PAGINA PRINCIPAL TAPA PAPEL CONSULTAR ARCHIVOS POR FECHA AVISOS FUNEBRES CONTACTESE

Enviar Artículo a un amigo  
Imprimir Artículo IMPRIMIR ESTE ARTICULO

01/03/2010
Terapias alternativas

Saber popular: del empacho al mal de ojo


Siete de cada diez argentinos cree en que con una cinta roja o “tirando el cuerito” puede quitarse el malestar estomacal, el dolor de cabeza, el mareo generado por la mirada intensa de un tercero o la erupción de la piel provocada por la manifestación del virus Herpes Zoster. No se trata de otra cosa que del empacho, el mal de ojo y la culebrilla, creencias populares vigentes desde hace más de 200 años...


(Dypra/GEI) - Para Laura, estudiante de arquitectura de La Plata, es común que cuando siente que la cabeza le va explotar y cada cinco minutos le parece que se va a desmayar, un llamado telefónico a su suegra Graciela le resuelva el malestar en cuestión de 30 minutos. Después de que Laura le cuente que está “ojeada”, en Carlos Casares Graciela dirá las palabras necesarias y completará los ritos que aprendió una noche buena cuando era joven y a la media hora mandará un mensaje de texto a su nuera para anunciarle: “No sabes, estabas re ojeada, terrible”. Entonces, y sólo entonces, Laura sentirá un alivio casi instantáneo.


La escena de Laura y Graciela no es aislada, sino que se repite en el seno de las mayorías de las familias del país, vivan en el campo o la ciudad. Aunque no son las únicas, el mal de ojo, el empacho y la culebrilla son las “enfermedades” de tratamiento casero más populares.


El mal de ojo, se cree, es producido por la gente que tiene fuerte mirada y que, con o sin intención, al mirar al otro, le produce malestar general y un muy fuerte dolor de cabeza. Desde la antigüedad existen distintos amuletos, que van desde las cintas y figuras de color rojo, que se atan a la muñeca, hasta, figuras de ojos azules. Para curarla se dice una oración y/o se vierten gotas de aceite en un recipiente con agua.


Quien sufre un empacho se vuelve inapetente, siente un malestar general y tiene náuseas, dolor de cabeza, sudoración fría y palidez. En las entrevistas, todos los curadores señalaron que hay que diferenciarlo bien y pronto de “la pata de cabra”, que según ellos es más grave y se manifiesta con manchas en la piel. Para curar el empacho el método más común consiste en medir a la persona con una cinta roja o “tirar el cuerito”, que consiste en levantar la piel de la espalda.


Lo que en términos populares se llama culebrilla, es en realidad Herpes Zoster, una infección aguda usualmente autolimitada topográficamente, que se produce por activación del virus latente del que la mayoría somos portadores varicella-zoster o Virus del herpes humano 3. Este virus ataca a los ganglios de las raíces posteriores de los nervios espinales (sensitivos) y su área de inervación, produciendo dolor neurálgico a lo largo del nervio afectado y una erupción en la espalda, área correspondiente a dicho nervio.


De esta manera la “culebrilla” no se produce por que las prendas entren en contacto con una víbora, como señala el Diccionario de Mitos y Leyendas que creían los gauchos de la Pampa Húmeda, sino por un virus que puede permanecer inactivo o desarrollarse en forma de herpes.


Asimismo, esta enfermedad si bien no puede erradicarse definitivamente, como ningún herpes, de ninguna manera pone en riego la vida de la persona. Según las viejas creencias la culebrilla podría ocasionar la muerte a quien la porte si la erupción de la piel daba la vuelta a la cintura uniéndose ambos extremos.


Indicadores


La utilización de yuyos o hierbas con fines medicinales forman parte, desde siempre, del saber popular. A veces es la crisis económica que recorta las posibilidades de comprar remedios convencionales, otras es el interés por encontrar métodos naturales para el tratamiento de la salud, lo que lleva a que mayor cantidad de personas recurra ellos para tratar enfermedades.


Desde la Asociación Argentina de Médiciana Antropológica (SAMA) se explicó a Informes que en un estudio realizado en territorio bonaerense


De acuerdo con el estudio de SAMA, tanto la culebrilla, como el mal de ojo y el empacho son consideradas “enfermedades” por gran parte de la población, pero para curarlas no se acude al médico, sino a “especialistas”: curanderos que, en general, forman parte del grupo familiar o amigos cercanos. “El curador siempre ha recibido su capacidad de curar o, en una ceremonia sincrética, o bien, en un día de festividad cristiana (por ejemplo: Navidad, Viernes Santo o San Juan), repitiendo unas palabras ´especiales´ y una oración a la Virgen María, pidiendo el don”, especificaron.


“Existen investigaciones y trabajos publicados en otros países, que muestran que dicho conocimiento es común a todas las sociedades, antes del modelo médico clásico y por supuesto del modelo médico hegemónico. Estamos diciendo que esto se mantiene desde hace más de 200 años”, aclaran desde SAMA y advierten que también las formas de curar las supuestas enfermedades se mantienen.


