En la previa de la reunión el Ing. Agr. Oscar Bertín del INTA Pergamino comentaba sobre la existencia de ciertas incógnitas respecto al potencial de la festuca alta con miras al futuro de una ganadería que ha cambiado y seguirá cambiando.
Podría decirse que esa duda fue el puntapié inicial para la realización de la XII Reunión Anual Forrajera del INTA Pergamino concentrando todas y cada una de las presentaciones en torno al cultivo.
Referentes de distintos puntos de nuestro país llegaron a la sede de la Universidad Nacional del Noroeste de la provincia de Buenos Aires para exponer los últimos conocimientos existentes sobre el tema en torno a cuatro ejes centrales: ecofisiología y calidad; factores bióticos y abióticos; germoplasma y mejoramiento genético; y posibilidades productivas en distintas regiones.
Unos 80 profesionales entendidos en el tema asistieron a la jornada que se inició con las palabras de bienvenida a cargo del Ing. Agr. Fernando Gándara (Director del INTA Pergamino) y el Ing. Agr. Alfredo Calzolari (Director de la Escuela de Ciencias Agrarias, Naturales y Ambientales, UNNOBA).
Minutos después fue presentado el Ing. Agr. Julio Arosteguy quien brindó una conferencia plenaria titulada “Panorama general sobre la utilización y posibilidades de la especie en los sistemas de producción de la Argentina”.
En contexto “En una situación futura donde la expansión agrícola mueva aún más a la ganadería a zonas con limitantes, el cultivo va a jugar un papel importante”, decía Arosteguy al cabo de su exposición y su afirmación se basó en que existe un amplio campo de conocimiento en torno al cultivo y según el especialista llegó la hora de aunar todo eso para lograr avances e innovaciones.
Y en esa línea aseguró que “La producción animal debería tomar acciones para incorporar el primer eslabón de la cadena que es la producción del ternero. Una especie de pasto que nos permita aumentar la cantidad de terneros hará funcionar la cadena”.
-¿Esperan que la ganadería sea más marginal que en actualidad? -El corrimiento que se dio con la expansión agrícola va a seguir creciendo en tanto y en cuanto los precios internacionales sigan en suba. Lo cual es muy probable por la demanda mundial por cereales y oleaginosas como así también por el uso de biocombustibles. En Argentina, si hoy estamos en 30 millones de áreas cultivadas, INTA indica que podríamos llegar a los 60 millones. Estudios de Producir Conservando indican que para el 2020 habría una nueva expansión agrícola, eso va a seguir reubicando a la ganadería hacia los suelos de menor potencial productivo. Van a quedar cada vez menos suelos para engordar ganado y los que queden serán para producir terneros, ahí la festuca tiene un papel importante que jugar.
-Según su visión ¿qué cuestiones serán necesarias destacar para que la festuca juegue ese papel? -El proceso de adopción de tecnología en ganadería es complejo. Estamos hablando de tecnologías de proceso, debemos imaginar un sistema de extensión donde haya más interacción entre el conocimiento y el productor. También tenemos que pensar que la incorporación de pasturas requiere una inversión de capital importante, aparece una posibilidad ya probada en le pasado con el Plan Balcarce de Desarrollo Ganadero, créditos supervisados por profesionales para discutir estratégicamente dónde se hace la inversión, ese modelo fue muy importante.
Los botones correctos Con el contexto ya presentado comenzó la profundización de los distintos temas. El primero de ellos fue “Ecofisiología y Calidad” que fue coordinador por la Ing. Mónica Agnusdei y contó con la presencia de la Ing. Alejandra Marino y el Ing. Oscar Di Marco, todos del INTA Balcarce.
La ecofisiología se basa en el conocimiento de los principales procesos que permiten conocer porqué una planta crece, porqué cambian de calidad, cómo influye el clima, o porqué si el suelo tiene más nutrientes crece de otra forma. Es decir que desde la ecofisiología se puede “mirar” a la especie desde sus capacidades para producir y desde sus requerimientos para ser manejada.
