Según el informe elaborado por Jefatura de Gabinete, cualquier persona, hombre o mujer, que tenga entre 18 y 65 años, pese más de 50 kg., no padezca enfermedades que puedan ser transmitidas por la sangre (hepatitis, chagas), que no haya tenido contacto sexual sin protección con parejas ocasionales o con personas en riesgo para HIV/SIDA y que no use drogas.
Cuando uno se acerca a donar sangre debe tener en cuenta que podrá tomar café, mate o té (sin leche) y comer frutas. Las autoridades de la salud, recomiendan descansar bien, concurrir con ropa cómoda y fácil de arremangar y llevar el documento de identidad. Al donar sangre no se corre ningún riesgo de contraer enfermedades, ya que el material que se usa es estéril y descartable. Es un mito que la donación debilita, engorda o adelgaza.
Al acercarse a un centro de hemoterapia se realiza una entrevista previa que está destinada a evaluar su aptitud y determinar posibles contraindicaciones, para cuidar al donante y al receptor. También le toman signos clínicos, como tensión arterial, peso, temperatura, y hematocrito. Esta información queda protegida por la confidencialidad médica. Una vez realizada la extracción, el centro efectúa estudios sistemáticos de laboratorio para determinar el grupo sanguíneo y factor Rh además de detectar infecciones transmisibles de transfusión, como la sífilis, la hepatitis B ó C, la brucelosis, el HIV/SID, el mal de chagas y el HTLV I y II.
En caso de llegar a algún resultado que imposibilite la utilización de la sangre estudiada, la unidad se descarta y el donante es convocado para informarlo y orientarlo para un tratamiento adecuado. La sangre obtenida en la donación se separa en sus distintos componentes para que cada paciente reciba el que necesita. Sus usos más frecuentes son: los glóbulos rojos (que son utilizados para cirugías, accidentes, hemorragias, transplantes o anemias), las plaquetas (usadas para casos de leucemia, quimioterapia o grandes hemorragias), el plasma (para realizar plasmaféresis o casos de déficit de factores de coagulación)) y los crioprecipitados (para realizar hemofilias o coagulopatías). Por eso se dice que “cada donación puede salvar 4 vidas”.
Luego de la donación se debe permanecer recostado algunos minutos. Si es necesario se debe consumir el refrigerio que se ofrece gratuitamente todos los centros hospitalarios. Inmediatamente se puede reanudar normalmente las actividades, evitando ejercicios enérgicos o el conducir vehículos por tiempo prolongado en las 24 hs. siguientes. También se recomienda al donante, no fumar por el lapso de una hora y, en caso de recordar algún dato sobre su salud, o padecer alguna enfermedad infecciosa en los días siguientes, comunicarse telefónicamente con los médicos del banco de sangre.
LOS HOMBRES DONAN MÁS
Según las estadísticas del Ministerio de Salud, los hombres son los que más se acercan a donar sangre. La Directora del Instituto de Hemoterapia de la Provincia, Nora Etchenique explicó que “en los últimos dos años el 64.91% fueron varones, y el 35.09% mujeres. En cuanto a la edad el promedio en los hombres es de 37.5 años y el de las mujeres 36.6 años”. Etchenique también sostuvo que la donación en la Provincia “viene en aumento, ya que en 2008 tuvimos 193.000 donantes y en el 2009 llegaron a los 204.900” y agregó que también aumentó la donación habitual, es decir, de aquellas personas que se acercan periódicamente a donar y no en situaciones de solidaridad con algún familiar y amigo. Estas personas durante el 2009 representaron el 26% del total y en el 2008 fueron el 24,8%.
TAMBIÉN DONACIÓN DE CÉLULAS
Desde la cartera de salud provincial también se difunde la donación de células progenitoras hematopoyéticas (CPH) que son las encargadas de producir los componentes de la sangre. Se pueden donar en vida y se utilizan en pacientes con indicación de trasplante de médula ósea. Esta donación es un acto voluntario libre, gratuito y solidario. En primer lugar el donante, debe inscribirse en el Registro Nacional de Donante de CPH en el centro de donantes más cercano y donar una unidad de sangre.
Estos centros funcionan en los servicios de hemoterapia de diversos hospitales de todo el país. Allí, un técnico informará al interesado en donar sobre el tema para completar la ficha de inscripción. Para ser donante se requiere estar sano, tener entre 18 y 55 años y pesar más de 50 kilos. Con el consentimiento informado se toma una muestra de la unidad de sangre que se donó para realizar el análisis del código genético. Los datos se ingresan a la base informatizada del Registro Nacional que, a su vez, integra una Red Internacional que agrupa a más 11 millones de donantes en todo el mundo. Los CPH sólo se donan si hay alguien que lo necesite y sea 100% compatible con el código genético (HLA). Los posibles beneficiarios de la donación son pacientes con leucemias, aplasias, déficit inmunológicos y otras enfermedades de la sangre.
Si el HLA resultara compatible con el de un paciente necesitado de trasplante de CPH en cualquier lugar del mundo, el inscripto recibirá un llamado del Registro y, si reafirma la decisión de donar, se pondrán en contacto con un equipo médico para hacer efectiva la donación. Los médicos evaluarán el estado de salud y el futuro donante elegirá entre los dos métodos de donación: a través de la sangre periférica que se trata de una práctica ambulatoria en la se aplican 5 vacunas para facilitar la liberación de células a fin de poder ser recolectadas en un procedimiento llamado aféresis, o por medio de la médula ósea que requiere uno o dos días de internación y anestesia general y consiste en la punción del hueso de la cadera y se aspiran las células.
Estas son enviadas al lugar donde se encuentre el paciente. Al estar reglamentada la búsqueda y el traslado de CPH para trasplante, ni el paciente ni el donante deben viajar. El Ministerio de Salud tiene una línea gratuita (0800-666-2258) para consultar los lugares y horarios en donde se realizan las extracciones de sangre
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