Lo primero que le dice Claudio Giglioni es ¿Cómo fue que terminaste jugando en Vietnam? Los jugadores de fútbol somos bastantes raros. Después de rescindir contrato en Central Còrdoba, fui a jugar al campo, a Carlos Pellegrini. Apareció un representante para contactarme en Vietnam para hacer una prueba porque allá no toman pruebas. Por suerte quedé. No lo dudé ni un instante. Acá se gana buen dinero
¿Pareció una broma cuando te lo ofrecieron? Suena muy raro. Es un lugar muy exótico. Nadie piensa que puede haber fútbol acá. Los vietnamitas físicamente son chiquitos pero rápidos. Símil a los japoneses. No tienen mucha idea de juego pero tienen técnica.
¿Cómo está Vietnam hoy? Uno se imagina y lo asocia con la guerra. Yo vivo en la capital que es Hanoi, más al norte. La gente es mas cerrada y mas comunista. Tenemos de todo, ya sea construcciones espectaculares pero también hay pobreza. La brecha entre ricos y pobres es más acentuada que en Argentina. No es un país desarrollado pero no me aleje del mundo globalizado
El técnico de tu equipo Marcelo Siganti es argentino ¿Eso te ayuda más? Sí. Antes era un vietnamita. Muy poco conocimiento del inglés y acá no se habla mucho. Eso me complico bastante. Me fui de vacaciones, cuando volví estaba este chico por suerte. ¿Con la comida como te va? Al principio cuando vivía en la pensión del club comíamos mucho frito…
¿Algo raro que hayas comido? No, yo no. Pero acá se come mucho perro. Están exhibidos en los puestos de la calle y la gente compra bastante. Tengo una foto donde están los perros con los dientes para afuera. Da impresión pero acá es normal. Comen también víbora y ratones. Hay fotos tuyas arriba de un elefante con tu novia, una vida exótica tienen… Por suerte la tengo a ella que me ayuda mucho. Igual siempre se extraña algo. La otra vez estábamos desesperados por comer carne argentina. Hace poco encontramos un supermercado que vende. Nos hacemos unos bifes con puré. Es muy feo estar solo y lejos de todo por eso el apoyo de ella sirve mucho. La familia y los amigos se extrañan
¿Qué dejó la guerra finales de los '60, principios de los '70? El Dios de ellos es Cochimí. Lo nombras y se arrodillan. Ellos son muy nacionalistas. Tienen que ver cuando juega la Selección Nacional. Dan un pase para adelante y empiezan a gritar y emocionarse. Nunca visto. Estoy sorprendido. Respecto a las secuelas de la guerra nos contó un vietnamista que van a sufrir y resistir tres generaciones más las heridas producidas ahí. Hay bebés que nacen con una malformidad y es muy triste ver eso
¿Alguna anécdota futbolística? El vietnamita es complicado. Yo digo que no es malo pero es un tipo que te estudia. Primero hay que respetarlo a él y después te dan un poco más de lugar. Donde estoy yo se pueden contratar dos extranjeros solamente.
¿Cómo son los entrenamientos? Ahora que hay un técnico argentino los entrenamientos cambiaron. Hay trabajo con pesas y pasadas de corta y larga distancia. Lo que habitualmente se hace en Argentina. Cuando estaba el otro técnico le gustaba hacer el "loco", el tradicional "medio". Se quedaban dos o tres horas haciendo eso y para ellos era la práctica de fútbol. Respecto al vestuario no existe. Venimos cambiados. Estoy cerca del estadio así que salgo de mi casa listo. Hacemos una entrada en calor, jugamos el partido y después ni siquiera nos bañamos ahí. Una vez jugamos de visitante a 100 km nos volvimos sin bañarnos, imagínate lo que era eso.
¿Son rudos en la cultura? No. El técnico era amable. Una vez estábamos en la pileta pública con mi novia y había un profesor que le enseñaba a una nena de 4 o 5 años. Preparándola para el futuro. Cuando ella no entendía le pegaba en la nuca y en los brazos. Mi novia quiso saltar a defenderla pero la paré al decirle que era quizás la cultura de ellos.
*Periodista. Director Técnico Nacional de Fútbol.
|