La ambulancia del Hospital Municipal estaba aparcada en el nosocomio local, y el chofer y los médicos esperando alguna salida de emergencia.
Sin embargo los ladrones no tienen límites, y amparados por la oscuridad de la noche abrieron el habitáculo del vehículo sanitario accionaron el sistema y se llevaron la batería.
No contento, el ladrón rompió la ventanilla de un auto de un médico que estaba de guardia, accionó la palanca del capot y se llevó la batería.
La vida es una rueda
Poco después ingresó a la guardia del Hospital Municipal, un joven que tenía un corte en una mano. En la astillas del vidrio de la ventanilla del galeno se encontró rastros de sangre. Se presume que el ladrón se lastimo la mano al golpear la puerta para lograr su objetivo, y vaya paradoja, debió ser atendido por el propio médico al cual poco antes había sido víctima de su accionar.
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