“Ellas nos cuentan su intimidad y nos permite ver cómo manejarla, cómo cuidarla y cómo incorporarla al sistema productivo”, explicó Agnusdei agregando que “La ecofisiología nos muestra los procesos principales que hay que analizar, que es como apretar el botón correcto en una máquina para que funcione en el momento y en el régimen que nosotros queremos. De alguna manera hablamos de producción, de calidad, y algunos aspectos de manejo sobre esa base sólida que nos da la ecofisiología”.
-¿Y cuáles son esos botones rojos? -En la charla usamos como pretexto el sudoeste, allí las plantas pueden crecer bien, durante el fin del invierno y entrada la primavera, porque tienen temperatura, agua. Pero no lo hace lo suficientemente bien porque el suelo en ese momento fresco no tiene nitrógeno. Y la planta necesita nitrógeno, agua y fósforo para crecer. Lo que hicimos fue mirar esa ventana donde debemos comandar a la pastura, ahí puede responder: ¿Cómo la podemos ayudar para que produzca lo suficientemente rápido como para que apliquemos las pautas de manejo que van a permitir que la pastura tenga calidad, sea persistente, y se adecue a distintas pautas de manejo en los sistemas? Entonces los puntos rojos están allí, cuando la pastura es capaz de crecer. En otros momentos se protege. En ese momento puede producir raíces profundas y muchas raíces en la parte superficial del suelo por lo tanto cuando llueva vamos a aprovechar bien el agua y si llueve poco vamos a sentir menos la sequía porque lo que precipita lo utilizamos. Si manejamos desde ahí a la pastura podemos evitar que florezca o reducir la floración porque cuando florece se le mueren las raíces que captan agua desde lo profundo y además mata a los macollos vegetativos que tienen más calidad. Desde ahí lo controlamos, son pequeños botoncitos que hacen capturar agua, nutrientes, nos permite darle calidad. Nosotros apretamos esos botoncitos en el fin del invierno principio de la primavera, cada uno en su zona tendrá que ver cuándo se dan esas condiciones favorables y pensar en cómo pastorearlas, cómo fertilizarlas, etcétera.
-Pero ese trabajo ¿les permite también estar preparados para el verano? -Ubicándonos en el momento en que nosotros somos comandantes de la situación y no del clima, podemos -al evitar que florezca- evitar consumo de agua y evitamos pérdida de calidad. Consumimos lo que nos interesa y evitamos que las raíces profundas mueran. Cuando llegue el verano vamos a tener dos situaciones favorables: la planta va a estar con posibilidades de capturar aguas profundas y las lluvias esporádicas van a tener un buen sistema radical para tomar esas lluvias y crecer. La festuca es una especie activa en verano pero tenemos que manejarla para que lo exprese.
Factores bióticos y abióticos Con la coordinación del Ing. Agr. José De Batista (INTA Concepción del Uruguay), se llevó a cabo el segundo panel denominado ”Factores Bióticos y Abióticos”, el cual contó con la presencia de la Ing. Azucena Ridao (Universidad de Mar del Plata )y la Biol. Karina Grunberg (IFIVE).
La festuca, como todos los organismos, tiene un potencial de crecimiento que es posible medir manejando las condiciones ambientales. Sin embargo en la realidad de la producción agropecuaria todos los organismos están sometidos a distintos niveles de estrés mayor o menor. Factores nutricionales, de suelo, salinidad o enfermedad restringen su crecimiento. “Pero ahora se conoce organismos que en lugar de ser perjudiciales, producen beneficios a las plantas. Cuando uno analiza en biología general, todo organismo vivo tiene algún grado de simbiosis con otro organismo. Lo que vimos aquí es qué cosas se pueden hacer con la festuca ante las dos limitantes abióticas: el déficit hídrico y la salinidad”, indicó De Batista.
Por su parte la bióloga Grunberg, que trabaja en el tema, presentó hacia dónde va la ciencia tratando de modificar la festuca para responder a estos ambientes. Complementando el panel la Ing. Ridao se refirió a la principal enfermedad, roya de la festuca, que es causante de grandes problemas tanto en la producción de pasto como en la producción de semillas.
