(Dypra/GEI) - Cuando el inmigrante Antonio Dimare llegó desde Italia, nunca imaginó que podría llegar a crear una de las empresas de juguetes más reconocidas en el mercado local. Hace 45 años, fundó Dimare, la empresa familiar de juguetes que supo atravesar todos los vaivenes del mercado y hoy se reposiciona con una facturación de más de 16 millones de pesos, superando los 11 millones del 2008.
Si bien nació como una fábrica de juegos didácticos, en junio del 2007, relanzó la marca Rasti. Sólo en el 2009 produjo 73 millones de ladrillitos. Y como anécdota, su hijo Daniel Dimare, director de marketing y relaciones institucionales, cuenta: “Somos el cuarto fabricante nacional de cubiertas para autos, después de Fate, Pirello y Firestone. Producimos un millón de ruedas de Rasti al año”.
Hasta fines de la década del ’80, se dedicaban a la fabricación de juguetes didácticos. En plena década del ’90, todo cambió. “No pudimos seguir fabricando porque era imposible competir y nos convertimos en importadores de juguetes didácticos, muñecas, autos, de todo. De exportar el 30% de nuestra producción a Estados Unidos, Inglaterra, Israel, Marruecos, México y Sudamérica, pasamos a importar el 95% en los ’90”, cuenta Daniel Dimare.
Después de hacer toda clase de investigaciones y estudios llegaron a la conclusión que relanzar Rasti sería un éxito. Según los estudios, los padres se quejaban de que casi no podían jugar con sus hijos. Que los chicos de hoy se la pasaban jugando con la Playstation, la PC e Internet y al jugar con los padres, muchos chicos se aburrían porque ellos siempre perdían. En junio del 2007, relanzaron la marca. Hoy se fabrica localmente el 100% de sus piezas.
Tal es el fanatismo, que hasta existe un club de fans: República Rasti. Tienen un sitio Web y un programa de televisión por Internet, donde muestran sus creaciones, se reúnen mensualmente para estar al tanto de todo lo que pasa en el mundo Rasti y contar lo que hacen. En total, son casi 400 integrantes. Los Dimare, fabricaron 700.000 cajas en el 2009. Siempre atentos al mercado, pudieron paliar las últimas crisis adaptando su oferta. Lanzaron líneas más accesibles sin renunciar a la calidad desde Rasti Amigo, una línea más chica con seis modelos coleccionables; Rasti flexible Piago, con bloques perfumados y redondeados para chicos de 6 a 24 meses; Rasti Junior para chicos de 2 a 5 años, que son cuatro veces más grande que los Rasti tradicionales.
“Crecimos en ventas un 53%, ahora exportamos a Brasil, Uruguay, Paraguay, Bolivia, Chile y acabamos de firmar un acuerdo con el Reino Árabe de Bahrein. Nuestras ventas locales acompañaron al sector, las jugueterías vendieron en promedio un 20% más que otros años”, cuenta Dimare. Para analizar con lupa el consumo local, basta ver que sus ventas se dividieron en un 42% las tradicionales jugueterías de barrio; 21% las grandes cadenas de juguetería; 15% los mayoristas y distribuidores de juguetes, un 13% los hípermercados y los súper y el resto, lo comercializan en los comercios de artículos del hogar.
Todo se fabrica desde su planta de Mataderos que hoy cuenta con 4.000 metros cuadrados, el doble que en la década del ’80. De los 11 empleados que quedaron en los ’90, hoy tienen 75. “Trabajamos de lunes a viernes, las 24 horas. Para el 2010, estamos desarrollando nuevos lanzamientos y estamos seguros de que vamos a incrementar las ventas un 30%, además se sumarán las ventas al exterior, donde cada vez hacemos más acuerdos”, puntualiza.
Un caso ejemplar de una empresa que sobrevivió a todo y que sigue firme con planes de crecimiento. Pocas marcas tienen el privilegio de tener seguidores como Rasti. “La gente de República Rasti son como unos templarios, que resguardaron el concepto del producto y sus valores”, cuenta Dimare emocionado. Un fenómeno que trasciende varias generaciones.
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