Crónica de una decisión anunciada, la confirmación de que Mauricio Macri finalmente jugará sus chances en Capital Federal galvanizó aún más las chances del armado que radicales y denarvaístas vienen negociando para la provincia de Buenos Aires con el objetivo de transformarse en la principal oposición a Daniel Scioli.
Dos datos, uno ya público y otro menos difundido, ilustran el avance de esas conversaciones. El primero, es el rechazo de De Narváez a la propuesta de Macri para unificar fuerzas y, en conjunto, discutir con los radicales desde una posición mejorada. Amén de otras elucubraciones, el manual más básico aporta la explicación: ¿por qué habría De Narváez de modificar una estrategia que, según entiende, lo puso a las puertas de alcanzar un objetivo codiciado.
El segundo dato es por ahora provisorio, aunque fue respaldado a DIB por altas fuentes de Unión Celeste y Blanco y la UCR: Ricardo Alfonsín y De Narváez ya habrían hablado, a través de emisarios, de un paso importante en su eventual armado, que consiste en ceder al radicalismo espacios amplios en los niveles seccionales y, sobre todo, distritales. A nivel de las comunas, la idea es que todos los intendentes radicales que busquen la reelección puedan hacerlo. Se impondría así una tónica que se extenderá por la geografía provincial:
miembros de un aparato muy aceitado a nivel local, la mayoría de esas postulaciones quedarían para la UCR, salvo en algunos casos, excepcionales en términos generales, como La Plata, donde está casi cerrada la candidatura del denarvaísta Gonzalo Atanasof.
De la mano de esa novedad, despunta otra, de impacto: dirigentes de UCyB confirmaron a DIB que De Narváez está convencido de que podrá elegir a su compañero de fórmula, lo cual no sería más que una
(esperable) aspiración si no fuese porque la cuestión comienza a ser admitida por fuentes del radicalismo.
Opuesta al sentido común frentista, que pasaría por un binomio combinado, quienes defiende esa posibilidad hablan de la inexistencia en el mapa partidario radical de dirigentes que estén en trance serio de competir por el lugar de marras y ensayan argumentaciones políticas para sostenerlo: no es descabellado pensar en un frente con fórmula radical en el orden nacional y peronista o filo peronista en la provincia, porque eso favorecería la gobernabilidad, dicen.
Ese plan asume que un acuerdo entre macrismo y radicalismo no implique compartir fórmula nacional. Esta semana se habló, en esa línea, de un intento de colocar a Gabriela Michetti como postulante a vice. El alfonsinismo frunce, mucho, el seño. Y el macrismo, según dijo a esta agencia un dirigente de ese sector, no ve apetecible pero remoto, muy.
Tenemos que explorar más la opción Solá y ver que va a hacer Duhalde, dijo esa fuente, sólo un rato después del lanzamiento porteño de su jefe. Incluso habló de la posibilidad de que los dos dirigentes peronistas opositores definan entre sí en una interna para luego amalgamarse con los macristas. Como fuere, esa segunda opción parece más viable, hoy, que el cierre nacional con la UCR, lo que le da al plan bonaerense factibilidad adicional.
HILOS SUELTOS
El acuerdo entre De Narváez y Alfonsín es a lista única, lo que, sumado a su rígida (o coherente, según quién la describa) posición ideológica, tiene a Margarita Stolbizer con un pie fuera del Frente Progresista que tal vez nunca llegue a nacer. Ella y los suyos reafirmaron esta semana que se oponen al acuerdo y quedaron a un paso de dar el portazo. Plantean varias opciones para esa salida: una candidatura testimonial de Margarita o un acuerdo con Hermes Binner, y se ilusionan con sumar a Luis Juez y Fernando Pino Solanas.
Nada se resolverá antes del 22 de mayo: ahí se sabrá si el Gobernador hace un papel aceptable en la interna santafesina y si confirma su negativa a aliarse (aunque sea por propiedad transitiva) con De Narváez. Aunque tal vez todo quede definido el 4 de junio, fecha que se baraja para una convención radical que habilite el cierre con el colorado.
Otros declinaciones también se esperan: la de los peronistas que no se quieren bancar una alianza con los radicales: los casos de los senadores provinciales Alfredo Tati Meckievi y Julio Aseff sirven para ilustrar la cosa. Hay más: en GEN algún intendente ya avisó que no se inmolará.
