En la actualidad, no son muchas las jóvenes que se vuelcan a esta rama de la salud, y de acuerdo a la cantidad de partos que se producen anualmente en Argentina "el sistema de salud de nuestro país, tanto en el segmento público como privado, necesita unas 6 mil parteras más para cubrir eficientemente la atención de los partos que se producen anualmente”, según el diagnóstico de la secretaria gremial de la Asociación Obstétrica Metropolitana, Licenciada Susana Rodríguez. La dirigente de AOM resaltó la tarea de estas profesionales como agentes de promoción de la salud y atención primaria de la mujer en un contexto "absolutamente" deficitario en términos de la relación con la cantidad de habitantes.
Las estadísticas
"Un estudio del Ministerio de Salud de la Nación destaca que "países con políticas de salud pública perinatal que utilizan este recurso humano en forma prioritaria plantean la necesidad de 1 obstétrica cada 700 habitantes, pero en nuestro país reconoce 1.2 obstétricas en actividad cada 10.000 habitantes" explicó la especialista en obstetricia.
La dirigente destacó que este estudio muestra que "mientras se relevaron alrededor de 2.300 obstétricas en actividad en el sistema de salud –público y privado- sólo para las funciones de guardia se requieren en términos de los parámetros adecuados más de 2.000 especialistas y otras 6.000 para la atención primaria de la salud".
Formación
Según la organización mundial de la salud (OMS), la obstétrica es la profesional idónea y experta para la atención del embarazo, parto y posparto de bajo riesgo. El título de Licenciada Obstétrica se obtiene a través de una carrera cursada en la Universidad de Buenos Aires (UBA) -Facultad de Medicina- y otras seis Universidades Nacionales (entre ellas en la Universidad Nacional de La Plata), con una duración de 5 años seguidos de 3 años de residencia y/o concurrencia, en Hospitales Nacionales y Municipales.
La dirigente de la AOM sostuvo que "aunque durante muchos años se nos relegó y se nos quiso imponer el estigma de meros "ayudantes" o "colaboradores" de la actividad de los médicos, hoy podemos decir con orgullo que las profesionales obstétricas nos hemos preparado, especializado y obtuvimos después de años de lucha comprometida, un rol independiente en el sistema de salud".
"Contamos con una formación adecuada a la realidad mundial, que ha tenido cambios positivos en los últimos tiempos. En particular, desde que en 1994, la”Convención do Belem”, a través de la OEA, entiende por violencia toda acción que cause daño físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como privado", indicó Rodríguez. Además, remarcó que la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud, vienen trabajando en los últimos 20 años a favor del fortalecimiento de los servicios de partería en todo el mundo.
"La currícula de la licenciatura en Obstetricia y el trabajo de estos profesionales tiene un enfoque y una visión integral y holística de la mujer. Por lo tanto, va más allá de curar. Promueve y promociona la salud sexual y reproductiva y humaniza el nacimiento, que determina el molde biológico y emocional para el ser que llega al mundo", señaló Rodríguez.
Altos niveles de cesáreas
AOM denunció que la utilización de la cesárea en la Argentina se ubica en niveles tan altos que multiplica varias veces el nivel de tolerancia definido por la Organización Mundial de la Salud, promoviendo una intervención quirúrgica por sobre el desarrollo del parto y el nacimiento en condiciones naturales. Este organismo establece que en condiciones de normalidad, el sistema de salud requiere cesáreas para atender entre un 10 y un 15 % de los embarazos. Según el ministerio de Salud de la Nación en los hospitales del país, tres de cada 10 nacimientos son por cesárea.
En tanto, en los del sistema de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, sobre un total de 30.794 nacimientos registrados en 2009, el 26 % fueron cesáreas. En el ámbito privado porteño se calcula que llegan más allá del 60%. Esto ocurre pese a que "el 85 por ciento de los embarazos son de bajo riesgo y conducen al parto natural", señaló Rodríguez y añadió que el uso de esta práctica quirúrgica "deriva de una cultura de la inmediatez que condiciona incluso a la propia familia y consagra la idea de que el médico puede decidir sobre el cuerpo de la mujer en un evento tan importante, como el embarazo y el parto. Se emplean prácticas no avaladas por evidencia científica y sustancias químicas, y se imponen intereses económicos por sobre las necesidades de la mujer y el niño".
Proyecto de Ley
En la actualidad, las entidades que nuclean a las obstétricas argentinas vienen reclamando la actualización del marco normativo de su actividad, la Ley Nacional 17.132 sancionada por el gobierno militar encabezado por Juan Carlos Onganía en 1966. Es una norma que ha quedado obsoleta y, según coinciden las entidades viola la libertad de ejercicio profesional. Esto, según indicó Rodríguez porque "no concuerda con la formación que poseen las Obstétricas y/o Licenciadas/os en Obstetricia, quienes cuentan con conocimientos científicos avalados por los claustros académicos universitarios, que les permiten desarrollar con autonomía las incumbencias otorgadas con sus títulos".
Las entidades Obstétricas del país (científicas, gremiales, académicas) redactaron un proyecto en marzo del 2007 para la sanción de una nueva Ley, que además cuenta con apoyo de la Dirección Nacional de Maternidad e Infancia del Ministerio de Salud de la Nación, por considerar que la regulación de la profesión, es de vital importancia y un asunto de políticas públicas, para lograr llevar a cabo los Programas de Salud Sexual y Reproductiva; de Maternidad Segura; de Reducción de la Morbi-Mortalidad Materno-Infantil, entre otras herramientas de política pública en materia de salud.
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