Los muchachos que habitualmente se acodan en el mostrador de madera durante largas horas -algunos hasta varios días- estuvieron mirando todo el día un canal de noticias, que pasó las 24 horas las mismas imágenes sobre la tragedia de Japón.
Los amigos del gaucho matrero entraron en pánico y por temor a una ola gigante en el lago municipal, prepararon bolsas de arena y las pusieron en la puerta de ingreso, se aprovisionaron de vino tinto, fernet y le pusieron tranca a las ventanas.
Lo más notorio es que subieron las bicicletas al techo y al grito de resistiremos el tsunami se parapetaron detrás del mostrador cerca de las botellas.
Por otro lado, «El Pirincho» al ver semejante paranoia recordó a algunos políticos colonenses cuando falta una semana para las elecciones y salen alocadamente a buscar votos por los barrios.
«El Pirincho» rápidamente salió del bar y se fue al Cementerio Municipal, para cumplir con el encargue de la Eulalia.
La mujer le había pedido que se fije si enterraron al primo que falleció en el año 2003, no vaya ser cosa que se haya momificado sin ser inhumado.
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