Dicen que no es el único y que ni siquiera el operativo en marcha para volver a acercar a Margarita con Elisa Carrió los calma: además del improbable final feliz, el refugio que ofrecería tampoco asegura la continuidad de alcaldes o legisladores. Los macristas, por su parte, quedaron a la intemperie: apenas aspiran, por estas horas, a colocar a su principal referente bonaerense, Jorge Macri, en una lista municipal o, con suerte, en una legislativa.
Por eso, se prevé que las ambulancias que recojan a esos heridos también cruzarán sus caminos: radicales dispuestos a rescatar a margaritos, massistas que esperan con los brazos abiertos a los peronistas.
EL OTRO VICE
En el oficialismo, la acción también rondó a la categoría de vicegobernador. Una semana después de lanzada en firme la posibilidad, Cristina Alvarez Rodríguez parece ser la dirigente con más chances de ser elegida por Scioli para ser su compañera de fórmula, aunque no hay que borrar a Alberto Pérez de la lista. Abonan la posibilidad el perfil de la ministra: puede ser presentada como propia por el Gobernador y no enfrenta en principio el veto presidencial. En los despachos de La Plata cunde otra pregunta: cómo (o para quién) jugará Cristina si, al frente del senado, enfrenta una situación de tensión con la Casa Rosada, similar a la que le tocó padecer en algún momento a Alberto Balestrini. Disipar esa duda tal vez sea el último obstáculo que deba superar para ser la elegida.
Nada, vale aclararlo, está definido: Julián Domínguez, Florencio Randazzo siguen siendo, junto a otros con menos chances, opciones viables. Y la opción del tapado siempre se menciona. Pero, casi como una confirmación por la negativa, la opción de Alvarez Rodríguez que se sacó hoy una foto casi de campaña con Scioli en el aniversario de su tía abuela, Eva Perón, se potenció con la dura reacción del Ministro de Infraestructura, Baldomero Alvarez de Olivera, que amagó con irse, enojado por no ser el escogido y por el acoso al que lo somete el kirchnerismo ortodoxo (que se extiende, por cierto, a por lo menos dos despachos amigos del funcionario dentro del senado, en uno de los cuáles habita un dirigente tentado para refugiarse en el Gabinete provincial pero que prefiere el retiro).
Al calor de ese enojo se meneó un posible salto de Alvarez de Olivera a las tiendas del massismo. Improbable, pero revelador de algo: como en el caso de los denarvaístas, algunos peronistas ortodoxos expulsados del armado oficial podría recalar allí. El problema es que aún no se sabe qué hará finalmente el intendente de Tigre, que ha hecho del estiramiento de los plazos de definición y el cambio de planes nunca del todo confirmados toda una estrategia.
A su lado, dicen que, descartada la opción de la colectora propia, lo más probable es que compita contra Scioli por dentro del PJ. Pero Massa (con intención de voto relativamente baja todavía pero imagen muy alta, lo que eleva su techo posible, una perfil opuesto al de De Narváez, que tiene un piso alto pero le cuesta perforar cierta techo) escucha también a quienes le dicen que debe esquivar esa interna y dar batalla por la Gobernación directamente en octubre.
Claro que esta opción iría contra su intención de afianzarse como una opción peronista para el post 2015. Lo mismo que aceptar jugar su chance presidencial con el macrismo como aliado, sumado al peronismo opositor no denarvaísta, una especie que circuló, por descabellada que parezca. Toda una pintura del momento.
TRAS AMBULANCIAS
Las listas de adhesión son, o mejor, pueden ser, un refugio para quienes no logren integrar las solicitadas listas del oficialismo.
Algo de esto se barrunta en la Legislatura, más precisamente en el bloque de diputados del oficialismo. Allí, la diputada Alicia Sánchez, ya planteó diferencias con el armado en ciernes que, dijo, deja afuera a demasiados dirigentes sociales.
Asoma allí la posibilidad de que legisladores como Adriana Tolosa y Sandra Cruz terminen intentando la reelección de la mano de la lista de Martín Sabbatella. Podría tratarse de un camino que sigan no solo quienes busquen renovar mandato: como seguramente habrá después de octubre un bloque sabbatellista, ya hay quien prevé que diputados como Fernando Navarro y la propia Sánchez podrían dejar el bloque oficialista para sumarse a esa todavía eventual nueva bancada. (DIB)
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