El original reglamento de básquetbol adaptado establece que cada equipo estará integrado por cuatro jugadores (más un guía-vidente por bando), la cancha tendrá líneas demarcatorias en relieve y para el juego se utilizará una pelota sonora de goma.
Aportando ingenio y creatividad para integrar a los no videntes al básquetbol, el pasado 23 de noviembre Molinari inscribió en la Dirección Nacional del Derecho de Autor el reglamento que, junto al aro sonoro de básquet (lo patentó el 26 de octubre de 2009), la pelota sonora y la cancha son únicos en el mundo.
“Los sueños son el primer paso de las realizaciones. No se puede disfrutar lo que no se conoce ni elegir lo que no se disfruta”, le dijo Molinari a Télam durante una visita a la ciudad de Rosario. En ese marco, contó que una madrugada del año pasado saltó de su cama en Pergamino y se puso a delinear la cancha para que los ciegos puedan jugar al básquetbol.
Esa idea se cristalizará en marzo venidero, cuando un grupo de jugadores no videntes disputen por primera vez en el mundo un partido de básquetbol en la pintoresca localidad cordobesa de Tanti, ocasión en que se desarrollará además el segundo ´campus´ de esa disciplina con la presencia de autoridades locales, conocidos técnicos y jugadores de básquetbol argentino. “El básquetbol me brindó placer, me enseñó a superar dificultades, me dio amigos, me enseñó a esforzarme, a trabajar en equipo y me acercó a lo que es hoy mi principal pasión y ocupación”, señaló Molinari, en referencia a su tarea de integrar a los ciegos a un apasionante deporte que hoy tiene su máxima expresión en la Liga Nacional de Básquetbol.
Su pasado como basquetbolista fue una gran ayuda en su cometido, pero su perfil solidario despertó en él esa ´visión´ de hacer jugar a los ciegos, una tarea que parecía utópica al principio, pero que luego se transformó en realidad tras inventar el aro y la pelota sonora, el primer gran paso hacia ese otro objetivo mayor: crear y adaptar las reglas de juego.
“Las reglas para que sea un deporte adaptado debe partir desde las principales del básquetbol convencional, para que no se pierda la esencia”, aseveró.
La iniciativa apunta “a integrar personas ciegas yo disminuidas visuales a una nueva actividad deportiva y como lo convencional, sabemos que nunca va a parar de crecer, porque ese crecimiento entre otras cosas se debe a la búsqueda constante de mejorar las reglas, en función de la dinámica del juego”, explicó.
Molinari dijo que pudo experimentar con éxito qué es lo que siente un jugador ciego al poder jugar básquetbol.
“Un chico no vidente que le gusta el básquet me dijo que es una sensación única. Para ellos es un placer inmenso poder tirar la pelota al aro y desplazarse por la cancha en relieve sin peligro de golpearse. La verdad que uno se emociona cuando escucha estos relatos”, remarcó. Asimismo, comentó que previo al partido “a los jugadores se les informa sobre las dimensiones de la cancha y las referencias marcadas en relieve en distintos sectores para su mejor ubicación al tacto, y para que también escuchen los distintos sonidos guías, que saldrán del tablero y la pelota”
En ese sentido, indicó que la cancha mide 15 x 10 metros (la convencional FIBA es de 28 x 15 mts), y que para lanzar al aro los ciegos tienen cinco referencias en relieve en el piso. Al centro, a 45, 90 y 180 grados (del aro). La zona pintada mide 4 x 2 metros (toda en relieve), los triples se convierten desde los 4.50 metros y el aro está ubicado a 2.60 metros (altura de minibasquet).
“Cuando un jugador ciego convierte, una voz le informa si es un punto simple, doble o triple; quién embocó, cuántos puntos lleva personalmente, y cómo va su equipo en el marcador”, describió Molinari, quien detalló además que el perímetro de la cancha “está delimitado por una cuerda elástica para que los ciegos sepan hasta dónde llega el límite del campo de juego”.
Al explicar sobre el rol que tendrán los jugadores ´guías videntes´, dijo que “es el único que podrá estar dentro de la cancha todo el partido, por su responsabilidad en el desarrollo del juego".
"Su función es ordenar a sus compañeros, reponer la pelota tras una conversión, pero tiene prohibido lanzar al aro, encestar cortinar y marcar al otro guía vidente del equipo rival”, amplió.
Ricardo Molinari, quien desde hace meses viene ofreciendo charlas y clínicas en distintas provincias sobre básquetbol para ciegos, convocó a entrenadores de instituciones deportivas de todo el país “a conocer un poco más esta especialidad, a descubrir sus reglas, su historia y propuestas para enseñarlo y aprender”.
“A la gran cantidad de personas ciegas y disminuidos visuales que se inician en este deporte debemos proponerles que descubran el juego, que lo disfruten y que aprendan a jugarlo”, expresó el ex basquetbolista, a quien en diciembre último el Círculo de Periodistas Deportivos de Pergamino lo distinguió con el premio ´Integración deportiva´, por su tarea solidaria. Precisamente, el club Sirio Libanés de esa ciudad bonaerense es la primera institución del mundo en incorporar a sus prácticas el básquetbol para ciegos, una especialidad que Molinari espera se presente en el marco de los Juegos Paralímpicos de 2016, en Brasil.
El proyecto básquetbol para ciegos trascendió las fronteras del país y en virtud de la amistad que Ricardo Molinari mantiene con el cantante y compositor puertorriqueño Wilkins (Germán Wilkins Vélez), una cancha adaptada para el juego de los no videntes será inaugurada en un estadio polideportivo en Mayagüez (su ciudad natal), que llevará el nombre de la megaestrella boricua.
Wilkins (autor de ´sopa de caracoles´, entre otros éxitos), se interesó por la iniciativa de Molinari cuando éste dictó un `campus` de básquetbol para ciegos en Tanti (Córdoba), donde el artista puertorriqueño posee un espectacular castillo de la época feudal, en el pasa sus días de descanso en familia.- (Télam)
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