El Ing. De Batista, que se refirió a los factores bióticos benéficos comentó que la “festuca a co evolucionado con un hongo que crece dentro de la planta. Ese hongo en algunas ocasiones fue sacado de la planta y cuando sucede eso la planta no persiste, no produce, no soporta la sequía, no soporta los insectos. Entonces aquí estamos pensando cómo podemos manipular esos organismos, no sólo estos hongos endófitos, sino también las bacterias promotoras de crecimiento que uno las puede agregar como inóculos en la semilla. Estamos visualizando qué impacto podemos esperar de la festuca para mejorar su productividad, su área de uso y su persistencia productiva”.
-¿Cuál estima será ese impacto? -El tema de los endófitos no tóxicos, que es el que más afecta al sistema de expansión en Argentina, no se utilizan en forma regular porque son patentados. En Estados Unidos, Nueva Zelanda y Australia se conoce que cuando éstos se agregan se pueden cultivar en áreas de ambientes muy secos. El caso de endófitos no afecta la tolerancia de salinidad de la festuca, en ese caso por ejemplo deberemos recurrir a la genética de la planta para lograr modificaciones. En el caso de roya también los avances irán por ese lado.
Modificando el cultivar El tercer panel de la jornada fue referido a “Germoplasma y Mejoramiento genético”, la coordinación estuvo a cargo del Ing. Agr. Pedro Rimieri, quien además disertó junto a Oscar Bertín (ambos INTA Pergamino), Elba Pagano (INTA Castelar); y el Ing. Juan José Amadeo (Gentos).
Este panel presentó un panorama general del germoplasma disponible y los métodos de mejoramiento que conducen a la creación de cultivares con la metodología tradicional. Luego se brindaron detalles de las nuevas técnicas aportadas por la biotecnología para la obtención de cultivares, es decir herramientas que se utilizan para que después mediante el mejoramiento tradicional se puedan hacer los nuevos cultivares. Por último se abordó el tema producción de semillas porque para que todo cultivar sea exitoso, además de tener buenas características como forrajera tiene que tener producción de semillas para que no fracase la distribución.
Sobre esa última línea se consultó al Ing. Pedro Rimieri en relación a la definición para lugares óptimos de producción de semillas: “En el caso de la festuca la producción puede realizarse en distintos ambientes de la región pampeana-húmeda, inclusive en Pergamino que por razones obvias -como el avance de la agricultura y el precio de los alquileres- no son compatibles con el precio de la festuca, pero se puede producir y los mejores potenciales están en esta zona”.
-¿Cuál es la situación en torno a la disponibilidad de germoplasma? -En el INTA Pergamino hay una gran tradición, en los inicios de su historia se hicieron muchas introducciones de especie. El cultivar Palenque en su momento fue el más importante y el mejor adaptado a las condiciones de nuestro país. En la década del ’90 surgieron nuevos cultivares introducidos y otros generados por empresas o el INTA como Palenque Plus INTA y otros cultivares. Entonces, a partir de ese primer Palenque que estuvo más de 20 años en el mercado como cultivar más importante, se comenzaron a hacer nuevos cultivares y hoy contamos con un mercado varietal que no es como el que se había previsto o como el que habríamos deseado, pero la disponibilidad existe, aunque sigue habiendo mucha semilla común, o semilla ilegal, o semilla de mala calidad. Lo que no ocurre con los cultivares comercializados por los semilleros serios que además producen sus propias semillas y no dependen de la importación que muchas veces es lo que sobra en otros lugares del mundo.
-¿En qué instancia se está en cuanto a Mejoramiento genético con herramientas biotecnológicas? -En festuca estamos bastante adelantados, tenemos un Proyecto entre el INTA Castelar, la UBA y el Grupo de Mejoramiento del INTA Pergamino. Nosotros tomamos la parte de germoplasma y mejoramiento tradicional, en tanto Castelar y la UBA tomó la parte molecular. En ese marco una parte tenía que ver con la transgénesis, para lo cual había que desarrollar un protocolo para nuestros materiales y eso se hizo exitosamente. Con este protocolo de transformación de festuca se puede incorporar un transgén que podría aportar características a la especie difíciles de obtener -o que no existen- en el germoplasma tradicional o en los cultivares tradicionales.
