La partida hacia Sudáfrica estuvo marcada por un gran enigma, generado por sobre todas las cosas por una gran cantidad de información Hollywoo- dense y las propias limitaciones de una educación europea en todos sus aspectos.
Los reportes generaban miedo, transmitiendo informaciones mas cercanas a Kosovo que al país anfitrión, poniendo en relieve la precariedad tercermundista de esta copa del mundo. Sin embargo desde que pisamos el aeropuerto internacional Tambo (en honor a un compañero de prisión de N. Mandela), nos dimos cuenta que Sudáfrica estaba a la altura de las circunstancias.
Las autopistas son seguras y espectaculares, el parque automotor es ampliamente superior al de nuestro país. Pobreza hay y mucha, pero no menos que los contrastes que observamos en nuestro país de hecho y es la misma gran ciudad Buenos Aires ingresando por San Isidro o por Florencio Varela y son realidades económicas y arquitectónicas bien diferenciadas.
La comida es dentro de todo muy similar a nuestras costumbres, se pueden degustar unos exquisitos fetuchinis , pizzas y los mas variados platos de mariscos Los vinos son exquisitos algunos varietales por encima de los argentinos ,aunque vale aclarar que como en todo mundial se beben hectolitros de cervezas.
Lo que ha variado si es el prototipo de turista mundial, aquí el que vino es amante del futbol casi en exclusividad.
Algunos compatriotas han sufrido problemas de seguridad, en una proporción no muy distinta a los que se sufren en las calles de Colón. Mientras uno se mueva en los horarios del ritmo de vida de aquí es seguro,(a las 21 hs se cierra el país).
Como dato curioso vale mencionar que casi no se observan bicicletas ni perros, tampoco hay transporte público y los taxis son escasísimos. Dentro de las ciudades se movilizan en combis particulares sin ningún tipo de regulación.
Realizada una somera presentación ha llegado el momento de abordar la parte más característica y lamentable de la Sudáfrica moderna EL APHARTEID, sistema de exclusión impuesto en la década del 60 luego de la independencia de los ingleses por el partido NACIONAL.
En dicho sistema la gente de color fue regulada como si fueran animales, obligándolos a vivir en barrios marginales, ghetos para ingresar al centro debían tener una tarjeta de identificación solicitada por su patrón, una de las miles de limitaciones que sufrían. Ni siquiera pedían usar los mismos sanitarios de los blancos, acceso a la educación, etc.
En la actualidad vienen a mi memoria las frases del tango volver "que veinte años no es nada" ya que aquí no se han cumplido, realmente fueron algo porque resulta exultante ver como se están integrando, como las nuevas generaciones han globalizado conceptos y tratan de construir una nación civilizada. Claro que todo no ha sido un lecho de rosas de Mandela para acá, el gobierno exclusivamente negro se ha parecido muy poco a su legendario y longevo líder, reinando la corrupción política(a que les recuerda).El problema suda- fricano hoy no son las diferencias de color, sino las diferencias económicas entre una clase negra opulenta y los que perdieron el tren y continúan en una margina- lidad exasperante.
Para que tomen una magnitud de Nelson Mandela hay que recorrer el museo del apharteid, donde se toma la verdadera magnitud de este hombre que luego de veintisiete años de prisión salió lleno de amor y capacidad de construcción.
Para los sudafricanos es un Dios viviente. Seguiremos recorriendo este exótico país multicultural, donde conviven doce tribus, los descendientes de los colonos holandeses (boers),los ingleses que cuando vieron el negocio de los diamantes y el oro desembarcaron sus garras piratas y se apropiaron guerra mediante de las utilidades.
Realmente es un gusto como en cada mundial tomar contacto con mi ciudad a través de Colon Doce ,trasladándole mis vivencias y conceptos. Gracias por permitirme estar cerca, aunque la mayoría a lo mejor ya no me ubique por los inexorables 25 años de mi partida, pero el que se va aprisiona los recuerdos venciendo al tiempo,ahi estan mis tardes en la escuela Nº 15 de la Colonia Carlos Pellegrini, La Técnica, 9 de Julio con Camilo Castro, mis amigos Marcelo y Fabio Signifredi, H. Cacior- gna. Como olvidar que ahí conocí a Daniela y forme mi familia, a mis padres Juan y Nelly verdaderos hacedores de todo lo que soy. A todos gracias.
En las próximas ediciones entraremos de lleno en lo deportivo, la pelota, verdadero Caballo de Troya que nos permite abrir puertas y conocer las culturas mas variadas de nuestro mundo.
*Claudio Giglioni, Pretoria Sudáfrica. Periodista Deportivo. Lt3 AM 680 Rosario
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