La fertilización es uno de los componentes más importantes del costo de producción, y además es uno de los factores más relevantes para modificar los rendimientos. “En general en soja, si bien el porcentaje de rendimiento que está determinado por el aspecto nutricional es menor que la gramínea por ejemplo, puede llegar a ser hasta un 20% con lo cual en términos económicos es muy importante” indicó el especialista.
-¿Cuál es el elemento más limitante en el norte de Buenos Aires? -El fósforo, y es el más fácil de diagnosticar a través de una variable que es el análisis de suelo. Más allá de las respuestas inmediatas y de que en general la cantidad de lotes fertilizados ha incrementado, hay un balance negativo. Entonces siempre se lleva más fósforo del campo en la cosecha que el que se agrega con lo cual la disponibilidad hoy es baja en nuestros suelos.
-¿Qué otro nutriente considera importante tener en cuenta? -Acompañando al fósforo otro nutriente relevante es el azufre, las respuestas al nutriente son más probables en aquellos lotes que tienen muchos años de agricultura continua y sobre todo muchos años de soja, donde baja la materia orgánica que es la fuente primaria del nutriente. En general se logra satisfacer las necesidades de azufre con dosis pequeñas de a 7 a 10 kilos del elemento, además hay una amplia facilidad de aplicación porque es muy soluble y no está sujeto a pérdida. Se puede aplicar desde el barbecho previo, incluso hasta la floración de soja.
-¿Qué puede aportar la nutrición nitrogenada? -La soja se provee de nitrógeno por fijación biológica y la forma de proveerla efectivamente es a través del aporte de bacterias fijadoras de alta efectividad seleccionadas a través de los inoculantes. Es una práctica que cuando está bien hecha y hay condiciones ambientales favorables -como ser buenos contenidos de fósforos en el suelo por fertilización, adecuada humedad y no excesivos problemas de compactación- es exitosa y muy rentable.
-¿Qué resultados han logrado? -Hemos medido incrementos medios en un gran número de ensayos, de alrededor de hasta un 8% y cuyas variantes más novedosas son la aplicación en surco; el uso de protectores bacterianos que previenen la desecación de la bacteria y la nutren hasta el momento en que llegan al suelo. Y últimamente el uso de inoculantes multibacteriales que provee no sólo rizhobium sino también otros promotores de crecimiento; e incluso moléculas que facilitan el reconocimiento entre la planta y la bacteria.
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