Frente a Costa Rica los cambios que realizó fueron los lógicos. Rompió el triple “5”, puso a Di María e Higuaín por Lavezi y Tevez (“el jugador del pueblo”). Incluyó a Agüero desde el arranque y retrasó a Messi, quien se sintió más cómodo recostado por el sector derecho y tener opciones de pase.
Argentina debía ganar y ganó. Fue un desahogo. No importaba como tenía que lograrlo. Porque lo que importa es el resultado y una eliminación en primera ronda hubiera sido una catástrofe.
Hasta acá es una Copa América donde los favoritos no brillaron. Y hubieron selecciones que tuvieron su partido de gloria como Bolivia que estuvo a un mano a mano resuelto por Romero de dar el batacazo y ganarle al conjunto del “Checho” Batista.
Pero cuidado. Tanto en ese partido como ante Colombia el arquero albiceleste fue la figura. Costa Rica fue un rival llenó de limitaciones, inexperto en este tipo de competiciones, que hasta tuvo a un futbolista amateur como titular (Francisco Calvo, 18 años).
Será fundamental no confundirse. Los rivales a partir de ahora serán mejores. Habrá que realizar una autocrítica. Corregir errores. Como los foules a destiempo realizados por Milito, Mascherano. Los pases entre líneas puestos entre los centrales. Tener más finalización de jugada por parte de los laterales como Zabaleta y Zanetti y ser más contundente en el área rival.
Párrafo aparte para Lionel Messi. Mucha polémica se había generado por su rendimiento. Para quien les escribe aún está en deuda con la Selección. Y no está mal que reciba críticas. Para eso está el periodismo. Si juega bien como casi siempre lo hace se lo reconocerá.
Pero si no tiene buenos partidos también. No es intocable. Es cierto que quizás no brilló como en Barcelona porque los técnicos que tuvo, Maradona y Batista, no lo rodearon con jugadores como Xabi e Iniesta. Sin dudas cuando termine está Copa América se sabrá cual será la relación de Messi con la gente en el futuro. Para bien o para mal.
Por lo pronto Argentina está en cuartos de final. Batista debía cambiar y cambió a tiempo porque como tituló el diario El País de España “Batista conduce el Titanic al Iceberg”. Por ahora logró dar un golpe de timón y esquivarlo. Pero tendrá que no confiarse. Las aguas todavía no están calmas
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