El conjunto de Sabella estuvo muy cerca de conseguirlo aunque se mancó en la penúltima fecha, con la salvedad de que juega Copa Libertadores simultáneamente.
Nobleza obliga: Vélez apostó al torneo continental y terminó en la mitad de tabal mientras que Racing defraudó, dejó en la cuarta fecha a Claudio Vivas sin trabajo y a duras penas se salvó de la Promoción.
Pero el final de la nota reflejaba lo que tres meses después iba a suceder: "Pero como todo juego, el fútbol es impredecible y nadie sabe lo que puede suceder". Y eso se cumplió. ¿O alguien imaginaba a Argentinos Juniors campeón? Pero fue así y fue el justo ganador.
En una nota realizada por Colón Doce a principios de Abril, Claudio Borghi su entrenador aseguraba que "al jugador hay que convencerlo, no imponerle cosas".
Y vaya de qué forma los convenció. Trajo a un retirado de la profesión como era José Luis Calderón. Le dio plena confianza a Ismael Sosa olvidado en Independiente y a Facundo Coria descartado por Vélez.
Pavlovich le aportó experiencia. Y convenció a Oberman que podía ser carrilero por izquierda. Apostó por la mixtura de Mercier y Ortigoza y se llevó mas de un pleno. Hasta finalizó el torneo con el arquero suplente Ojeda por la lesión de Peric.
Pero ante todo formó un grupo humano, lleno de hambre de gloria. Fundamental para ser campeón. En otro momento analizaremos lo paupérrimo de Boca y River y el resto de los grandes.
¿Se imagina campeón? "Ojalá. Hasta el momento hicimos bien las cosas. Quizás el fin del camino depare en eso", respondió. Ese camino deparó en la gloria. Aquella que logró 25 años atrás en el mismo club pero como jugador. Necesitaba una revancha en suelo argentino después de que Independiente lo maltratara.
Revalidar el respeto y lo hecho en Chile. El "Bicho del Bichi" entró en las páginas de la historia del fútbol nuestro. Y está bien. Porque Borghi supo como escribirlas.
Por Gonzalo Calvigioni
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