En la noche más oscura que debió atravesar nuestro país, los Videla, los Viola, los Masera y los Galtieri, se creyeron “elegidos” y buscaron, secuestraron, mataron y tiraron al mar a todos aquellos que no tenían una línea de pensamiento “correcta”. Los padres, madres e hijos de aquellas victimas no tuvieron ni siquiera el consuelo de llorar la pérdida en sus tumbas.
El proceso militar, a todos esos “subversivos” hasta les negó el derecho a un juicio justo. La Argentina retrocedió décadas y todavía las sombras de aquella tragedia nos siguen enfriando el alma y parte de la sociedad quedó paralizada por el miedo.
El mundo no progreso. Treinta cuatro años después, la mayor potencia del mundo, Estados Unidos, entró a una país, buscó, mató, y tiró al mar al terrorista más odiado Osama bin Laden. El premio Nobel de La Paz, Barack Obama negó al terrorista, el derecho a un juicio justo, perdiendo un hecho de ejemplaridad para un convulsionado mundo que le cuesta entender donde está el bien y el mal.
En el mismo orden, podemos preguntarnos que diferencia existe entre lo ocurrido en Paquistán con un acto de justicia por “mano propia” en cualquier ciudad del mundo. La respuesta es: ninguna. Por otro lado, alguien con sentido común, puede pensar que el Gobierno de Estados Unidos (políticos, funcionarios de primer nivel, sicologos y sociologos) no sabían la resistencia y las dudas en la comunidad internacional iba a tener el operativo “Gerónimo”.
Tal vez utilizando una lógica perversa, el gobierno de Obama pensó que ellos se debían una lección ejemplificadota contra bin Laden, diciéndonos: nosotros podemos ingresar a tu país, secuestrarte, matarte, y tirar tu cuerpo al mar sin que nadie pueda oponerse. Cuanta razón tenía Ernesto Sábato “el ser humano no progreso”.
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