a pareja de tango ganadora del Mundial de Tango Escenario en el Luna Park fue recibida en Colón con un fuerte entusiasmo y admiración. Estaban sus familiares, sus profesores de tango, funcionarios comunales y público en general. Hubo agradecimientos, fotos, y una inmensa emoción. Es el Primer Campeón Mundial oriundo de Colón y un orgullo local.
El tango sensual
La japonesa Chizuko Kuwa moto domina poco el español y el argentino Diego Ortega habla a duras penas el japonés, pero se comunican con el cuerpo y el sentimiento para bailar el tango, con tanto brillo que ganaron el Mundial en Buenos Aires en la acrobática versión Escenario.
"Ella habla muy poquito español. Yo hablo muy poquito japonés. Y nosotros nos comunicamos a través del tacto, de lo que sentimos cuando bailamos", cuenta Ortega, joven danzarín de 21 años.
Kuwamoto, de 42 años, viene de un país donde el tango atrae a multitudes hace más de medio siglo y vive en Tokio, donde aprendió las artes de la comedia musical, con una inclinación a la danza típica rioplatense desde hace seis años.
"Sentir, sentir, sentir... no pensar", balbulcea emocionada Kuwamoto, con elocuencia, aunque no domine el idioma, al hablar de su secreto para ser una eximia intérprete danzante al ritmo del 'Dos por Cuatro', como se conoce a la música declarada Patrimonio de la Humanidad.
Vestido con un traje gris oscuro impecable y corbata marfil sobre una camisa blanca, sin olvidar el pañuelo blanquecino sobresaliendo del bolsillo superior del saco, Ortega luciría como un 'tanguero' de las primeras décadas del siglo XX, cuando alcanzó su apogeo.
Pero Ortega, muestra su toque 'posmoderno' y desprejuiciado de hombre del siglo XXI, con un luminoso arito que hubiese escandalizado a los ortodoxos de hace 50 años.
"Los dos lo sentimos (el tango), mas allá de la mirada (...) Sentimos el contacto del compañero. Entonces fue (esta experiencia), no sé, como muy comunicativa", asegura el argentino, con su cabello tangueramente 'engominado', es decir peinado y empastado para que no se le mueva ni un pelo. Sin embargo, el pelo se le tuvo que mover y desarreglar en el momento en que el animador de la fiesta final eliminatoria en el estadio Luna Park, legendario templo del deporte y la música, anunció: "Y los ganadores de Tango Escenario son...".
"Es imposible explicar lo que se siente cuando dicen tu nombre. Diego... campeón del mundo (...) ¡Es increíble!... es algo increíble", recuerda lo que será para esta pareja mixta japo-argentina la memorable noche del 30 de agosto de 2010.
Kuwamoto había hecho maravillas momentos antes con su ajustadísimo vestido color perla y celeste, rasgado con el tradicional y provocativo tajo creado en las 'milongas', es decir el tango vivaz y popular de los antiguos suburbios, las orillas, los clubes de barrio y los burdeles.
"Este año, la verdad, el nivel (de las parejas) está muy bueno.
Podría ganar cualquiera. Pero en el fondo del corazón, nosotros presentíamos que podríamos llegar", se entusiasma Ortega, quien vive también en Tokio pero no forma pareja amorosa con Kuwamoto.
Detrás del binomio quedaron casi 200 parejas que iniciaron la competición de Tango Escenario en este VIII Mundial, en el que también se compite en la categoría Tango Salón, reservado para la forma más íntima y popular de bailarlo, menos espectacular.
El año pasado, Ortega y Kuwamoto habían representado a Tokio y ocuparon un decimotercer lugar en el certamen, pero en 2010 dieron el salto, representaron a la ciudad de Colón y recibieron las palmas, un premio a los que se entienden menos con las palabras que con el lenguaje gestual y sentimental de la danza. (AFP)
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