La búsqueda de la perfección, el temor a la vejez, la preocupación por la estética pueden ser algunos de los motivos que llevan a hombres y mujeres a acercarse a una medicina que contribuya con mejorar su apariencia real.
En la Argentina se efectúan por año alrededor de 300.000 procedimientos de intervención estética, quirúrgicas o no. Este número, supera a los datos que se conocen en países como Francia, Canadá o Gran Bretaña.
Estos antecedentes, son estimaciones de los organizadores del Congreso Internacional de Cirugía y Medicina Cosmética que se celebrará entre el 1º y el 3 septiembre en Buenos Aires. Cabe destacar, que las estadísticas que se presentarán en ese encuentro, revelaron que la cantidad de especialistas en estética en Argentina sólo es superada en América por Brasil y México, con la particularidad de contar además con un alto nivel profesional.
En este contexto, los expertos destacan la tendencia a tratamientos mínimamente invasivos, que en la mayoría de los casos reemplazan al lifting y permiten una rápida recuperación de los pacientes. Se prioriza el uso de toxina botulínica (que debe ser reinyectada cada varios meses) en combinación con “hilos tensores”, en reemplazo de las cirugías convencionales. Los entendidos también advierten sobre la proliferación de sustancias no admitidas por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT), que en muchos casos se comercializan por Internet. Sin embargo, aunque esto parezca un trámite sencillo, la simple compra de un relleno de glúteos puede llevar a la muerte.
El rol de los hombres El especialista Julio Ferreira, quien presidirá el congreso médico internacional, sostuvo que "la excelencia en cirugía estética de Argentina es producto de varios factores y entre ellos, está indudablemente la efectividad de los procedimientos". Ferreira añadió que "también son importantes los parámetros con los que se garantiza la seguridad del paciente y que los cirujanos argentinos tienen una de las mejores formaciones del mundo". En ese sentido, destacó que "la exigencia del público local es muy alta y los profesionales del área trabajan con los mayores estándares mundiales, para corresponder a esa demanda que coloca al país en un lugar de liderazgo mundial".
Por su parte, el cirujano plástico Guillermo Galgano, miembro titular de la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica (SACP), sostuvo que "en realidad, hoy casi todas las ramas de la medicina deben contemplar la estética". Señaló que "en cualquier operación, ya sea una cesárea o una cirugía mayor del tórax, nunca es un tema menor la necesidad de dar el mejor resultado estético posible al paciente". Por eso, en el encuentro también se presentarán nuevos conocimientos, actualizaciones de procedimientos, técnicas médicas y quirúrgicas en el marco de intercambio internacional al máximo nivel científico.
Adriana Ponti, médica y secretaria general del congreso de estética, explicó que "tanto el médico como el esteticista trabajan con la estética, pero la diferencia es que el médico es el único que puede aplicar tratamientos que sean invasivos". Ponti aclaró que "mientras que las especialidades no médicas en estética son las que mejor dominan los tratamientos que no tienen invasividad sobre el cuerpo, para las otras aplicaciones como la toxina botulínica o cualquier tratamiento de la piel con láser corresponde recurrir a la órbita exclusiva del médico".
Las NO invasivas Aplicaciones como el bótox y técnicas como la mesoterapia, más económicas e indoloras, superan a las cirugías plásticas. Para los profesionales, estas prácticas deben ser supervisadas por facultativos y no realizadas por esteticistas. Los tratamientos estéticos no quirúrgicos o mini invasivos son los más elegidos por considerarse rápidos, baratos, e indoloros. Entre ellos los más populares son la aplicación de toxina botulínica (bótox) y los materiales de relleno como el ácido hialurónico, hasta la mesoterapia, y ultracavitación. Se usan para combatir celulitis, borrar líneas de expresión, bajar de peso o simplemente rejuvenecer.
Jorge Patané, jefe del Servicio de Cirugía Plástica del Hospital Fernández, aseguró que el problema en cuestión son los abusos, aquí y en todo el mundo. Si el que realiza el procedimiento es un profesional, la gente debe quedarse tranquila de que no afectará su salud. En el país, las técnicas no quirúrgicas sostienen y aumentan su demanda desde hace más de diez años y si bien fueron aprobadas por el Ministerio de Salud de la Nación y la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología (ANMAT), los médicos aseguran que falta control con respecto a quiénes las realizan.
Según fuentes de la Dirección de Registro, Fiscalización y Sanidad en Fronteras dependiente del Ministerio de Salud, informaron que “no hay norma específica que hable sobre el uso de procedimientos mínimamente invasivos”, pero sí existe la ley de medicina que explicita que toda actividad referente a la salud tiene que ser aplicada por un profesional de salud. “Esto no quita que otras personas puedan hacer cursos dictados por el Ministerio de Educación y que luego trabajen en centros respaldados por un médico”, y agregaron que las inspecciones en centros médicos y de estética “para confirmar que haya un médico responsable de estos procedimientos son permanentes”.
Jóvenes y cambios faciales Según Ricardo Hoogstra Jefe de Cirugía plástica del Htal. Penna, la gente no quiere operarse, y si le puede escapar al quirófano y obtener resultados satisfactorios, no duda en optar por las técnicas no invasivas. Esta tendencia se instaló con fuerza en Europa y en los Estados Unidos, donde la demanda creció un 800% en diez años.
Si las décadas de los ’80 y ’90 fueron las de mayor avance en técnicas quirúrgicas agresivas, la evolución posterior de los casos tratados en esa época propiciaron una evolución hacia técnicas más suaves, dándose cada vez mayor importancia a los resultados que consiguen cambios sutiles y proporcionados a cada paciente. Hace 15 años, se pretendía modificar los signos del envejecimiento a edades tardías, entre los 60 y los 65 años, intentando que los tejidos volvieran a su posición anterior de manera drástica.
En la actualidad, se percibe un incremento de pacientes cada vez más jóvenes que han crecido en una sociedad que aprecia el cuidado y la salud del cuerpo y buscan cambios faciales más sutiles, que mantengan la fisonomía, la expresividad y la mímica completa del rostro, retrotrayéndolo a lo que era hace unos años. Es por ello, que acompañando los cambios y tendencias que hacen al aspecto físico, es necesario tomar una actitud conciente y responsables sobre las decisiones que se tomen a la hora de acercarse tanto a un quirófano, un bisturí o las inyecciones que luego se traducirán en términos de belleza, juventud y satisfacción personal.
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