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02/03/2011
General Arenales

Ex Comisario prófugo por violar a su hija


Uno de los capítulos importantes en la historia reciente de la causa en la que se acusa de violación de una menor al ex comisario de la Policía Bonaerense Eduardo Osmar Ullúa, actualmente prófugo de la Justicia cuando iba a ser sometido a juicio oral y público, se escribió en Junín....


En octubre de 2004 fue denunciado por su ex pareja, Sonia Pagani, también policía, de haber abusado de su hija, entonces adolescente, durante los tres años en que convivieron juntos.


En mayo de 2005 se ordenó el arresto, aunque a fines de ese año se le otorgó el privilegio del arresto domiciliario. Lo vinieron a buscar a Junín, en momentos en que se desempeñaba como jefe de turno de la Departamental Noroeste y el titular de la repartición era comisario inspector Julio March. Ullúa residía en General Arenales.


Fue al tiempo en que el imputado esperaba ser designado como titular de una nueva área en vías de creación: la Unidad de Traslado de Detenidos, actualmente operativa.


A fines de 2005, después de ordenada la aprehensión sólo fue penado con arresto domiciliario, pero lo incumplió dando domicilios falsos, y tras la reanudación del proceso judicial no se presentó; está prófugo desde mediados de febrero.


El caso


Mientras cumplía servicio como sargento en una comisaría de la localidad bonaerense de Castelar, Sonia Pagani conoció al entonces subcomisario Eduardo Osmar Ullúa, quien se desempeñaba en una seccional de Paso del Rey. Tras dos años de noviazgo, la pareja decidió convivir, a principios del 2000, en una vivienda de Morón, junto a la hija de ella, que tenía 13 años.


Su ex pareja lo denunció por someter a sucesivas vejaciones durante los tres años de vivir en el mismo domicilio.“La golpeaba, la ataba y encima la vejaba”, acusó Sonia Pagani, quien desconocía lo que padecía su hija por parte de su compañero.


Según el relato de la mujer, el imputado se paseaba desnudo delante de jóvenes y luego las abusaba mientras miraba películas pornográficas.


Sin embargo, a fines de 2003, Pagani ya no soportaba la relación ante las constantes agresiones verbales que recibía de Ullúa. “En el último tiempo a mí me ponía muy nerviosa. Cuando la nena se resistió soportar más ese acoso, esa tortura, comenzó a agarrársela conmigo y me insultaba por cualquier cosa”, recordó.


Además, la mujer reconoció que la sedaba para abusar de su hija mientras ella dormía. “El tipo me empastillaba para que me duerma y al otro día estaba muy cansada, a mí me asombraba porque siempre me ofrecía un café”.


Pero la ruptura de la relación no lo detuvo para seguir acosando a su hijastra, dado que el entonces subcomisario de la Jefatura Departamental de Junín realizaba reiterados llamados telefónicos, en los que “me pedía hablar con mi hija, para asegurarse que no contara nada”, relató la madre de la joven.


Tras las sospechas del accionar de Ullúa, realizó la denuncia judicial en octubre de 2004 y en mayo siguiente el juez de turno ordenó la detención del acusado.


En diciembre de ese mismo año, el ya comisario recibió el beneficio del arresto domiciliario, que jamás cumplió porque presentó domicilios que no tenían veracidad alguna.


En 2005, Ullúa fue desafectado de la fuerza, pero lo paradójico es que a Pagani también la pasaron a disponibilidad.(DIB).


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