El mapa de la ganadería Entrada la tarde las posibilidades productivas de la ganadería en distintas regiones del país fue eje del cuarto y último panel. El mismo fue coordinado por el Ing. Agr. Omar Scheneiter del INTA Pergamino, quien además se refirió puntualmente a la región norte de la provincia de Buenos Aires. Para abordar la zona Sudoeste de Córdoba y Sur de Santa Fe, se hizo presente el Med. Vet. Andrés Kloster; para Entre Ríos, el Ing. José De Battista; para el Oeste Buenos Aires–La Pampa el Ing. Marcos Zaniboni (INTA General Villegas); para el Sudeste de Buenos Aires, Ing. Jorge Castaño INTA Balcarce); y para la región extra-pampeana se hizo presente el Ing. Daniel Miñon.
Sabido es que la ganadería quedó marginada a una zona bien definida en la que los suelos no eran aptos para la agricultura. En esta línea el Ing. Scheneiter repasó fugazmente la historia al decir que “Parte de ese suelo fue destinado a pasturas sobre la base de alfalfa y tenían como componente a la festuca alta. A partir de la década de los ’80 y hasta ahora la superficie se ha ido reduciendo y no creemos que vuelvan a haber ese tipo de pasturas y tampoco la terminación de animales e invernada termine siendo sobre pasturas”.
-¿Cuál es el panorama general para la región Buenos Aires Norte? -Lo que tenemos aquí son suelos que o no se adaptan para cultivos agrícolas o bien son suelos en los que los cultivos agrícolas tienen rendimientos limitados, y en algunos casos pueden ser no competitivos. En este tipo de ambientes la festuca alta, puede llegar a tener importancia, desde el punto de vista de la cría, “la fábrica de terneros” y lo que llamamos recría, es decir una vez que se destetó el ternero, el animal gane una cierta cantidad de kilos para entrar posteriormente en proceso de engorde a corral. En este tipo de ambientes es donde entra la festuca.
-¿Y cómo es esa entrada? -Con una alta eficiencia de producción y de utilización, por ello nos reunimos.
-¿En las otras regionales la situación es similar? -No exactamente similar, hay regiones donde la agricultura ha entrado con mucho más fuerza como el oeste, el noroeste de la provincia de Buenos Aires, el sudeste de Córdoba allí la agricultura tiene un peso importante y ha desplazado fuertemente a las pasturas. Otras regiones como el sudeste y sudoeste de la provincia de Buenos Aires en términos de ganadería han adquirido una mayor importancia relativa, es decir que mucho no se ha incrementado el número de cabezas, pero comparativamente con otras regiones mantienen alguna ventaja. Luego hay otras regiones, las de riego. Bajo riego la festuca juega un papel importante para suministrar forraje para la producción de lana o carne en un ambiente claramente marginal para el crecimiento de las pasturas.
-Volviendo al norte de Buenos Aires, ¿qué recomienda hacer el INTA pensando en el futuro de la ganadería? -Hay límites productivos, el primero tiene que ver con la tecnología de procesos. Y cuando hablamos de ello nos referimos a manejo. El primer escalón es manejarlo mejor.
En ese sentido en INTA Pergamino tenemos un ensayo para manejar mejor las pasturas por medio del cual comprobamos que nos permite incrementar hasta un 40% en la producción de carne por hectárea. Luego viene otro escalón que está dado por la nutrición de la pastura, esto tiene que ver con el agregado de nitrógeno. Esto puede seguir alentando la producción de carne, dependiendo del nivel que se coloque. Si la festuca está asociada con trébol o se la fertiliza por ejemplo con 100 kilos de nitrógeno por hectárea por año, vamos a estar produciendo 600 kilos de carne por hectárea.
Ahora si queremos superar ese umbral tenemos que irnos a cantidades de nitrógeno mucho mayores, llegando hasta 200 kilogramos de nitrógeno con lo cual las producciones de carne, si usamos bien el pasto, pueden llegar a 650, 700 kilos por hectárea. Finalmente un tercer escalón tecnológico se refiere a la incorporación de germoplasma superiores. Hoy en día el mercado ofrece variedades con distintas características. Este es un tema muy importante pero para ello debemos tener antes resueltos los problemas de manejo y de fertilización.
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