En las últimas décadas el arbolado público sufrió las marchas y contramarchas con respecto a su mantenimiento y hermoseado.
La correcta creación de la Comisión del Arbolado Público no alcanzó para solucionar una preocupante situación.
La falta de poda correcta nos llevó a un estado que por ahora y a nuestro entender se torna inmanejable, y que se debe buscar soluciones que luego persistan en el tiempo.
Colón Doce hace ya seis años hacía referencia que llevar a la normalidad a casi los 15 mil ejemplares que pueblan el casco urbano iba a demandar 300 mil pesos Los costos eran estimados por trabajadores, técnicos, maquinaría, combustible, etc.
En la actualidad esa cifra puede insumir más de un millón de pesos, siendo optimista y la tarea puede demandar más de tres años.
Si esta problemática no es solucionable podremos estar frente a "peligros" en las ya casi sistemáticas tormentas con vientos que azotan nuestra ciudad.
Se debe tener en cuenta que muchos árboles se encuentran "desvalanseados", otros por su gran follaje (más de lo aconsejable por su especie) son sumamente vulnerables a las grandes lluvias. También existen árboles añejos que deben reemplazarce. La tarea es titánica y hace a la seguridad de los colonenses. Las funciones
Lo que dice la Universidad de Río Cuarto: A diferencia del árbol presente en los bosques o en el ámbito rural, en la ciudad el arbolado cumple estrictamente funciones sociales, no reconociéndosele una función productiva como en los casos de la actividad silvícola o frutícola.
Su plantación se realiza para aprovechar el espacio público y aumentar el bienestar de sus habitantes, entre las funciones más reconocidas se destacan: brindar sombra y refrescar el aire circundante, producir oxígeno, ,regular la humedad ambiente, disminuir ruidos, atenuar los vientos, retener partículas sólidas (hollín y polvo), y también gérmenes ambientales, embellecer las vías de tránsito y las viviendas, retener el agua de lluvia y así moderar el escurrimiento.
La tarea previa a cualquier decisión sobre el arbolado urbano es la del inventario. El conocimiento acabado de la cantidad y distribución de las diferentes especies que componen la flora arbórea urbana es de relevancia para ordenar las tareas de poda, los tratamientos fitosanitarios, recambio de ejemplares, etc. El inventario por cuadra, y más precisamente por frentista, considerando: especie, estado sanitario, diámetro de copa, clase de edad, conflictos con otros servicios públicos, llevan a la gestión del arbolado público.
A los fines prácticos es preferible uniformar los árboles por tamaño, pero manteniendo el criterio de diversidad específica; labor que debe realizarse por calles o manzanas. Entre las ventajas de esta actividad se destacan: es- tandarización de las tareas culturales con menores costos, menor vulnerabilidad ante las plagas específicas, riqueza estética, etc. La gestión del arbolado urbano requiere de evaluaciones permanentes durante la época estival como en la invernal. En verano permite el registro de ramas secas, enfermedades, plagas, árboles secos, ramas sobrecargadas de brotes y en invierno en función del relevamiento estival, la poda.
Por ello es necesario contar con una cuadrilla de mantenimiento estable, con operarios capacitados. De esta manera el arbolado urbano, junto a otros recursos culturales se ligará estrechamente al patrimonio cultural del ambiente urbano.
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