Hoy nuestros científicos cuentan con un clima favorable para trabajar. Desde el Gobierno hay una conciencia de que para poder progresar y ser independientes es necesario producir nuestra propia ciencia. Eso se nota fuertemente con el incremento de los presupuestos y en la creación del Ministerio de Ciencia e Innovación Productiva.
Todavía hay mucho camino por recorrer. Pero ya desde la época del propio Néstor Kirchner, cuando el ministerio todavía no existía, las nuevas políticas en el rubro eran evidentes. Previamente, los científicos argentinos habían debido soportar maltratos y ataques insultantes. Claro que, al mismo tiempo, lograron mantenerse vivitos y coleando, lo cual también es muy significativo. Afortunadamente, hoy tienen un contexto muy distinto para desarrollarse e incluso vuelven muchos que se habían radicado en el exterior.
El satélite argentino SAC-D Fui un testigo privilegiado de un acontecimiento que para la Argentina es muy significativo. Estamos entre los doce países del mundo que pueden producir satélites con estas características tecnológicas y un porte de casi una tonelada y media. La Nasa, por supuesto, puede fabricar estos satélites, no necesita de nosotros. Sin embargo, decidió hacer este proyecto conjunto. No es que los argentinos fueron contratados y seguían las direcciones que tomaba la gente de la Nasa: discutían como pares. Esto es un episodio muy importante para la historia de la ciencia argentina y no es la primera vez que sucede. La gente del INVAP y todos los que participaron ya habían hecho otros satélites, pero ninguno de este porte. Es un acontecimiento muy particular que pone a la ciencia argentina en un lugar muy privilegiado.
Ninguneo A mí me sorprendió que Clarín, Canal 13, Radio Mitre y todos los medios que forman parte de ese conglomerado, posiblemente el más influyente de la Argentina, no hubieran mandado un periodista a cubrir este acontecimiento tan significativo. Ellos lo mostraron porque fue un hecho que le rompió los ojos a todo el mundo. Pero no haber tenido un periodista propio desentonó con lo que habitualmente Clarín les propone a sus lectores. La Nación y Página/12 sí tenían a sus representantes. Es raro que no hubiera habido un periodista del grupo más grande del país. Es una lectura mía. Pero… ¿por qué tengo que tener razón? Lo que digo es que me sorprendió.
Científicos argentinos Antes de ser presidenta, Cristina me pidió, a través de Daniel Filmus, y por una iniciativa que también incluyó a Kirchner, que organizáramos una reunión en Nueva York con los científicos argentinos más destacados que estaban en la zona. Esto se hizo en 2007, antes de las elecciones. Finalmente, yo le sugerí a la embajada casi todos los nombres. Fue una reunión pública. Cuando estábamos todos reunidos dije que si la convocatoria era sólo para la foto, mejor que la hiciéramos rápido.
Y Cristina me respondió: “Yo te dije a vos que no vine acá a sacarme una foto”. Ella participó muy activamente del encuentro y ese día le presenté a Lino Barañao. Después creó el Ministerio de Ciencia e Innovación Productiva y lo nombró al frente. Cuando Lino me llamó para contarme me pasó un mensaje de la Presidenta: “Decile a Adrián que se dé cuenta que no había sido para la foto”. Más allá de la anécdota, tanto Cristina como Néstor tenían claro que hay que apuntar al desarrollo y no sólo al de la soja, que por supuesto no tiene nada de malo, claro.
Políticas de Estado Hoy, la ciencia y la inversión en tecnología están en la agenda con un lugar de privilegio. El siguiente paso debe ser establecer políticas de Estado. Primero tenemos que decidir qué país queremos ser. Dónde pretendemos apuntar. Podemos apostar a la nanotecnología, a la biónica, a la biotecnología, a la generación de software y/o a la biogenética, por citar apenas algunos ejemplos. Tenemos que organizar prioridades, coordinar esfuerzos. Para asumir políticas de Estado hacen falta muchas voluntades. Pero las cosas no se hacen de un día para el otro.
Hay que cuidar y estimular el capital que tenemos. El lanzamiento del satélite argentino no es algo que empezó hace unas semanas. La Argentina ya le vendió un reactor nuclear a Australia y Cristina no era la presidenta y Kirchner tampoco. No es que de pronto apareció el INVAP. Pero esta empresa ahora tiene mejores condiciones de trabajo porque el país invierte más y mejor en ciencia. Debemos seguir exigiéndonos e ir más allá.
La ciencia y la gente Cuanto más acceso haya, cuantas más formas se encuentren de comunicarle a la gente cuánto y dónde la ciencia puede beneficiarla, mejor. El desafío es generar los vasos comunicantes, mostrar que la ciencia está en todas partes y la necesidad que tenemos de ella en la vida cotidiana. La ciencia como herramienta para resolver problemas: no como un ente abstracto. Hubo un tiempo en el que los científicos se sentían parte de una elite. Hay que terminar con esto. La ciencia está hecha para todo el mundo. Por supuesto que hay gente que tiene más capacidades, más destreza para hacer algo, pero todos los esfuerzos son valiosos y hay que saber aprovecharlos.
Por entonces, ni yo ni casi nadie hubiera podido pensar que se podían vender tantos libros de matemáticas, ni generar distintos programas de televisión de ciencia. Pero lo que más me emociona, en realidad, es vivir este momento de la Argentina, que por supuesto es perfectible, pero que transita por muchas de las cosas que tienen que ver con lo que yo pretendo para mi país.
|