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04/11/2010
Deportes

El Manco Messina leyenda mundial


Manco_messina_041110 (23k image)El Manco Oscar Messina es una leyenda de nuestra zona y va quedando en el olvido como tantas otras cosas. Colón Doce lo recuerda en esta nota llena de anecdotas. Cuando era adolescente y domando un caballo en la otrora estancia Santa Juana se cayó y se quebró una mano. La medicina y los medios de comunicación de aquella época hicieron que la mano curara mal. De allí le quedó el mote del "Manco" que fuera conocido mundialmente....


De aquel episodio el Manco recordaba: "En aquellos años no había la atención médica que hay ahora acá -no había sanatorios ni hospitales-, me enyesaron con tablitas de dulce de membrillo, y así quedó. En aquellos años había mucha pobreza, hace 55 años atrás no había ni qué comer, no había nada.


Nosotros éramos 8 hermanos y mi padre algunos días ganaba 1 peso y otros no ganaba nada; hacíamos un guiso con 10 centavos de pulpa, cuando encontrábamos un pedazo de carne hacía de cuenta que andaban pirañas".


El Manco tenía un hermano. El Menchu Messina, que jugaba tan bien como él a la pelota paleta pero que se dedico al fútbol siendo un distinguido back central (como se decía en aquella época) de la Selección de Colón.


Fue una época de oro de la paleta regional. Solo basta recordar los Ross de Chacabuco, Utge de Olavaria, El Manco Oscar Messina, Larrañaga de Vedia -entre otros-. El tiempo hizo que se conociera como el Manco de Teodelina.


Su muerte


El sábado 11 de mayo a la noche, tras las alternativas de una larga dolencia dejó de existir en Chascomus Ismael Oscar Messina, el Manco. El Manco se había radicado en Chascomús hacia mucho tiempo. Una larga enfermedad lo tuvo postrado en los últimos meses de su vida y los médicos debieron amputarle las dos piernas. Sus restos fueron sepultados en el Cementerio de esa ciudad


El Manco Messina había nació en Teodelina el 4 de abril de 1930. Era casado, y tenía tres hijos, dos mujeres y un varón "No me acuerdo cuándo agarré por primera vez una paleta. Nosotros íbamos a las canchas cuando teníamos 4, 5 y 6 años teníamos lugar cuando la gente dejaba de jugar, nos la pasábamos garroneando..., cuando volvían nos sacaban corriendo, nos echaban. Muchas veces me llevó la policía preso.


A la siesta, cuando no había nadie, nosotros veníamos a jugar y la policía nos llevaba; nos hacían baldear la comisaría, limpiar y después nos largaban. Ha habido tardes que me han llevado hasta tres veces.
La policía de ahora es otra, hay más libertad. Los de antes eran milicos recios, severos; les parecía que llevando a un chico..." recordaba de su niñez.


Una vida llena de anecdotas


El Manco Messina ,allá por el '51 se fue a vivir con unos gitanos por pueblitos de Santa Fe. Ellos "se ponían" para apostar y él jugaba. Todo iba bien que hasta quisieron llevárselo a Brasil y a Paraguay, pero él prefirió seguir paleteando por estos pagos. Y fue tan enemigo de la "yuta" como amante del oro. Estuvo preso durante nueve meses ("por agarrarme con unos milicos") y ni siquiera allí aprendió a leer y a escribir, a pesar de que "en la cárcel había maestra y todo". Como solía contarle a don Viruleg, el ya fallecido intendente del pueblo de Teodelina que le dio el apodo


En cada uno de los 22 ojales de su saco de lujo se hizo poner botones de oro. Lo recordó en 1978 el periodista Carlos Ferreira al entrevistarlo para El Gráfico. Aquella vez se contaron momentos épicos en la historia de este hombre singular. "Una vez jugamos un partido Ibarra y yo contra Delguy y Domingo Olite, en Lomas de Zamora. Duró como cuatro horas y nos ganaron 105 a 103. Fuimos tanto a tanto. Ibamos 104 a 103 cuando al "Flaco" Delguy le tiré un tambor impresionante.


