En varias ciudades del interior, las elecciones legislativas significaron un duro golpe para los intendentes: perdieron los comicios –en las que en muchos casos fueron candidatos “testimoniales”- y resignaron su mayoría en el Concejo. Ahora, derivado de esta situación, debieron ceder la presidencia de los departamentos deliberativos a causa del avance de una fuerza opositora o de la alianza de varias de ellas.
El dato no es menor, puesto que la presidencia del Concejo no sólo significa tener el control del cuerpo, sino que, en caso de empate –situación que, por el equilibrio de fuerzas, se repetirá seguido- será el titular del departamento deliberativo quien defina la cuestión.
El golpe más duro lo sufrió el Frente para la Victoria: en 25 distritos perdió la mayoría o pasó directamente a ser segunda fuerza. La situación se dio en 10 distritos del conurbano y 15 del interior. El caso más inesperado se dio en Olvarría, en donde los bloques de Unión-PRO y la Coalición Cívica se unieron en una sorpresiva maniobra que dejó al oficialismo de José Eseverri sin la conducción del cuerpo, y colocaron en ese lugar a Franco Cominotto, de la CC.
Además, la nueva alianza ya avanzó en un punto de central importancia para cualquier municipio: el concejal de la CC, Ernesto Cladera, anticipó que presentará un proyecto para suspender los aumentos de tasas decididos por el Concejo cuando aún tenía mayoría oficialista.
También en Quilmes, mediante un acuerdo de los bloques de la oposición, Mario Sahagún asumió la presidencia del cuerpo, superando a José Migliaccio, el candidato de Francisco “Barba” Gutiérrez. En General Rodríguez, en tanto, el intendente Marcelo Coronel vio cómo Sergio Maffía - de Unión-PRO-, con quien está fuertemente enfrentado, se hacía con la titularidad del Concejo, desplazando a su candidato.
CONCEJOS DIVIDIDOS
Las elecciones municipales de junio pasado tuvieron una característica: dejaron Concejos Deliberantes altamente fragmentados, con ausencia de mayorías absolutas y la convivencia –en algunos casos- de más de cinco fuerzas en cuerpos de 18 ediles.
Además, se caracterizaron por una tendencia al “voto negativo” a las administraciones municipales, puesto que en más del 35 por ciento de los distritos se impusieron partidos de la oposición, mientras que en muchos lugares los oficialismos ganaron por muy poco margen.
Esta situación jugó en favor de una distribución más equilibrada de los concejos, en donde las mayorías oficialistas fueron reemplazadas por departamentos deliberativos más complejos, debido, por un lado, a que las elecciones fueron muy fragmentadas, y por otro, a las rupturas internas de Unión PRO y el Acuerdo Cívico. En distritos como Olavarría, Junín, 25 de Mayo, Bolívar, Bahía Blanca y Luján ingresaron al Concejo hasta 4 fuerzas, y ninguna de ellas supera el 25 por ciento de votos.
Por caso, en Junín conviven a partir de esta semana siete fuerzas: la oficialista Junín por todos (7); el MID (3); la CC (2); el FpV (2); el PJ disidente (2); el FpV disidente (1) y el PJ (1). Esta dispersión le permitió al oficialismo retener la presidencia del cuerpo, a cargo de Pablo Petraglia, hombre de Mario Meoni. Por el contrario, en Alberti el oficialista Leonel Zacca también resignó la presidencia del concejo a manos del radical Julio Gazzotti, de la UCR, que cuenta con 7 ediles contra 5 del FpV.
También en Trenque Lauquen, el concejo que finalmente no contará con la presencia del intendente Jorge Barracchia –ayer presentó una nota en que anunció su continuidad en el Ejecutivo- será presidido por el radical Diego Heuguerot, quien se impuso en una polémica sesión que culminó en empate y fue decidida por el doble voto de Alicia Puig quien presidía la sesión. Ahora, el oficialista Miguel Delmagro presentará un recurso judicial porque considera inválido el voto de Puig.
En tanto, en Bahía Blanca, el oficialismo –cuenta con la primera minoría- impuso a su candidato, Marcelo Ciccola, a pesar de las protestas de la oposición y de algunos compañeros de bancada. Hace meses, Ciccola había declarado a DIB que desde el FpV y el FpV independiente, junto con otras fuerzas menores “votaron a nivel local siempre en contra”.
ELECCIONES ESTRATÉGICAS
Generalmente, la distribución de las bancas en los concejos deliberantes está ligada a la suerte del jefe comunal, puesto que las listas de candidatos a legisladores comunales, así como la de consejeros escolares, están “atadas” a la del intendente: quien vota por un partido a intendente, está votando también a sus concejales.
Esto permite, en principio, que al asumir la intendencia el jefe comunal se asegure un número de ediles mayor que el de sus rivales. En cambio, la elección de mitad de mandato es todo un desafío, ya que generalmente es allí donde se pone a prueba la “popularidad” de un mandatario comunal y se lanza una virtual carrera para la intendencia por parte de los vencedores.
Esta vez, con la oposición fortalecida en gran parte de los distritos, los jefes comunales deberán afinar al máximo el juego de consensos para poder obtener el asentimiento en ordenanzas vitales para la administración, como la suba de tasas, cuestionada en varios distritos por la oposición.
En Luján, por ejemplo, la mala performance del oficialismo en las elecciones se sumó a la “diáspora” peronista para generar un cuerpo deliberativo compuesto por cinco ediles oficialistas, cinco del PJ no kirchnerista, tres vecinalistas, tres de Unión-PRO, uno del Gen y un peronista independiente.
En esta ciudad la elección a concejales fue una “remake” de las de 2007: la actual intendente, Graciela Rosso, se enfrentó como “testimonial” a su antecesor, Miguel Prince, a quien había derrotado en las elecciones a intendente. Sin embargo, en esta oportunidad la situación se revirtió, y Prince ganó por amplio margen, dejando a Rosso en el tercer lugar. (DIB)
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