Los detenidos están acusados de integrar una asociación ilícita montada para evadir impuestos y contrabandear divisas, equipos de estética y de electromedicina. La banda operaba en 30 países y abarcaba los cinco continentes. La denuncia comprende 307 hechos de contrabando agravado tanto de importación como de exportación.
La Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), a través de la Dirección Regional Aduanera Córdoba, desbarató a una organización dedicada al contrabando de equipos de estética y de electromedicina que subfacturaba los insumos que adquiría en el exterior para luego exportar los equipos de estética a 30 países y 5 continentes. El valor de la mercadería involucrada es de 12 millones de pesos. El porcentaje de subfacturación oscila entre 150% y 800% del valor real. A pedido de la Fiscalía Federal y por orden del Juzgado Federal N° 2 de esa ciudad, a cargo del juez Alejandro Sánchez Freytes, se detuvo a cuatro empresarios.
Entre los detenidos se encuentra el cerebro de la organización, un reconocido empresario cordobés que es también uno de los exportadores más importantes de Argentina de equipos de electromedicina. Su firma, radicada en Córdoba, provee a centros de estética y spas de todo el país equipos de lipoescultura, ultrasonido, micromasaje celular, aceleración biomolecular, bioelectroporación, electroestimulación, electroanalgesia, entre otros. También fue detenido un ex empleado de una empresa de courrier.
La denuncia comprende 307 hechos de contrabando agravado cometidos en operaciones de importación y exportación. La organización se estructuraba en pequeñas células que cumplían diferentes funciones coordinadas entre sí en Argentina, España, Chile y Uruguay.
Allanamientos
Tras realizar nueve allanamientos en Córdoba y Buenos Aires, la AFIP DGA secuestró documentación y soportes informáticos que permitieron determinar que la empresa subfacturaba los insumos que adquiría en el exterior para luego exportar equipos de estética a 30 países, entre los que se encuentran Estados Unidos, España, Sudáfrica, Nueva Zelanda y Japón.
La información secuestrada también ayudó a detectar una gran cantidad de cuentas bancarias en Estados Unidos, España, Chile, Uruguay, China e Isla Antigua que no habían sido declaradas en la Argentina; empresas off-shore en Uruguay y otras firmas vinculadas en España y Chile.
Realizados los allanamientos, la firma buscó continuar sus operaciones e intentó dar salida a sus equipos por el Aeropuerto Internacional Córdoba. El personal de la Aduana detectó las irregularidades y frustró nuevamente la operación.
Dinero no declarado
La Aduana constató que la organización realizaba envíos de dinero al exterior utilizando el régimen de envíos puerta a puerta, inadecuado para enviar dinero a los destinatarios de sus grandes embarques. También detectó que ingresaban importantes sumas de dinero al país sin declararlo o declarándolo bajo conceptos inapropiados como el de “ayuda familiar”.
La comercialización en Europa del equipamiento se hacía desde España y estaba a cargo del hijo del empresario cordobés. El líder de la organización viajaba habitualmente a supervisar los negocios en el exterior.
Además, se detectaron empresas radicadas en otros países, cuentas bancarias sin declarar y empresas off-shore en Uruguay, que eran utilizadas para justificar movimientos de fondos.
Mediante maniobras de contrabando y evasión, la empresa obtuvo un enriquecimiento millonario que no se vio reflejado en sus declaraciones fiscales.
Las operaciones ilegales detectadas por la Aduana también llegaban a Canadá, Venezuela, Perú, México, Chile, Guatemala, Costa Rica, Colombia, Uruguay, Portugal, Líbano, Kuwait, Inglaterra, India, Polonia, Rusia, Turquía, Nueva Zelanda y Hong Kong
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