La destrucción se realizó en la planta de tratamiento de residuos TriEco, ubicada en Dock Sud, provincia de Buenos Aires. Los anteojos de sol destruidos invocaban desde sus inscripciones marcas como adidas, Dolce & Gabbana, CQC, Nike, Puma y Reebok. En todos los casos se trataba de mercadería falsa sujeta a prohibición económica. En el caso de las gafas correctoras, se trataba de mercadería cuyo origen y fabricante no fueron declarados y se desconocían, por lo que representaba un potencial riesgo de uso para la población, con lo cual su comercialización se encuentra prohibida. Por su parte, los 1.000 kilos de juguetes destruidos contenían sustancias tóxicas por lo que representaban un riesgo potencial para la salud. Además se trataba de imitaciones de las marcas de Disney y Hello Kitty. En tanto que los 4.300 termos habían sido fabricados con aceros no aptos para contacto con alimentos y presentaban, además, impurezas totales en su composición (cobre, plomo, arsénico, entre otras), con capacidad de producir daño al sistema nervioso central y al sistema inmune. Las sustancias tóxicas estaban presentes en mayor proporción que la admitida por la Resolución GMC N° 46/06 MERCOSUR y el Código Alimentario Nacional. El procedimiento de destrucción lo encabezó la directora general de Aduanas, Siomara Ayerán. También asistieron Carlos Bender, de la Cámara Argentina de Fabricantes de Vidrio, Juan Martín Minorini Lima, vicepresidente de la Asociación Argentina de Lucha contra la Piratería; Hernán María D’Urso, representante de Dolce & Gabbana; entre otros. El administrador federal de Ingresos Públicos, Ricardo Echegaray, afirmó que “la mercadería destruida hoy aquí podía producir daños a la salud de la población, además de atentar contra la industria nacional y los puestos de trabajo.” Y destacó que la destrucción de los artículos secuestrados representa “un eslabón más dentro de un circuito de controles que realiza el Estado para proteger a los habitantes y el mercado argentino”. Por su parte, Ayerán, explicó que “si esta mercadería se hubiera comercializado “la industria nacional se hubiese visto seriamente afectada, y se habría originado una competencia desleal con afectación inclusive de los puestos de trabajo”. El apoderado de la Cámara Argentina de Fabricantes de Vidrio, Carlos Bender, evaluó que “a simple vista no surge si los termos son o no aptos para estar en contacto con alimentos. Pero los análisis de laboratorio indicaron que estaban hechos con materiales que no se corresponden con ninguna clasificación internacional de acero, con lo cual la materia prima es lo que comúnmente se llama ‘chatarra’ y es tóxico; altamente nocivo y peligroso para la salud.” Y consideró que “debería alertarse a la población sobre el uso de estos productos que no cumplen con las normas del Código Alimentario Argentino.” Por su parte, el vicepresidente de la Asociación Civil Argentina Antipiratería (ACAA), Juan Martín Minorini Lima, destacó que “este es el resultado de la lucha que encara la AFIP, con Ricardo Echegaray a la cabeza, en sinergia con las empresas y haciendo cumplir la ley. Es un avance pero se trata de un camino largo que hay que recorrer en conjunto entre las empresas privadas y el Estado. Sirve para luchar contra la evasión, el trabajo esclavo, la falsificación de marcas y el contrabando”. El gerente de Legales de Clarke Modet & Co., apoderados de la firma Dolce & Gabbana, Hernán María D’Urso, afirmó: “La batalla contra la piratería es muy difícil y estos operativos de la AFIP son muy importantes; el funcionario aduanero está en la primera línea y es allí donde existen mayores posibilidades de frenar el ingreso de esta mercadería”. La Justicia procesó a dos colchoneros acusados de evasión tributaria agravada El Juzgado Nacional en lo Penal Tributario N°1 procesó a los fabricantes de colchones José Eduardo Vázquez Estévez y Juan José Orrijolo por presunta evasión tributaria agravada, luego de que una investigación de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) detectara que ambos conformaron un entramado de empresas para evadir impuestos.
Los acusados, titulares de “La Ganga SA”, diseñaron un grupo de empresas, -algunas de las cuales eran de testaferros- para engañar al fisco. Ninguna de las firmas declaraba saldos impositivos a pagarle a la AFIP, amparándose en que una empresa (sin actividad real) generaba créditos fiscales a la otra.
Luego de la investigación y los allanamientos, la AFIP determinó que el grupo económico conformado por Casual Sax SA, La fábrica del colchón SA, Fasax SA, Sport Sax SA, Sistemas Satelitales SA, Blue Sand SA y La Ganga SA, evadió más de tres millones de pesos en impuestos, lo que pone a los procesados dentro de la figura de evasión tributaria agravada y tiene una condena de cumplimiento efectivo.
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