “los chicos tienen más entrada al mundo adulto del que tenían antes. Si bien cumplen con la etapa de la niñez, lo hacen en un contexto más adulto y se les da más participación. Poseen un mayor caudal informativo del que tenían anteriormente. Están más informados de todo y viven todo de manera más realista que en tiempos anteriores”.
Que los chicos de hoy “son unos maleducados” también es un comentario que se oye frecuentemente en la cola del supermercado. A esta afirmación, los especialistas responden que “si bien es cierto que hoy los impúberes son más contestatarios de lo que lo fueron sus antecesores”, lejos de culparlos a ellos, “los adultos también tendrán que asumir su parte de responsabilidad”.
“Hoy los padres patean la pelota afuera de la cancha y los hacen jugar a los docentes y hasta al Gobierno. Se culpa de todo a la educación o los políticos, y el padre cree que se libera de responsabilidades. Pero esto que sucede no es fortuito y tiene mucho que ver con el comportamiento de los adultos, con un cambio en la conducta de ellos”, opinó el historiador Norberto Candaosa.

Tu mundo, mi mundo

Lo cierto es que, según los especialistas, si bien es positivo alentar sus conocimientos e inquietudes, es necesario no olvidar que se trata de niños. Esto es, porque al chico le vaya bien en sus estudios o se comporte como “más maduro”, no hay que tratarlo como si tuviera más edad.


Según aseguran, llevarlos a quemar etapas puede desembocar en trastornos de la conducta, problemas en la escuela y en el desarrollo. “Por la estimulación que hoy reciben los más chicos, hay ciertas cosas que se aceleran, a veces para bien y otras para mal. En ocasiones, se adelantan etapas, lo que después genera dificultades porque para determinadas cosas está preparado y para otras no.


Hay ciertas responsabilidades o acciones que tienen que ver con la madurez que el chico va adquiriendo progresivamente y que no hay que permitir que se adelanten”, indicó el psicólogo social Luis Domínguez.

Se dejan atrapar por las mieles de la tecnología, por la fantasía inmediata que sale de la pantalla de la compu y que ellos mismos ya ni tienen que recrear. Pero sería falso afirmar que desisten de la imaginación y los juguetes. Estos últimos, lejos de haberse extinguido, se han sabido adaptar a la voracidad de una sociedad consumista y cada vez más tecnologizada.


Y ellos, de una manera u otra, juegan. Si se los saca por un instante de enfrente del ordenador, tienen la misma capacidad para inventar mundos fantásticos que aquellas generaciones a las que no les quedaba otra que recurrir siempre a su imaginación para fantasear con otra realidad.


Según los profesionales, tan importante como estimular el desarrollo en la escuela y procurar que satisfagan necesidades básicas, es que cuenten con tiempo para jugar. “Muchas veces se cree que es un simple tiempo de ocio, pero va más allá de eso. Es fundamental que tengan los momentos necesarios para que vivan como lo que son: chicos”, advirtió Domínguez.


Es a través del juego que los niños aprenden a conocer e incorporar la realidad que los rodea. “Además, van entendiendo que a veces se gana y otras se pierde y que en casos hay que comenzar de nuevo. También los ayuda a comprender que hay que saber compartir y relacionarse con los otros”, resaltan y aseguran que con el juego “se aprende a configurar las buenas y las malas conductas”, sobre todo cuando éstas son detectadas por sus padres.


Así, por más enterados de los acontecimientos diarios, los chicos siguen siendo chicos y, aún inmersos en un mundo de información y rodeados de estímulos, siguen soñando con un mundo mejor. Aquel en el que no existan “malos que se peleen” y “todos juntos trabajen” por un presente mejor para que, en un par de años, su futuro sea todavía más promisorio.



VOLVER A PAGINA ANTERIOR




Home | Tapa | Archivos | Fúnebres | Consultas
© Semanario Colón Doce - Todos los Derechos Reservados