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27/05/2010
Perder el miedo

Un velo que comienza a correrse


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(Dypra/GEI) -La asamblea de accionistas de Papel Prensa del pasado jueves 20 de mayo, tuvo dos invitados inesperados: Lidia Papaleo de Graiver, viuda de David Graiver, banquero y accionista privado mayoritario de la compañía, y José Pirillo, ex propietario del diario La Razón....


Sus testimonios, tan estremecedores como contundentes, dejaron al descubierto la ilegalidad del traspaso accionario de la principal papelera del país, cuyos principales accionista son los diarios Clarín y La Nación.


“Fui forzada a vender todo. No hubo sugerencias, fue ‘firmás o te mato’”, contó en un conmovedor relato Lidia Papaleo de Graiver, en el que dio precisiones sobre su secuestro, así como de las feroces torturas recibidas durante el período que estuvo ilegalmente detenida. “Yo desaparecí y todo lo que pasó fue estando desaparecida”. En la cárcel ya estaba legal, me sacaban y me traían desaparecida para firmar y hacer el careo continuo”, relató sobre las terribles condiciones en las que se vio obligada a firmar la supuesta “venta” de las acciones heredadas de su esposo, muerto en circunstancias sospechosas en un accidente aéreo en agosto de 1976.


Su desgarradora exposición fue escuchada por representantes de La Nación –entre los que estaba su presidente, Julio César Saguier–, el coadministrador judicial de Papel Prensa y los síndicos e integrantes del Consejo de vigilancia de esta firma. Los que decidieron retirarse fueron los representantes de Clarín. Su director, Héctor Aranda, optó por seguir las exposiciones de manera intermitente y subrepticia, pese a la sugerencia del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, de que se acercara en lugar de asomarse “como un fisgón”.


Por su parte, Pirillo, quien fue convertido en paria social por enfrentar a Héctor Magnetto, recordó como éste -entonces gerente general de Clarín-, le comentó que había gestionado ante el presidente de facto Rafael Videla “la obtención de dos chicos” para la dueña del diario, Ernestina Herrera de Noble.


Asimismo, relató diversas maniobras irregulares perpetradas por Clarín, La Nación y La Razón, en ese entonces en manos de Patricio Peralta Ramos, para beneficiarse con el costo del papel del diario, en detrimento de las publicaciones de la competencia. Contó, además, cómo fue “despojado” de su diario en 1987, tras romper la sociedad en Papel Prensa y publicar la historia completa de la familia Graiver, a través de una maniobra judicial.


Fuera de temario


Papaleo de Graiver y Pirillo habían sido invitados por el funcionario a exponer ante el directorio, una vez finalizada la asamblea, en el marco de una fuerte confrontación con los accionistas privados mayoritarios de Papel Prensa por el manejo abusivo en el mercado del papel para diarios, irregularidades y presuntas maniobras de corrupción. El orden del día original preveía discutir los estados contables del primer trimestre del año, la oposición de la mayoría de los representantes de los accionistas privados a que los delegados estatales accedan a determinada información sobre la gestión de la empresa, y la ampliación del número de directores independientes, que dejarían en minoría al Estado Nacional a la hora de fijar el precio de papel.


Pero Moreno fue más allá y, una vez finalizada la asamblea, invitó a los presentes a escuchar los testimonios de Papaleo y Pirillo. “Hay una oscuridad total acerca de cómo los actuales accionistas adquirieron las acciones en el marco del terrorismo de Estado”, manifestó en relación con la maniobra por la cual, en noviembre de 1976, Clarín, La Nación y La Razón, se quedaron con la porción mayoritaria de las acciones de la principal productora y proveedora del 75% del papel de diario que se utiliza en el país.


Maniobras corruptas


“Hay serias sospechas de que la empresa ha funcionado, en las últimas décadas, con retornos de proveedores recolectados por el actual gerente de la empresa, que es el señor (Jorge) Noseda, y repartidos personalmente a los accionistas”, advirtió el funcionario. E inmediatamente señaló que “le gustaría saber si los directores participaron de esos retornos, o si el señor Noseda lo hizo al accionista Magnetto”. Esas comisiones, según dijo, “oscilan entre el 10% y el 15% de cada factura de compra y, en algunos casos, hay denuncias que fueron formuladas por quienes fueron directivos de la firma”. Estas prácticas serían la causa de la negativa de los directores vinculados con los accionistas privados, a proporcionar la información que los representantes del Estado nacional vienen solicitando desde el año pasado.


Otra modalidad denunciada por Moreno es la forma en que costea Papel Prensa las bobinas que son para los diarios de sus accionistas y las que vende a las demás publicaciones. El menor costo para las destinadas a los primeros le permitiría a la empresa justificar la fijación de precios diferentes, en perjuicio de la competencia de los dos principales diarios del país. Además, se suma el perjuicio a las ganancias de la empresa y, por ende, al patrimonio público, ya que un 27% de ella pertenece al Estado.


Impunidad protegida


En otro tramo de su alocución ante los integrantes del directorio, Moreno recordó que un ex asesor de la Comisión Nacional de Valores (CNV) participó en los interrogatorios a los accionistas de Papel Prensa que fueron detenidos hacia fines de 1976. En este organismo le confirmaron a Miradas al Sur que a partir de una investigación realizada por su presidente, Alejandro Vanoli, se comprobó que efectivamente existió un funcionario de estrecha confianza del entonces titular de la CNV, Juan Etchebarne, que cumplió tareas en centros clandestinos de detención a pedido del Primer Comando Cuerpo de Ejército. El funcionario torturador asistió a las dos asambleas de accionistas de Papel Prensa realizadas en diciembre de 1976 con motivo de los cambios originados en la propiedad de la empresa.


La impunidad con que la dictadura militar protegió a los apropiadores de las acciones de Papel Prensa fue recordada por Moreno al evocar el caso de Rafael Ianover. Después de firmar los poderes para la transferencia de acciones, el entonces testaferro de David Graiver en Papel Prensa y ex director de esta empresa le pidió a Patricio Peralta Ramos que no le pasara nada ni a él ni a su familia. El entonces propietario de La Razón “le dio su palabra de honor” de que así sería. A la semana siguiente, Ianover fue secuestrado y permaneció catorce meses en esa condición.


Su testimonio, junto al de Papaleo de Graiver y Pirillo, revelan las dimensiones del ilícito en que se produjo el traspaso accionario de Papel Prensa, con prácticas propias del terrorismo de Estado avaladas por sus principales beneficiarios.


Por Jorge Mancinelli
politica@miradasalsur.com



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