Lo demuestra también en la Copa Libertadores, donde está en semifinales. Sabe que quiere y a que juega. No hay un once titular definido ya que los recambios se adaptan perfectamente a lo que pretende su entrenador, Ricardo Gareca. Es cierto que sacó una luz de ventaja con Godoy Cruz por la pésima noche de Saúl Laverni que no convalidó un gol legitimo de Villar y un penal que se vio desde Mendoza y en consecuencia no dirigirá más al menos hasta el próximo torneo en Primera División.
Pero los de Liniers son los más regulares y se encaminan para el título y porque no con la ilusión de conseguir el doblete con la máxima competencia continental de clubes. Pero todos los ojos no están puestos en quién será campeón sino que apuntan a la lucha por los promedios. Y eso se debe a que River cayó en Promoción. Y otra vez Carrizo cometió un error que lo privó al “millonario” de una victoria.
En la semana fue debate si Carrizo está para continuar defendiendo los 3 palos. Muchos lo crucificaron por errores contra Estudiantes, Quilmes, ir a cabecear frente a All Boys y el gol en contra nada más y nada menos que ante Boca y lo sucedido el último domingo con San Lorenzo. Que derivó en la reacción del arquero con Ubaldo Fillol que no soportó el desplante y decidió renunciar al cargo de ayudante de J.J López. A mi entender determinación exagerada más con todo lo que se está jugando River en estos momentos. Otros en su momento defendieron a J. P por sus buenas actuaciones frente a Racing, Independiente, Arsenal entre otros equipos que hicieron que River ganara puntos. Ni ángel ni demonio.
Ni mejor arquero de la historia ni el peor de los últimos tiempos. Hay que buscar un equilibrio. Y Carrizo en la actualidad divide al hincha. Y no duda en gambetear a Romagnoli y casi perder la pelota que hubiera significado la tercera derrota consecutiva. Inconciencia sí, personalidad también. Ahora River se juega una parada difícil en Bahía frente a Olimpo. Igualmente sabe también que sus rivales para zafar de todo son Arsenal y Tigre que dividen en forma igual.
La mancha negra otra vez fue la violencia y el no saber perder de los ímbeciles. Esta vez fueron los de Huracán que obligaron a suspender el partido contra Estudiantes. Mañana serán otros. Porque todavía la mayoría no entendió que el fútbol es un juego.
Quedan doce puntos en juego y los dos frentes están abiertos. Arriba y abajo. Y quizás el final todavía nos depare una sorpresa.
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