Las rutas del país están en rojo y la irresponsabilidad de los conductores no tiene techo. Un ejemplo que sucedió en territorio colonense y pudo ser una tragedia se dio en el ingreso a El Arbolito. Un adolescente de 16 años manejaba un camión con semire- molque en una noche de niebla cerrada por Ruta Nacional Nº 8. El acompañante era su propio padre.
El episodio ocurrió en la madrugada del jueves pasado y pudo ser una tragedia. Un camión Scania, patente GRV 088, circulaba por Ruta Nacional Nº 8 a la altura de la entrada de la localidad de El Arbolito su conductor era un menor de edad. Un segundo camión VW, dominio FIN 266, salía de la estación de servicio y se rozaron. El transporte que manejaba el chico terminó con la cabina destrozada en la banquina. En su recorrido pudo colisionar con otros autos.
Los Bomberos Voluntarios debieron trabajar largamente para liberar al adolescente que había quedado atrapado en la cabina. Padre e hijo salvaron milagrosamente la vida y fueron trasladados con heridas menores al Hospital Eduardo Morgan de Colón. Pudo ser una tragedia. Solo fue un susto y una gran irresponsabilidad del camionero.
Los costos
Además de las pérdidas irreparables en vidas existen los costos económicos de las irresponsabilidades. Un herido grave en un accidente de tránsito le cuesta al Estado unos 75 mil pesos en concepto de traslado y rehabilitación mientras que un operativo policial desarrollado durante un siniestro tiene un valor de dos mil pesos.
En los dos últimos años solamente en las Rutas que cruzan el Distrito (Ruta 50 y Ruta 8) hubo más de 20 heridos graves en accidentes de tránsito por lo que el dinero gastado llega a los 1.500.000 y medio de pesos. En operativos policiales se habrían gastado cuarenta mil pesos.
Los fines de semana
El Estado Municipal tiene competencia, pero la responsabilidad de los padres que "prestan" vehículos a sus hijos adolescentes es aún mayor. Las picadas corridas a altas horas de la noche en boulevard 17 y extensión de Ruta 50 no se corren en triciclos y pueden generar una tragedia con víctimas inocentes.
Son varias las historias contadas de casos graves que acontecen y donde los progenitores tratan de "camuflar" los accidentes, sacando responsabilidad de sus hijos. En estos casos también los periodistas deberemos involucrarnos contando la realidad.
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