Lejos de ser una opinión desde posturas oficialistas (a menos que se tratara de un kirchnerismo precoz), este párrafo está en las páginas del diario cordobés “La Voz del Interior”, en la actualidad propiedad del Grupo Clarín. Publicada en marzo de 1979, la nota remitía a un documento de Adepa. El precio del papel “constituye una amenaza a las libertad de prensa en la medida que puede determinar el cierre de periódicos que luchan por sobrevivir”, continuaba la nota, citando a Carlos Ovidio Lagos (entonces presidente de Adepa y dueño del diario “La Capital”, de Rosario).“La industria del papel de diario no debe montarse a expensas del periodismo nacional con un alto costo que lesione la libertad, para beneficio exclusivo de los tres diarios copropietarios asociados al Estado”, sentenciaba Adepa. Cuentan los editores memoriosos que, además de Ovidio Lagos y los representantes de “La Voz del Interior”, quienes conducían “La Arena”, de La Pampa, y “Comercio y Justicia”, de Córdoba, fueron algunas de las voces que se oponían al lugar dominante que adquirirían los diarios capitalinos tras el traspaso de acciones de la productora papelera. Entre los documentos que sustentan el informe presentado días atrás por el Gobierno nacional, existe un acta de la junta militar donde consta que se requiere a Clarín, La Nación y La Razón vendan a los diarios del interior un alto porcentaje accionario en “las mismas condiciones en las que adquirieron”. Un anexo al acta incorpora a nuestra historia (y en la suerte de la prensa de todo el país) un rotundo “No” como respuesta.“Quien controla Papel Prensa controla la palabra impresa en la Argentina”... No quedaban dudas por entonces. El consumo total de papel para periódicos en nuestro país casi llega, hoy por hoy, a 240.000 toneladas por año. Papel Prensa produce algo más de 170.000. El resto debe importarse. Es cierto que hoy Papel Prensa está vendiendo -tenemos entendido que sin restricciones- a quienes quieran comprar.A veces la importación es más “barata” que la producción nacional. Entonces la disponibilidad de lo producido en Argentina se flexibiliza. Pero los buenos precios internacionales pueden obtenerse cuando se negocia en grandes cantidades, cuestión que está lejos de periódicos que venden 2.000 o 3.000 diarios en poblaciones de 40.000 habitantes. No obstante su “pequeñez” ante los ojos de las grande urbes, la sumatoria de estos periódicos conforman una verdadera red informativa con un profundo anclaje en las comunidades del interior. Esta red está lejos de adaptarse a las altas y bajas de los precios internacionales, de consolidar proveedores internacionales y más lejos aún de poder negociar precios. Una observación sobre la que elegimos detenernos: ¿Qué tipo de información no pueden agregar o recortan los diarios del interior sin acceso “facilitado” al papel? Generalmente, por su firme inserción comunitaria, la información que se recorta es la nacional. Es decir, se pierde mirar el país, sus avances y problemáticas, con “ojos del lugar de pertenencia”. Se impacta sobre la posibilidad de construir un federalismo real. Se acentúa el relato construido desde “el puerto”... Una empresa con su principal insumo “calzado” en cuanto aprovisionamiento, precio, calidad, financiamiento, etc., será tanto más próspera y tendrá mayor capacidad para planificar su desarrollo que otra cuyo insumo es procurado de manera absolutamente inestable. Esta situación, ubicada en un escenario donde -en determinadas regiones con mercados seductores para los grandes diarios- se entabla una competencia entre quienes controlan el insumo y quienes no lo hacen, no tarda en definir ganadores y perdedores. Tras 30 años de este esquema, los diarios regionales debieron vender a grupos económicos con capacidad de compra (muchas veces asociados a capitales extranjeros); debieron endeudarse; se cooperativizaron tras quebrar; sobreviven a duras penas, sin poder agregar páginas, diversificarse, etc.; o directamente cerraron. Este es el núcleo del problema a atacar, y el camino no es otro que producir la totalidad de papel que se requiere para el consumo nacional, con precios nacionales y sin posiciones dominantes en cuanto al abastecimiento, tanto para los emprendimientos comerciales como para aquellos sin fines de lucro. Y esto debe ser política de Estado en materia de democratización de las comunicaciones. En este sentido, el envío al Congreso del proyecto para declarar de interés público la producción de papel para periódicos constituye una oportunidad histórica. Abrigamos la esperanza de que los legisladores mirarán en cada una de sus provincias e indagarán sobre la situación de la prensa escrita en su complejidad y diversidad. * Presidente de Dypra (Diarios y Periódicos Regionales Argentinos).
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