El Capellan de la Cárcel es el colonense Damián Vidano Miguel, de 60 años; Walter, de 25 y Leo, de 18, son los presos que coordinan el emprendiemiento, y Fabián, un liberado, es el encargado de distribuir la producción de hostias. "Dios se hace presente en la hostia y que ese pan salga de un lugar tan marginal como la cárcel es muy simbólico, esta labor tiene ese sentido religioso", dijo el capellán del penal número 3 de San Nicolás, Damián Vidano.
Graficó que "Jesús compartió la última cena con sus amigos y parte de esos amigos son estos excluídos (los presos), que se equivocaron, pero algún día tienen que volver a la sociedad que no los tiene que excluir".
La producción de hostias comenzó hace un año y se da en el marco de las actividades laborales que el Ministerio de Justicia y Seguridad impulsa en las cárceles bonaerenses.
Miguel, Walter y Leo fueron capacitados por monjas de la orden de las Carmelitas, quienes también instruyeron a los catequistas que visitan la cárcel y colaboran en el proceso de producción, que se realiza con un máquina española que funciona en los talleres del penal.
Vidano informó que "nos han solicitado hostias desde la Basílica de Luján, de parroquias de Venado Tuerto, Capital Federal, la villa 31 y también desde la Patagonia".
Para la tarea, los detenidos se colocan gorros, delantal y guantes y empiezan con el trabajo que es totalmente artesanal. Con harina y agua, pero con el cuidado de contar con la temperatura ideal, el proceso de la producción de hostias tiene varios pasos: hacer la masa, cocinarla, realizar las planchas, humedecerlas, tamizarlas, cortarlas y embolsarlas.
"Se hace una pasta con agua y harina, como si fuera un engrudo, y al llegar a la consistencia adecuada se la cocina y se hace una oblea, se la humedece y luego se corta cada hostia una por una; se deja airear, se pone nuevamente en en horno para secar, se las tamiza para quitarle las migas, se las pesa y embolsa", detalló el capellán.
La producción lleva varios días y quienes están a cargo de la coordinación, trabajan de lunes a viernes, de 8 a 15 hs. "Con la Semana Santa los pedidos de hostias se han incrementado e incluso hemos tenido que rechazar algunos pedidos", explicó el cura. Héctor Almirón, el director de la Unidad 3, dependiente del Servicio Penitenciario Bonaerense, explicó que "los internos trabajan unas seis horas diarias, y por esa actividad reciben un peculio".
"No obstante, lo más importante es que ellos se sienten muy bien con lo que hacen. Manifiestan respeto y agradecimiento por la oportunidad laboral que se les brinda en contexto de encierro", remarcó.
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