Sin las lámparas incandescentes en las góndolas locales los hogares estarán obligados a optar por alternativas. En el mercado se consiguen las fluorescentes compactas (conocidas como “de bajo consumo”), las más modernas basadas en diodos emisores de luz (LED) y las incandescentes halógenas (de las alternativas, éstas son las más parecidas a las incandescentes tradicionales).
Todas estas nuevas lámparas tienen una vida útil que va del doble a 50 veces más que las incandescentes, son capaces de cubrir con solvencia diferentes necesidades lumínicas y con ellas se reducirá entre un 30% y un 70% del consumo de energía destinado a iluminación (que a su vez representa alrededor de un tercio del gasto de electricidad de un hogar ).
Sin embargo, aunque permitirán, a largo plazo, un ahorro significativo en los gastos del usuario, también es cierto que todas las lámparas alternativas tienen un precio notablemente más alto que las tradicionales, lo que podría significar un problema para buena parte de la población.
Según datos del Programa Nacional de Uso Racional de Energía Eléctrica (Pronuree) se han reemplazado más de 24 millones de lámparas incandescentes por otras tantas de bajo consumo en 2.170 localidades todo el país, y que esta acción continúa. Para cambiar lámparas, “los usuarios deben contactarse con su municipio, con su distribuidora eléctrica o con las diferentes asociaciones de defensa del consumidor”, indicaron desde el Pronuree.(dib).
|