El doctor Roberto Campos-Navarro, coordinador de investigación del Departamento de Historia y Filosofía de la Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), analizó todas las publicaciones médicas conservadas desde el siglo XVIII en bibliotecas de todo el país y en ese recorrido dio con una encuesta realizada en 2006, según la cual siete de cada diez están convencidos de que tirar el cuerito cura el empacho.


Asimismo, un estudio del equipo de pediatras del Hospital Materno Infantil de San Isidro dirigido por la doctora María Bergmann realizado en 2008 reveló que el 90% de las madres que habían llevado a sus hijos al hospital recurrían a prácticas no tradicionales a cargo principalmente de curanderos (el 68%), abuelos (el 17%), tíos (el 4%) y madres (el 4%). Además, el 76% de esas mujeres no le mencionaban nada al pediatra.


"La gente no es tonta ni ignorante, como suele achacar la medicina tradicional. Si este tipo de rituales y terapias ancestrales no funcionaran, seguramente desaparecerían. Pero cuando la población los usa durante siglos, los va incorporando en su cultura y los transmite de generación a generación", sostuvo Campos Navarro.


Datos


80% de la población mundial utiliza yuyos o hierbas medicinales y en los últimos años la tendencia va en aumento, según da cuenta la Organización Mundial de la Salud (OMS).


24 de diciembre es la fecha en que una persona puede aprender a curar “enfermedades” como el mal de ojo, el empacho o la culebrilla. Debe enseñárselo otra curandera.


3 a 5 días es lo que lleva a una persona curarse el empacho a través de la técnica de la cinta y dependiendo el grado de afección que padezca.


Tips de belleza naturista


Estrías, celulitis, puntos negros y cicatrices son algunas de las afecciones de la piel que más preocupan y obsesionan a las mujeres argentinas. Aunque muchas recurren a medicinas y tratamientos estéticos, otras prefieren métodos más naturales y caseros.


Desde aceite de oliva, de rosa de mosqueta y aceite de germen de trigo para combatir las estrías en la piel; gelatina en polvo y miel o un preparado de botones de nácar con jugo de limón para darle batalla a los puntos negros, o aceite de ricino con manteca de coco y miel para borrar huellas en forman de cicatrices que se forman luego de una herida, son alguna de las tantas “alternativas” a las que muchas mujeres recurren para su cuidar su estética.


Según la creencia popular


Pata de cabra: se manifiesta con tres puntos equidistantes entre si que aparecen casi siempre en la zona lumbar, aunque pueden aparecer por abajo del cuello, siempre por la espalda.


Culebrilla: provoca una erupción en la piel siguiendo una línea. Se cree que cuando la línea (culebra) une sus dos puntas (la cabeza se junta con la cola) tiene consecuencias fatales para el portador. Una forma de curarla es frotando un sapo sobre la culebrilla.


Mal de Ojo: es, según la creencia popular, efecto de la envidia o admiración del "emisor", que a través de su mirada provoca un mal en el envidiado / admirado que le genera dolor de cabeza, mareo y malestar.


Empacho: los síntomas más comunes con desgano, falta de apetito y lengua blanca. Se cura con el centímetro, la cura de palabra o el famoso “tirar el cuerito”.


Una don para curar


“Yo curo desde muy jovencita y todo siempre en el nombre de Dios porque si yo aprendí, si yo tengo ese don es porqué él quiso”. Vilma es de La Plata, tiene más de 50 años y aunque en sus bolsillos siempre escasearon los billetes jamás le cobró a nadie por curarle el empacho o el mal de ojo. “Es algo que se hace desde el corazón, si es un don que dios te dio y él no te cobró nada, entonces vos no podes cobrar ni pedir nada a cambio por ayudar a otros”, asegura.


A Vilma le enseñó a curar su mamá un 24 de diciembre de un año que ya no recuerda, pero que sabe fue hace mucho tiempo. El año pasado, después que su hija cumplió 18 hizo lo mismo que antes hiciera su madre con ella. Pero saber curar y hacerlo implica, muchas veces, sufrir malestar, mareos y dolor de cabeza, por eso Vilma cada vez que mide a alguien para curarle el empacho o “quitarle el ojeo con agua y aceite”, después tiene que “descargarse”.


“Viene mucha gente a mi casa a curarse, siempre familiares, vecinos o gente que se va enterando. En general me traen chiquitos o personas que después de ir al médico igual se sienten mal”, cuenta Vilma y aclara: “Yo siempre les digo que igual consulten al médico por si es una enfermedad y no alguna cosa de estas”.


Cuando la persona está en el hospital, igual que cuando no cree, Vilma no puede usar la cinta para medirla, pero los cura de palabra. Desde su casa a través de una oración. Lo que Vilma reza, tanto para curar a otros como para descargarse ella, es algo que no puede contar, sólo lo diría un 24 de diciembre después de las 12 si estuviera pasando el don a otra persona. “Uno aprende a curar si realmente está dispuesta, en comunión y sin pensar en sacar nada a cambio de eso”, cuenta.



VOLVER A PAGINA ANTERIOR




Home | Tapa | Archivos | Fúnebres | Consultas
© Semanario Colón Doce - Todos los Derechos Reservados