Municipios Bonaerenses
Con la amenaza de los números en rojo La situación, que hasta ahora ha sido enfrentada con respuestas coyunturales, como el desdoblamiento del pago de salarios, es de tal gravedad que exigirá, a partir de 2010, la aplicación de una serie de medidas inéditas en la historia reciente de la Provincia de Buenos Aires...
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La crisis de las arcas municipales queda expuesta en toda su crudeza a partir de algunos datos económicos duros: al 31 de diciembre, 58 comunas sobre un total de 134 cerrarán sus ejercicios económicos "en rojo", un déficit que asciende a los 300 millones de pesos, un 2,1% de los gastos totales de todas las intendencias. Pero además, el Estado provincial deberá asistir a otras 40 localidades con aproximadamente 40 millones de pesos extra para que puedan cerrar el año. Esto es, no ya para alcanzar la lejana meta del equilibrio presupuestario, sino sencillamente para afrontar gastos esenciales, como el pago a empleados y la compra de insumos básicos.
Esos números no son entelequias ni tecnicismos: suponen dificultades concretas a la hora de prestar servicios básicos para la población -sobre todo para los sectores de menores recursos-; dolores de cabeza para los trabajadores públicos locales, que ya sufren el hecho de ser los peor pagos de todo el universo del empleo estatal; incertidumbre para los proveedores, la mayoría de los cuales son empresas medianas y pequeñas de la misma ciudad y la zona cuyo aporte a la economía local siempre es vital; y dudas acerca de la realización de las obras públicas, al menos de aquellas que dependen para su concreción de la financiación del propio municipio. (DIB)
Como resulta evidente, se trata de una situación que no se resolverá mágicamente y que está atada a la evolución de variables macroeconómica generales. En ese marco, aún quienes consideran que en 2010 Argentina experimentará una reactivación económica -parte de la cual se comenzó a insinuar en los últimos dos meses-, advierten que la recuperación, si es que finalmente se consolida, será lenta. Los municipios, en ese contexto, no podrán escapar a una situación seguramente angustiante: verán transcurrir varios meses entre el repunte de la actividad y su traducción en el flujo de recursos fiscales genuinos, tanto propios como de origen provincial.
Eso, tras un año que cerrará con una brecha del 2,5% entre la coparticipación de impuestos de origen provincial que había sido presupuestada y la que efectivamente llegará, al 31 de diciembre, a las comunas.
De todas formas, vale el dato de que sólo así se alcanza el equilibrio.
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