El presidente comunal de Melincué, Oscar Pernigotti, sostiene enfáticamente que no le consta que en los años 70 se arrojaran cuerpos sin vida a la laguna, aunque no desconoce que se trata de "un pensamiento arraigado en la comunidad desde aquellos años".
Ocurre que Melincué, cabecera del departamento General López, es un lugar propicio -fundamentalmente por la presencia de la laguna y las ruinas de lo que alguna vez fue un importante centro turístico- para que este tipo de mitos se establezca en el inconsciente colectivo.
Además, está cerca a otros departamentos e incluso a pocos kilómetros de la provincia de Buenos Aires. A estas cuestiones geográficas hay que sumarle que en el lugar funciona la alcaidía y una cárcel con más de un centenar de presos.
Por sus características, se trata de un lugar donde podría darse el escenario en donde por fugas u otros motivos, la laguna sea el lugar donde se arrojen cuerpos por ajuste de cuentas. Juliana Cagrandi, la profesora que instó a los alumnos a realizar el trabajo sobre los dos desaparecidos en Melincué, dijo que "siempre se comentó que en la laguna había cuerpos de desaparecidos por cuestiones políticas o de las otras, pero nunca pudimos establecerlo fehacientemente".
"Está en la calle ese rumor pero nunca fue comprobado, por lo que carece de rigurosidad afirmar eso", despejó.
La investigación
La investigación realizada por alumnos de una escuela estatal de Melincué derivó en el hallazgo de dos cuerpos de personas desaparecidas desde 1976.
Eso generó que hasta la propia presidenta Cristina Fernández felicitara a los alumnos y docentes que participaron del informe, pero también que en esa pequeña localidad del sur santafesino, cabecera del Departamento General López, a 130 kilómetros de Rosario, se revivieran mitos urbanos vinculados a esos trágicos hechos.
Aunque nadie lo afirma abiertamente, muchos coinciden en que en la laguna homónima se encuentran restos de personas muertas por cuestiones políticas u otras razones. Lo cierto es que a partir de lo que era un secreto a voces se desarrolló la investigación.
A raíz del éxito de la misma, estudiantes y directivos de la Escuela Nº425 Pablo Pizzurno fueron recibidos por la presidenta en la Casa Rosada.
La pesquisa que arrancó en 2003 derivó en el hallazgo de los cuerpos de dos desaparecidos: un joven y una chica, extranjeros ambos y pertenecientes al Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT).
Los restos de la pareja, un francés y una mexicana, fueron identificados gracias a la pista recogida en el referido trabajo de los alumnos de quinto año de la Pizzurno, bajo la coordinación de la profesora de ética ciudadana, Juliana Cagrandi, y la directora, María Cristina Farioli. La mayoría de aquellos estudiantes tienen hoy 24 años.
Los cuerpos de la mexicana Cristina Cialceta y del francés Yves Domergue fueron enterrados como NN en el cementerio local el 29 de septiembre de 1976, tres días después de que Agustín Buitrón, puestero de un campo cercano a Melincué, ya fallecido, los encontrara acribillados a la vera de un camino rural.
Ese caso fue muy comentado en la zona, aunque nunca había quedado claro quiénes eran hasta que el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) confirmó la verdadera identidad de los restos exhu- mados en junio de 2009.
Recuerdos grises
Hoy el tema está en boga de todos los pobladores de la pequeña localidad de apenas 2.500 habitantes y muchos recuerdan anécdotas de aquellos tristes años de plomo que los tuvo como protagonistas. Es que pareciera que mágicamente todos ahora rememoran ese desgraciado hecho protagonizado a pocos kilómetros de Melincué, en el distrito de Carreras.
Un mozo de un conocido restaurante melincuense, que prefirió no brindar su identidad (lo mismo hicieron todos los que prestaron testimonios ), dijo que recordaba con detalles el caso. "Mi padre era policía en esos años; yo vi a la chica muerta en el cementerio local. Tenía una bombacha negra y corpiño negro. Nunca me la voy a olvidar. Era muy bella y tenía varios impactos de bala en su cuerpo".
Otro testimonio fue el del sepulturero que participó de la exhumación de los cadáveres hace dos meses en el cementerio de Melincué. "El muchacho tenía muchos impactos de bala. De Itakas y otras armas. Era un colador sus restos. Fue muy impresionante ver esa imagen y duro al mismo tiempo".
Los chicos de la Pizzurno finalizaron sus estudios en el 2003 pero siguieron conectados a la investigación, que tuvo un alto reconocimiento a nivel nacional. Aunque la verdad se conoció siete años después de egresados, ellos jamás imaginaron tal repercusión. Sin duda un premio por la valentía de encarar una cuestión que para muchos era tabú. (La capital)
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