De Mendiguren se pronunció por una Argentina con “un sistema financiero al servicio de la producción, un Estado moderno e inteligente, empresarios responsables y creativos, trabajadores con empleos de calidad y salarios elevados y dirigentes que sepan articular reivindicaciones a través del diálogo”.
El titular de la Unión Industrial Argentina (UIA) fue el último expositor del país ante el plenario de la Conferencia, ocasión en la cual subrayó su convencimiento en “el dialogo tripartito y no en la confrontación”, y puntualizó que “la Argentina es un país industrial y posee una elevada potencialidad productiva y tecnológica”.
De Mendiguren reseñó que la crisis de 2008 “no fue para el país una novedad”, y exaltó que para superarla “una vez más se recurrió al esfuerzo compartido del Gobierno, los trabajadores y los empresarios, por lo que pudo ser enfrentada de manera airosa”.
“La memoria del director general, Juan Somavía, aludió al impacto de la crisis financiera sobre la economía real y propuso ciertas vías para diseñar una estrategia a futuro. Pensamos que no existe una solución única, sino que cada país tiene su propia realidad y, sobre esa base, debe elaborar la iniciativa adecuada para sus necesidades. Es allí donde radican los esfuerzos y desafíos”, afirmó.
El empresario argentino añadió que durante la crisis fue primordial, esencial e insustituible “el rol del Estado”, sobre todo cuando “las consecuencias adquirieron una magnitud como la observada en la reciente crisis internacional o en la ya aludida situación argentina de hace una década”.
Argumentó que también resulta fundamental “la actuación del Estado para potenciar la iniciativa privada y el espíritu emprendedor, y para ayudar con políticas activas a la creación de empresas y empleo, lo que no significa una lógica de sustitución sino de cooperación para su desarrollo”.
“En segundo lugar, es indiscutible que el rol de Estado en el fortalecimiento de las redes de protección para ayudar a quienes no tienen trabajo es importantísimo. Hay que asistirlos y reentrenarlos laboralmente para las nuevas realidades productivas que se presentarán al emerger de la crisis, lo que requiere una combinación de medidas macroeconómicas y sociales”, opinó.
En su discurso, De Mendiguren subrayó que esas determinaciones deben conjugarse “no sólo para abandonar las crisis sino también y, de manera primordial, para convertir la recuperación en crecimiento que, luego, es preciso transformar en desarrollo sostenible”.
“Todo esto configuran componentes sustantivos de la visión y el compromiso empresario, que cree en una economía de producción y no de especulación”, sentenció el industrial.
Del mismo modo, puntualizó ante el plenario que desde la UIA “se promueve el diálogo tripartito entre trabajadores, empresarios y Gobierno sobre la base de objetivos concretos”, y enfatizó “la necesidad de que compañías sustentables y trabajo decente sean compatibles, como así también la creación de empresas y la generación de empleo, productividad y competitividad”.
“No creemos en la lógica de la confrontación y reconocemos el rol de los sindicatos, por lo que esperamos de ellos igual responsabilidad que la que le cabe a los empresarios. El derecho de huelga es una instancia legítima e inajenable para cualquier democracia madura, pero no justificamos el conflicto por el conflicto mismo ni los abusos que pueden convertirlo en ilegal”, continuó De Mendiguren.
El empresario juzgó que en la Argentina es preciso superar aún “importantes dilemas, como el del capital y el trabajo, es decir, la falsa dicotomía que procura dividir a empresarios y trabajadores” y agregó que “sin salario no hay mercado y, sin mercado, no hay inversión de calidad que pueda transformar la matriz productiva”.
De Mendiguren indicó que tampoco es posible soslayar que “el salario es también un costo de producción, particularmente para aquellos sectores intensivos en mano de obra, por lo que se debe fortalecer el círculo virtuoso entre ingresos, productividad, innovación, mercado interno e inversión”.
“En la Argentina, hoy más que nunca, hay que concertar mediante el diálogo tripartito pautas distributivas con objetivos concretos, que compatibilicen la inversión con la redistribución.
Construyendo más que confrontando, junto al Gobierno y los trabajadores, seremos capaces de transformar la matriz productiva y social para incursionar en la senda del desarrollo”, concluyó.
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