Más chato que cinco 'e queso. Te lo juro, hermano -contó el Manco-. Entre la pelota y el piso no cabía la paleta de plano. Sólo Delguy podía agarrar eso... ¡Y de revés de derecha! Le metió la pala, la levantó y colocó la pelota muerta a medio centímetro del suncho. Qué bárbaro, sólo Delguy podía!"
En Chascomús debió iniciar un duro partido contra la muerte, el que aún continúa y con resultado favorable. Le extirparon un buen pedazo de un estómago demasiado agredido, pero eso no le impidió remontar la actividad cuando aún no le habían sacado los puntos...


Durante aquella misma charla con El Gráfico, un amigo contó: "Como el Manco Messina no hubo nadie. Esto lo vi yo. Le jugó él solo a César Bernal, el famoso Perro uruguayo, y a un tal Gallo. Fue un desafío.
El Manco no arrugaba nunca y aceptó. Apostaban 60 mil uruguayos y a Messina le faltaba plata. Fue y la pidió. Pero resulta que eran pesos argentinos, mucho más dinero. Empezaron a jugar a las tres de la mañana y terminaron a las seis y media.
Largaron cuando empataban 69 a 69. El Perro Bernal lo levantó en andas a Messina y lo paseó por toda la cancha".


"El hombre del brazo de oro. Burlón, irónico, campechano, recitador empedernido, ver- seador, manager de sí mismo. Tonada de paisano que siempre encuentra un verso a mano para ubicarse o ubicar a quien lo escucha", lo definió el desaparecido colega Piri García, quien tuviera como última guarida la oficina de prensa del Luna Park. Y para terminar las discusiones más pesadas, siempre hubo una Smith & Wesson calibre 32 a mano que le costó 50.000 pesos de los años '50, y difícilmente haya estado siempre adormecida en el cinto, escondida bajo el poncho de vicuña por el que pagó 60.000. Pero a veces debía usar la ironía en reemplazo del arma.


Como ocurrió en Villa María, donde tuvo la feliz idea de hablar mal de los cordobeses. "Que son esto, que lo otro. De pronto se levantó de la silla un tipo doble ancho con cara de Aldo Rico y le preguntó: '¿Qué tiene contra nosotros, eh?'. Y el Manco respondió con una salida rápida: '¿Ah, sí? ¡Lo felicito, compadre; estaba ansioso por conocer un cordobés guapo!'."
Cierta vez se tomó 60 Gancias al hilo. Al menos es lo que dice la historia pueblera, aunque ya se sabe que este tipo de leyendas suele ir engordando mientras el tiempo se añeja.


Aún le leen apenas tres veces las poesías gauchescas y se las aprende. Tuvo dos hijos, cuatro paletas siempre listas y una rastra con 150 monedas de oro, de lo que tanto habló junto al mostrador de lo de Pocholo, donde tantas veces el payador de turno solía decir: "...y allá en Teodelina/cuna de grandes campeones/nació el campeón de campeones/'pelotario' Oscar Messina". Así lo describía Piri García: "Cabello 'tordillo', barba de dos días, campera de lujo con cuello de piel. Anillos que piden más dedos... cadena de oro en la muñeca derecha. Pantalón bombilla. Taquito militar.

Parece el último embajador de una época que sólo rememora algún telón de fondo. Burlón, irónico, campechano, recitador empedernido, ver- seador, manager. Tonada de paisano que siempre encuentra un verso a mano para ubicarse o ubicar a quien lo escucha".


El y tantos otros andaban de club en club, de pueblo en pueblo, de aventura en aventura. Transitaban un país que tenía alas para cobijarlos, para alentarles el vuelo, para ayudarlos a darle impulso a cada golpe de paleta. (Datos Pagina 12, Propios y Historia de Teodelina)


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