El Tribunal Oral en lo Criminal Nº 1 del Departamento Judicial de Junín fijó la fecha del 7 de octubre comenzar el debate de un hecho que llegó a conmover a la comunidad.
El debate inicial comprenderá dos jornadas. La segunda se fijó para el 13 de ese mes. Ello, debido a la gran cantidad de testigos que serán citados: 106.
El primer día está previsto el testimonio de cincuenta, aproximadamente, y la defensa del acusado estará a cargo del penalista Carlos Esteban Torrens.
La causa está caratulada como 'Homicidio en ocasión de robo' (Artículo 165 del Código Penal) y Santana se encuentra en libertad, por cuanto no se halló méritos como para que cumpliera la prisión preventiva.
Había sido detenido en principio por la policía al estar sospechado de haber participado del homicidio de Coria; un hecho que conmovió a la comunidad gitana de la ciudad.
El joven, de 20 años al momento del hecho, fue apresado en un procedimiento ejecutado en el marco de una resolución de la Cámara de Apelación y Garantía en lo Penal del Departamento Judicial de Junín que había revocado una decisión de Marisa Muñoz Saggese, jueza titular del Juzgado de Garantías 2, quien consideró en su momento que no habían prueba suficientes como para proceder a la detención, pedida por el fiscal Roberto Rodríguez durante la investigación penal preparatoria, ya que evaluó que la causa tenía incorporado elementos que merecían que este joven fuera investigado.
Luego, el abogado Torrens logró que se resuelva favorablemente para su defendido, al fundamentar la falta de mérito, y siga gozando de libertad. Ahora deberá enfrentar el juicio donde se resolverá la cuestión de fondo.
La investigación se orientó después hacia otro sujeto con antecedentes penales, quien había sido reconocido por el nieto de Coria como uno de los participantes del hecho.
Santana siguió vinculado a la causa y el otro imputado murió después en una pelea familiar, por lo que la pesquisa dio marcha atrás y se volvió a asentar la investigación sobre el único sospechoso que había.
Miguel Coria, de 74 años, murió en una clínica luego que en la madrugada del 28 de enero 2007, tres delincuentes armados y encapuchados ingresaron a su domicilio de Ramón Hernández 765, cuando estaba descansando junto a su esposa, Olga Castillo (Ana) y un nieto de 13 años de edad.
Previo inmovilizar a los integrantes de la familia escaparon tras robar dinero, dólares, una filmadora, una escopeta y alhajas.
Como consecuencia del suceso, Coria sufrió una descompensación que motivó su traslado a un centro asistencial, donde murió.
El caso Coria generó numerosas marchas y protesta para exigir su esclarecimiento (La Verdad)
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