En el comunicado, Copla advierte que “la SIP se proclama como una institución desinteresada” en defender la libertad de prensa, pero se trata de “un nucleamiento patronal” de medios gráficos, que tiene como objetivo central “la defensa corporativa de los intereses económicos y políticos de las empresas privadas que la integran”, dice el pronunciamiento de Copla.
La entidad señala que la presencia de la SIP en la Argentina, a pocos meses de las elecciones de octubre, está en sintonía “con la intención de Clarín y La Nación de instalar los supuestos ataques a la libertad de prensa” como uno de los ejes de la campaña electoral, y “alimentar sus alicaídas esperanzas de poner fin al modelo político que conduce la presidenta Cristina Fernández de Kirchner”.
Luego, Copla hace una reseña de las posiciones de la SIP a lo largo de su historia, convalidando las “dictaduras latinoamericanas” y alentando “golpes de estado en colaboración con la CIA”, hasta llegar a abril de 2011, cuando acusó al gobierno nacional de llevar a cabo “campañas de desprestigio en contra de la prensa”.
Sin embargo, sigue el comunicado de Copla, la SIP “no dijo nada acerca del silenciamiento de los periodistas que no concuerdan con la línea política del monopolio, ni sobre las persecuciones a los trabajadores que pretenden sindicalizarse, no hay menciones a los despidos de delegados”.
Copla finaliza diciendo, “tampoco menciona la censura que ejerce Cablevisión sobre las señales Paka-Paka, Telesur e INCAA TV. Nada de esto preocupa a la SIP, lo único que la desvela es preservar los intereses de los monopolios comunicacionales”.
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