(GEI) –El lunes se cumplieron 35 años de la Masacre de San Patricio, en la que fueron asesinados tres curas palotinos y dos seminaristas, pero este hecho, tal vez el más sangriento, no es el único que enlutó a la Iglesia Católica durante el terrorismo de Estado en la Argentina.
Los asesinatos del sacerdote Carlos Mujica en 1974, a manos de la Triple A, y de los obispos de La Rioja, Enrique Angelelli, y de San Nicolás, Carlos Ponce de León, son algunos ejemplos de religiosos enrolados en la defensa de los derechos humanos que fueron asesinados por defender sus ideas.
Según el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos, al menos dieciocho sacerdotes fueron asesinados o figuran como desaparecidos; otros diez curas estuvieron presos en la dictadura; y treinta fueron secuestrados y derivados a los centros clandestinos de detención y luego liberados.
Asimismo, once seminaristas fueron asesinados o figuran como desaparecidos, y se cree que son más de medio centenar los católicos laicos víctimas de la represión ilegal. El primer religioso asesinado fue el padre Carlos Mujica quien fue ametrallado el 11 de mayo de 1974 en la ciudad de Buenos Aires, cuando la Triple A realizaba la persecución para eliminar a la "guerrilla".
Uno de los casos que tomó más trascendencia a nivel internacional fue el de las monjas francesas de las Misiones Extranjeras, Alice Domon y Léonie Duquet, cuya desaparición ocurrió en diciembre de 1977, junto a denominado grupo de la Iglesia de la Santa Cruz que integraban las fundadoras de Madres de Plaza de Mayo.
Los religiosos palotinos Alfredo Leaden, Alfredo Kelly y Pedro Duffau, y los seminaristas Salvador Barbeito y Emilio Barletti, fueron asesinados en la madrugada del 4 de julio de 1976 por un grupo de tareas que ingresó por la fuerza a la iglesia de San Patricio, en el barrio de Belgrano.
Los religiosos fueron sorprendidos mientras dormían, atados y golpeados y luego ejecutados por la espalda.
Unas horas más tarde, un hombre que cada domingo tocaba el órgano durante la misa halló los cadáveres acribillados -algunos habían recibido más de 60 balazos- junto a la leyenda "Esto les pasa por envenenar la mente de la juventud".
La "Masacre de San Patricio" nunca fue esclarecida, aunque algunos testigos coincidieron en que los autores pertenecían a un grupo de tareas de la ESMA, el principal centro de detención y torturas de la dictadura.
Hasta el momento, el único miembro de la Iglesia que fue sentenciado por violaciones a los derechos humanos fue el ex capellán de la policía bonaerense, Christian Von Wernich, y desde la semana pasada Monseñor Oscar Justo Laguna, el primer jerarca católico que es procesado en una causa de Derechos Humanos, por el presunto encubrimiento del asesinato del Obispo de San Nicolás, Carlos Ponce de León.
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