Del mismo se desprende que el nitrógeno es el principal elemento para la soja. Dada su elevadísima demanda, no es posible proveerse de las cantidades necesaria desde el suelo, y sería antieconómico su agregado por fertilización. La fijación simbiótica del nitrógeno (FBN), la cual constituye la adaptación natural de la especie a una situación de carencia de nitrógeno, permite sortear esta controversia. No se ha logrado una buena complementariedad entre la FBN y el agregado externo de nitrógeno en estados fenológicos de baja fijación.
Entre las principales conclusiones del trabajo se indica que en el norte de Buenos Aires y extremo sur de Santa Fe, una larga serie de datos indican respuestas medias de alrededor del 6%. Últimamente, con la mejora en las prácticas de cultivo, esta respuesta se ha ampliado hasta el 8 % a 12 % en el norte (Pergamino-Colón-Wheelwright) y noreste (San Antonio de Areco) de la región, respectivamente.
Otro punto destacado del informe destaca que el incremento en los rendimientos medios, la utilización de genotipos y GM adaptados y de alto rendimiento, y la fertilización con P y S, mejoraron la eficiencia de la nodulación y los rendimientos. Asimismo, aspectos relacionados con la tecnología de inoculación, como el uso de protectores bacterianos, inoculantes en línea de siembra y hasta el aumento de la dosis aplicada, mostraron buenos resultados especialmente bajo condiciones restrictivas para la supervivencia de la bacteria, y parecieran tener una notable proyección futura.
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