Ni la templanza, ni la sabiduría, ni la dignidad son fruto de la vejez.
Son elecciones personalísimas que, según de quien se trate, se enriquecen, se profundizan y se arraigan, conforme transcurre la vida.
Mucho más ponderables cuando a lo largo de esa historia de vida se deben sortear múltiples y duros obstáculos.
Herederas/os de su dignidad, hijas e hijo, hija e hijos políticos, nietos/as, bisnietos/as, su familia toda, amigos/as estamos celebrando su herencia.
Doña Juana cumplió 90 años y nos reunimos en el festejo de una vida generosa en esfuerzos y entrega.
Celebramos el legado construido a lo largo de sus 90 años : el de su dignidad
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