(GEI) - A partir de un decreto en 1976, dictado por la dictadura militar que gobernaba el país, sembrando el miedo y el horror en todo el territorio nacional, se ponía fin a los festejos de carnaval, una celebración popular que tienen sus orígenes en la antigüedad y una mística propia que se fue trasladando con el paso de las generaciones.
De esta manera se ponía coto a la alegría y la festividad en el pueblo, que vivaba al compás de las murgas, las comparsas, las carrozas y el candombe.
Pero en la vida todo vuelve. Por eso a través de un decreto del gobierno nacional se reglamentó que el 7 y 8 de marzo de 2011 sean feriados nacionales, conmemorando una festividad que tiene historia y mucho para dar. Su historia El carnaval es una de las fiestas populares de mayor tradición en la historia de la humanidad. Algunos historiadores precisan que los primeros carnavales se desarrollaron hace más de cinco mil años, pasando luego la costumbre de la celebración a Egipto y al Imperio Romano, desde donde se difundió por toda Europa; celebración que luego fue traída a América por navegantes españoles y portugueses en época de colonización y conquista a partir del siglo XV.
En los países de tradición cristiana, la celebración fue adaptada como el paso previo a la cuaresma, festejándoselo tres miércoles antes del miércoles de Ceniza, que en el calendario cristiano da inicio a la cuaresma. En la Edad Media, cuando los países cristianos vivían la religión con singular rigor, la festividad carnavalera sobrevivió con sus juegos, banquetes y diversiones. La etapa admitía los excesos en la comida y en la bebida, como una forma de fortalecerse para enfrentar los rigores y las privaciones de la cuaresma. Con el devenir de los años, los carnavales se fueron instalando profundamente en la historia de la sociedad argentina e inclusive hay quienes que lo toman como una filosofía de vida, por todo lo que representa en la actualidad y porque lo que significó en otras épocas.
En Argentina tuvo su época de oro en cada región con particularidades diferentes. Juegos de agua, bailes populares y los disfraces fueron toda una marca indeleble para la celebración y la manifestación de festejo.
Hablar de carnaval puede remitir directamente a ciudades como Río, en Brasil o la propia Gualeguaychú, provincia de Entre Ríos, en nuestro país, aunque en el interior de la provincia de Buenos Aires hay historias carnavalescas que tienen su impronta propia y son dignas de ser contadas.
Más allá que el regreso de los feriados por carnaval ha generado una movilización inusitada en muchos municipios bonaerenses (se estima que más de 30 ciudades ya preparan actividades), Lincoln y 25 de Mayo pueden marcarse como dos de las grandes sedes del carnaval en territorio provincial. Energía para el alma
Viviana Luna es integrante de la comparsa Mirú Mirá, ganadora de los últimos carnavales de 25 de Mayo, ciudad bonaerense situada a 250 kilómetros de Buenos Aires. Desde hace mucho tiempo que participa de la celebración local y le cuenta a Informes que su intervención en la festividad tiene mucho que la herencia de sus antepasados. “Mis abuelos ya participaban del carnaval.
Es una celebración que junta a toda la familia. Para mí es una recarga de energía para el alma”, sintetiza Luna ante este medio con un dejo de emoción en sus palabras y reconoce que la vuelta de los carnavales al calendario oficial “fue un impulso importante para la fiesta”.
Orgullosa de sí y de “su carnaval autóctono” comenta que 25 de Mayo (cuenta con “el primer Corsódromo de la provincia” en el cual desfilan comparsas, carrozas y se realizan las infaltables batucadas, todo sea para condimentar los festejos.
Viviana detalló que este año, la celebración tiene lugar desde el segundo fin de semana de febrero hasta el primer sábado y domingo de marzo, cada comparsa que participa tiene aproximadamente 100 personas que están detrás de ellas y cada una representa una temática diferente.
La mística de representar a una comparsa no es cuestión de unos días, ya que según relata Luna a Informes, “comenzamos con todos los preparativos desde el mes de abril y nos lleva casi un año, pero es un trabajo que lo hacemos con gusto”.
La financiación con la que cuentan para montar la escenografía corre por cuenta de las instituciones locales sin fines de lucro más un aporte municipal.
Para la integrante de Mirú Mirá, más allá de lo que significa el carnaval para su espíritu, también manifiesta que los festejos movilizan a la economía local, ya que no sólo participa gente de la ciudad, sino también de la zona y hasta de provincias vecinas.
Como broche de oro es característico la actuación de un importante grupo musical (este año se presenta Miranda) y se elige a la reina del carnaval. (Más información en http://www.carnaval25demayo.com.ar/)
Una filosofía de vida Mariana Sanín es directora de una escuela de arte en Lincoln, una ciudad distante unos 320 kilómetros de capital Federal, y participa del “Carnavalincoln” desde antes de dar sus primeros pasos. “Nací con los carnavales, amo los carnavales. Para mí representan una filosofía de vida”. Así detalla Mariana ante Informes lo que representa el espíritu carnavalesco para ella.
Al igual Viviana Luna en 25 e Mayo, Sanín se siente orgullosa de los festejos de carnaval que se desarrollan en su ciudad, aunque aclara: “nosotros no competimos con nadie. Cada carnaval tiene su impronta”. Esta aclaración de Mariana pone de manifiesto otra de las esencias que tienen estas celebraciones, no es cuestión de compararse con otro, sino divertirse, disfrutar y llenar el alma de felicidad.
Mariana Santín le contó a este medio que el carnaval de Lincoln tiene su historia y nombró a Enrique Urcola como gran artífice de ello. Es que por 1928 este hombre fue el pionero en utilizar un método artesanal, preparado con engrudo y papel, conocido como “cartapesta” para dar origen a uno de los principales atractivos mecánicos que son la figura central del festejo: los “cabezudos”.
Por eso que “las carrozas son más características en nuestro carnaval y Lincoln es conocida como Capital Nacional del Carnaval Artesanal”, cuenta Santín y también suma a las comparsas, batucadas y el circo que invaden el centro de la ciudad de alegría durante 4 fines de semana de verano. La participación es popular e incluso el propio intendente, Jorge Fernández ha sido integrante de una de las carrozas.
También es un evento muy convocante y para la festividad llegan personas de muchos puntos del país. (para una mayor información en cuanto a hospedaje y las características del Carnavalincoln, ingresar en http://www.lincoln.gov.ar/)
Es que para celebrar no hay jerarquía ni cargos, la única cuestión es rendirle culto a un festejo rodeado de comparsas, murgas y candombes, con gente que a partir de la vuelta de los carnavales desempolvará recuerdos y también tendrá como artistas principales a veintiañeros vivirán los feriados de carnaval como una fecha simbólica, que les fue impedida por años.
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