Después de casi dos años de instalación de su candidatura presidencial, Julio Cobos tuvo en la interna bonaerense el primer freno. Y aunque su postulación no está descartada ni mucho menos (el propio Alfonsín no lo considera así y desde el cobismo hubo ingentes esfuerzos en desligar al vice de la suerte de sus aliados bonaerenses), en el alfonsinismo difunden una encuesta, posterior al comicio, que otorga a “Ricardito” un 15% de intención de voto a presidente, lo que lo ubica por encima del mendocino, que además viene en caída. Toda una definición de intenciones.
Pero la obvia posibilidad de que Alfonsín (que siempre dijo a sus íntimos que la pelea por la Gobernación no lo seduce) compita en una interna nacional con Cobos, no es la única consecuencia de la interna del domingo: también hay que anotar allí el impulso que ahora recibe el Acuerdo Cívico, la entente entre la UCR, el GEN, el ARI y el Socialismo –un armado que si Cobos y los suyos vencían tenía nulas chances de prosperar- y el notable vacío de candidatos que en ese espacio “panradical” abre la factible salida de Alfonsín del escenario bonaerense.
De todos modos, la posibilidad de revivir esa alianza, que el año pasado fue el armado electoral de ese sector, todavía es sólo eso, apenas una posibilidad que depende, en buena medida, de que Alfonsín alcance la candidatura presidencial. El armado tendrá que remontar una historia reciente de desencuentros: el año pasado, el Acuerdo Cívico estalló por los aires siete días después de la elección, cuando Elisa Carrió sacó los pies del plato enojada porque Margarita Stolbizer concurrió al “diálogo político” que convocó el Gobierno nacional a través del ministro del Interior, Florencio Randazzo.
Con ese antecedente impregnando las discusiones, los actores del sector toman ahora sus precauciones: hablan de la necesidad de reunificación, pero trabajan para posicionar candidatos propios con miras a la Gobernación. Con una salvedad importante: varios de los nombres que hoy por hoy aparecen como posibles postulantes –Jaime Linares por el GEN de Stolbizer, Juan Carlos Morán por el ARI de Carrió- no parecen, al menos por ahora, reunir el capital político necesario para aprovechar la resurrección radical y competir con chances contra Daniel Scioli o Francisco De Narváez.
De hecho, varias fuentes consultadas por DIB describieron los movimientos en curso como una suerte de guerrilla de posicionamientos previos: “se tiran nombres sobre la mesa para tener gente anotada a la hora de negociar una candidatura provincial unificada”. Detrás de esos nombres, aparecen otros jugadores, de mayor peso político: uno es el de Carrió, a la que muchos tachan porque ni siquiera hizo el cambio de domicilio a Provincia que había prometido meses atrás, aunque “bajará” a territorio bonaerense para apoyar la instalación de sus candidatos.
Descartada entonces la creadora del ARI, queda Stolbizer como una dirigente que podría encarnar la candidatura en provincia: es la única que en los análisis previos podría lograr lo que logra Alfonsín: elevar sensiblemente el piso histórico de votos radicales. Además, Margarita “cierra” por el lado del equilibrio del armado: si el candidato a presidente del sector es radical, no lo será el postulante a Gobernador. El problema es que Stolbizer, que ya compitió dos veces por la gobernación, no quiere volver a hacerlo: sueña con una candidatura a vice, de Alfonsín o de Cobos.
Por eso, muchos se preguntan si Stolbizer resistirá las presiones que seguramente recibirá a partir de ahora para que al menos considere la posibilidad de una tercera candidatura provincial. Los que así razonan, que son muchos, inclusive en la UCR, entienden que esa eventualidad sólo sería descartable si el lugar es finalmente asumido por Alfonsín, posibilidad que hoy aparece como ciertamente remota. Y no sólo por la victoria del domingo pasado en las internas, sino por el proceso de crecimiento previo que venía experimentando el diputado, que ya lo proyectaba en el escenario nacional.
Finalmente, aparecen los hombres del cobismo, quizá con menos chances hoy pero no descartados, como, claro, no lo está la candidatura de su jefe político nacional. Pero en ese sector las cosas tampoco están maduras todavía: figuran allí anotados como posibles candidatos el intendente de San Isidro, Gustavo Posse, aunque lo perjudicó su magro desempeño en la interna: prometió un triunfo por 8 mil votos y apenas consiguió una luz de 3 mil, en un distrito que aparecía como clave para vencer a Alfonsín.
Y también el alcalde de Junín, Mario Meoni, porque es el preferido del propio Cobos para disputar la gobernación. Sin embargo, pese a ese respaldo, Meoni parece dispuesto a optar por lo que considera seguro: ya avisó (a su círculo íntimo y el propio Vice) que irá por la reelección en 2011. Meoni asegura en privado que sólo dejará el municipio en caso de que Julio Cobos triunfe en 2011, y para ocupar un lugar en ese eventual Gabinete nacional encabezado por el mendocino.
AUSENCIAS PERONISTAS
Por el lado del peronismo anti K -que ahora solicita ser llamado de modo unánime “peronismo federal”- la foto de la semana mostró una unidad imprescindible a la hora de enfrentar a Néstor Kirchner, con una novedad de peso: Eduardo Duhalde se mostró por primera vez claramente posicionado dentro de ese armado. Claro que las dudas también son muchas: ¿Cómo logrará la unidad un espacio en el que conviven varios dirigentes que aspiran a la candidatura presidencial y que, para colmo, tienen visiones opuestas sobre la estrategia electoral, básicamente en cuanto a la conveniencia de jugar dentro o fuera del PJ en las internas?
Visto desde la orilla bonaerense, este sector en construcción aparece como rebosante de postulantes nacionales pero con pocos dispuestos a encarar la pelea en la Provincia: Duhalde no lo hará y Felipe Solá repite, en público y en privado, que al menos por ahora, no piensa en deponer su aspiración nacional para intentar volver a ocupar el sillón que dejó en 2007. La situación no pasó inadvertida para el círculo íntimo de Francisco De Narváez, que, con cautela, cree que su decisión de intervenir en el armado “federal” es una señal más de que finalmente competirá por la Gobernación.
En ese marco, un legislador bonaerense que frecuentemente habla de estrategia con De Narváez, dijo a esta agencia que cerca del diputado ven con entusiasmo la posibilidad de que Alfonsín asuma una candidatura presidencial: su hipótesis es que cualquier otro postulante del espacio cosechará menos votos, y que esa sangría se volcará antes a la otra gran opción opositora (De Narváez) que al oficialismo que posiblemente represente Daniel Scioli en la provincia en 2011. (DIB)
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