El agua caída trajo alivio a los productores, quienes ya vaticinaban una mala campaña a causa de los efectos de La Niña, y ahora ven una soja recuperada, con un rinde promedio de entre las 3,5 y las 4 toneladas por hectárea; mientras que se prevé una reducción en la pérdida del maíz, que ahora la ubican en el 30 por ciento.
Según un informe del INTA, los cultivos de la soja se encuentran en “franca recuperación”. En la zona centro y norte de la Provincia, en la última semana “se dieron lluvias de montos muy dispares, promediando entre 30 y 50 mm, lo que compuso la situación de la zona, que era muy deficitaria”.
El documento indica que “la soja de primera está en el inicio de formación de vainas”, mientras que en la de segunda, “que se sembraron muy tarde por la falta de agua, se encuentran en etapa vegetativa”. Además, “la oferta de forraje ha mejorado y la hacienda está en buen estado”.
En tanto, en la región Sur de la Provincia se observan “muy buenas condiciones de humedad”, con sitios en los que las precipitaciones superaron los 200 mm. durante enero. Allí, la cosecha fina, sobre todo el trigo, fue récord, mientras que la gruesa sufrió un período de estrés hídrico, pero con las lluvias de enero se han ido recuperando.
La situación del maíz es más preocupante, ya que atravesó su etapa de floración durante la peor época de la sequía y parte de la producción se perdió. Sin embargo, las lluvias de enero acolchonaron el impacto, reduciendo las estimaciones de pérdida de un 50 a un 30 por ciento. Actualmente el cultivo se encuentra en la etapa de llenado de granos, y las condiciones de humedad serán claves.
MEJORAS La falta de lluvias y las extremas condiciones de calor habían llevado a los cultivos de verano al límite, con temperaturas que no bajaban los 30º ni siquiera a la noche. Esta situación había generado un serio déficit hídrico en toda la Provincia, que ponía en peligro los resultados de la cosecha. Sin embargo, el nivel de precipitaciones de enero, inéditos para esta época del año, recuperó la situación.
En la región núcleo-sojera las lluvias llegaron en el momento justo: con un promedio de entre 100 y 120 milímetros caídos, el agua recuperó los cultivos de soja, tanto los de primera como los de segunda. El ingeniero Antonio Martín, de Chivilcoy, sostuvo que “si bien puede haber alguna merma, la falta de agua afectará a la soja de ciclo corto, sin influir en los rindes generales”.
De todos modos, el especialista indicó que “si el año pasado fue una campaña excelente, este año será normal, con rindes promedio de 4 toneladas por hectárea”. En el mismo sentido opinó Roberto Campi, de la Sociedad Rural de Pergamino. El productor indicó que tras las lluvias “estamos con otras expectativas”. Campi señaló que el agua caída llegó en un momento oportuno para la soja, aunque aclaró que “atrasará el desarrollo de los cultivos de segunda”.
El productor resaltó además la recuperación del maíz: “no deja de sorprendernos, ahora se están llenando los granos, y hace unas semanas la dábamos por pérdida”. Campi estimó un rinde promedio de maíz del orden de las 7 toneladas por hectárea, una pérdida del 30 por ciento respecto del año pasado”. Por su parte, Ignacio Azcueta, de Carbap, indicó a DIB que “la lluvia impactó muy bien en la soja de primera y de segunda, y llegó en el momento justo” “No es habitual estos niveles de agua en enero, y dábamos la cosecha por perdida”, explicó el dirigente.
EMERGENCIA En tanto, desde el ministerio de Asuntos Agrarios destacaron las mejoras en las condiciones de los cultivos, y se mostraron optimistas a que las precipitaciones mejoren la situación de los distritos que reclamaban la declaración de la emergencia por sequía.
En efecto, unas 50 localidades ya se habían anotado para pedir la emergencia en la próxima reunión que el gobierno mantendrá con las entidades, el 8 de febrero. Para solicitar la emergencia, los distritos deben tener más del 50 por ciento de su superficie afectada, por lo que la situación de muchas localidades puede llegar a variar. (DIB)
|