OPINIÓN
Salud Mental y Medios de comunicación Por el Dr Gustavo González Ramella. (Médico Consultor en Psiquiatría y Psicología Médica del Hospital Neuropsiquiátrico de Necochea). “La agenda de los medios de comunicación es recurrente y cíclica; ciertos temas regresan a escena cuando es necesario atizar en amplios sectores de la población la insoportable sensación de una inseguridad creciente que se asocia, en el imaginario colectivo incentivado por los lenguajes mediáticos, con el miedo” dice Ricardo Forster, (Dr en Filosofía, Profesor de la Facultad de Ciencias Sociales, UBA), y recuerda que la función del miedo y las cosas de la política ya fueron estudiadas por grandes pensadores como Spinoza y Hobbes en el siglo XVII, o Foucault en el siglo XX en “Microfísica del Poder” con diferentes enfoques pero siempre concluyendo que el poder de turno (económico, político, religioso, militar) instrumentaba el miedo para beneficio de sectores, de políticas, de modos culturales....
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Miedo + desesperanza, combinación letal de conjuntos cognito-afectivos-valorativos sobre la personalidad, han sido una de las armas más usadas en las últimas décadas para colonizar nuestras mentes y someternos desde el poder del norte (EEUU, Europa, Japón) mediante la emisión de mensajes desde los medios de comunicación y formación de opinión de los que son sus dueños en un 95%. Actualmente se han producido avances notables en la comunidad científica psi que no han tenido suficiente difusión dados los intereses económicos en juego, que explican los efectos de las modernas tecnologías de los medios audiovisuales y de los intereses que los manipulan sobre la sociedad y la personalidad, explicando de qué modo los mensajes de la tele y otros canales de emisión afectan el aparato cognitivo, afectivo, moral, valorativo de la gente en una sociedad a través de modificar las pautas psicosociales de interrelación de los ciudadanos, así como los dispositivos y componentes de la personalidad de esos sujetos (nosotros) en la vida cotidiana.
Concentración mediática La concentración en pocas manos del total de los medios de formación de opinión es un fenómeno que acompañó en América Latina al las dictaduras y luego al neoliberalismo desde los años ‘70 en adelante como estrategia de dominación desde el norte. En Argentina el 10% más poderoso de la población se queda con el 35 % de la riqueza mientras el 10 % más pobre se reparte el 1,5 %. Estamos hablando de lo que se ha llamado el capitalismo salvaje, con el rol hegemónico y dominante de las corporaciones y naciones del norte (EEUU, Unión Europea y Japón) quienes así también son dueñas de 270 de las 300 empresas más importantes de información y comunicación, como lo expresa un estudio realizado por Ignacio Ramonet, en “La tiranía de la comunicación”. ¿Existe la opinión pública? La nueva censora invisible es la publicidad como lo propone Pierre Bourdieu en “La opinión pública no existe”; si tienes dinero podrás emitir mensajes, si tienes mucho dinero podrás dominar la opinión pública, es decir, crear un pensamiento globalizado y único ya que corresponderá a los intereses de los que detentan el poder económico nacional y mundial. Tal como lo expresa Cornelius Castoriadis, en “La institución imaginaria de la sociedad”, la producción imaginaria se desarrolla sobre un equívoco, y allí permanece, ya que el modelo emisor-mensaje-receptor estático no permite interacción alguna, o peor, inclusive se organiza la ilusión de la interacción con los llamados del oyente que en realidad han pasado el filtro de la empresa con su censura y tiende a crear una realidad de opinión que a su vez vuelve al oyente como la voz de la calle o de Doña Rosa.
Pagar con salud Ahora bien, pero ¿qué efectos produce en la subjetividad, en el público, en todos nosotros receptores pasivos o ilusoriamente activos…?¿cuál es el precio de la salud mental de la reiteración maniática de tanta tragedia y mensajes frustrantes, impactantes, desesperanzadores, sobre la personalidad del ciudadano…?¿qué tipo de determinantes y cómo actúan estas formas y modos de presentar y construir un a realidad sobre nuestra mente, nuestra conciencia…?¿cómo afecta el núcleo de las emociones morales, núcleo esencial del yo, y por lo tanto cómo actuará sobre los ánimos y temperamentos… y sobre la formación de los valores, eje primordial, rector, en la personalidad..? Al perder (y abandonar) el Estado el cuidado de los medios y dejarlos en esas pocas manos privadas del poder económico, dejó librado el campo ideológico y cultural a las apetencias consumistas formadores del rating y de la opinión del rebaño. La calidad de los mensajes sólo obedece a la ley del mercado y a su voracidad consumista.
Secuelas del mensaje Los efectos desestabilizantes de la personalidad y del ánimo han sido estudiados y fundamentados por diversos autores en la comunidad científica psi; cada vez más trabajos científicos son presentados dando cuenta de comprobaciones del efecto y secuela por ejemplo de las imágenes reiteradas de la violencia sobre la personalidad en desarrollo en niños y adolescentes y también en adultos. En el último Congreso virtual de Psiquiatría y Psicología en la web (psiquiatria.com y psicología.com) en español así como trabajos publicados en revistas prestigiosas como Archives of General Psychiatry. Varios trabajos y mesas redondas de congresos en nuestro medio, en Argentina, han focalizado esta problemática tan severa de la salud mental y en América del Sur los cambios políticos en los últimos años han facilitado y estimulado los estudios y la preocupación de los intelectuales de la salud mental en este campo de la prevención y la promoción de la salud.
Deuda con la comunidad Hay que decir que en este sentido hay una deuda de la comunidad psi a la comunidad general de toda la sociedad, pero en defensa de los psiquiatras y psicólogos tenemos que recordar que fue el espacio profesional más golpeado por la dictadura con las secuelas de desaparecidos, asesinados, torturados y exiliados y que tales circunstancias fue llevando, como en gran parte de la sociedad, a la autocensura, a la negación, al pesimismo, o simplemente a volcar el interés creativo en otros temas de la salud mental y de las llamadas ciencias del cerebro. No olvidemos que la década del cerebro, llamada así por la comunidad de neurocientíficos y estudiosos de la biología y la neuroquímica cerebral fue apoyada por los grandes laboratorios multinacionales durante la década del ’90 y fue llamada por algunos críticos del biologismo imperante en el mundo psi como la década infame.
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