(Dypra/GEI) - En corto plazo, Argentina habrá terminado de construir el reactor nuclear CAREM-25, que es el primero de baja potencia en el mundo y totalmente diseñado y construido en el país, lo que abrirá la posibilidad de ubicarnos en la vanguardia de este tipo de artefactos, sobre todo en las naciones emergentes que tal vez no requieran de reactores más potentes para abastecer a poblaciones medianas o chicas.
Al mismo pondrá en órbita su cuarto satélite, esta vez hecho en cooperación con la NASA. El aparato medirá la salinidad de mares y océanos a escala global para elaborar modelos climáticos a largo plazo.
Toda la plataforma satelital se hizo acá, con recursos y personal propio, aseguran desde la Comisión Nacional de Actividades Aeroespaciales (CONAE), en diálogo con Info Región.
Estos proyectos de tecnología de punta son los que posicionan a Argentina como uno de los referentes en cuanto a avance y desarrollo tecnológico, tanto en la región como en el mundo.
Aún con las limitaciones que impone el hecho de ser una nación emergente, la tecnología de punta argentina tiene, según los expertos, un buen presente, sobre todo después de haber superado la desfinanciación y la falta de intervención estatal que signó a la década del?90.
A partir de 2003 comenzamos a fortalecer la tecnología de punta con una visión tendiente a aplicarla al desarrollo de algunos sectores que tienen nichos de oportunidad, señaló el ministro de Ciencia y Tecnología de la Nación, José Lino Barañao, En biotecnología tenemos investigadores de primer nivel y en nanotecnología se incrementó el número de investigadores y de redes. Acá se han licenciado patentes de genes resistentes a la sequía a la India y es inusual que un país como Argentina exporte no sólo comodities, sino también conocimiento, defendió.
De inversión y resultados. Argentina invierte en investigación y desarrollo tecnológico el 0,47 % de su PBI, lo que representa alrededor de 3 mil millones de pesos.
En energía nuclear jugamos en primera; en espacial, estamos mejor que Brasil en satélites, y en biotecnología exportamos productos. En software hay un impulso hacia la exportación que ya supera los 1500 mUSD, explicó Tomás Buch, asesor de la Gerencia General de INVAP, una de compañías nacionales más importantes dedicada al desarrollo de tecnología de avanzada.
Lo que asegura Buch, tiene sustento en hechos concretos. En materia de energía nuclear, según la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) Argentina está conversando con las primeras potencias del mundo. En la actualidad, el organismo está abocado a la terminación del reactor CAREM-25, que es una innovación en el mercado mundial,
Según el estudio de mercado, será ideal para cubrir ?una amplia gama de necesidades de países en vías de desarrollo, lo que lo posiciona como un candidato no sólo al abastecimiento interno, sino también a la exportación.
Somos los únicos en América Latina que exporta tecnología nuclear. Estamos con el CAREM-25, pero también hubo una reactivación de la medicina nuclear, hay desarrollos argentinos en isótopos de uso medicinal que estamos exportando a países desarrollados. Otra cosa importante es la reactivación de la Central Atucha II que se terminaría el año que viene, destacó el gerente de Relaciones Institucionales de la Comisión, Gabriel Barceló.
En cuanto a tecnología aeroespacial, el inminente lanzamiento del satélite SAC-D Aquarius es otro de logros destacados.
El artefacto tiene como objetivo medir la salinidad de mares y océanos y lleva a bordo un radiómetro aportado por la NASA con una inversión de 200 millones de dólares.
Si medimos en términos de nivel de realización de proyectos y de complejidad de misiones, estamos primeros en la región, resaltó Hisas.
Desde el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), también resaltaron la situación que atraviesa el país en el área: No sólo somos líderes regionales en varias producciones sino capacitadores de muchos de los países latinoamericanos, aseguró a Info Región el presidente de le entidad, Carlos Casamiquela.
El titular del INTA también puso énfasis en el desarrollo de la nanotecnología, disciplina donde confluyen ciencias aplicadas orientadas al control y manipulación de la materia a nivel de átomos y moléculas.
Hay proyectos específicos que buscan utilizar herramientas y materiales nanotecnológicos para ser aplicados en monitoreo de contaminantes ambientales que permitan analizar contaminantes de alimentos o que posibiliten el diagnóstico secuencial de enfermedades de animales y plantas, indicó.
De pasado y de futuro. En este escenario se desvanece el mito que el único rol que puede ejercer el país en cuanto a tecnología de punta es el de importador. La creación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva en 2006 parece haber reorientado el camino que en la década de los 90 habían tomado la investigación y el desarrollo tecnológico en Argentina.
Durante mucho tiempo tuvimos una política que podemos denominar de mercado en la que se respondía a lo que los investigadores proponían sin ningún tipo de priorización, indicó Barañao.
Y si bien los investigadores coinciden en que el presupuesto se incrementó desde 2003, no dejan de destacar las oportunidades que se perdieron por la falta de intervención y de fomento del Estado en materia de tecnología en los años anteriores.
Para que la inversión rinda, tiene que ir más allá del ?conocimiento universal que luego será aprovechado por las multinacionales. Invertir bien el dinero de investigación y desarrollo implica generar productos que se puedan ubicar en el mercado y mantenerse al tanto de lo que ocurre en el mundo. Por muchos años nuestro prestigio se basó en papers que son evaluados en el extranjero y usados allá, sostuvo Buch.
La energía eólica es un ejemplo, INVAP hubiese tenido una máquina de 1,5 ó 2 MW en el mercado si hubiese habido un apoyo real a la energía eólica por parte del gobierno. En rubro nuclear el gobierno actual se puso las pilas, agregó.
En concordancia con la opinión de organismos internacionales, desde el Ministerio de Ciencia y Tecnología aseguran que la erogación en investigación y desarrollo tecnológico tiene un alto impacto en las condiciones generales de vida de cualquier nación.
Según la experiencia mundial los países con mayor nivel de conocimiento tienen una mayor distribución de la riqueza y requieren de una educación continua, que lleva a sociedades mas democráticas. En síntesis, a sociedades más deseables, concluyó Barañao.
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