(Dypra)- Luego de casi 26 años de restablecido el orden democrático en nuestro país, en cuyo transcurso fueron varios los intentos frustrados por reemplazar la Ley de Radiodifusión de la Dictadura, finalmente el Senado de la Nación sancionó la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (SCA).
Una ley que llevó un trámite inédito en la historia legislativa argentina, cuyo pre proyecto tuvo la característica de “anotado” similar al Código Civil de Dalmacio Vélez Sarsfield, además de debatirse y nutrirse de aportes modificaciones en 24 Foros y más de 80 charlas- debates realizados en todo el país. Pero porqué tanto ruido, tanta resistencia por parte de los propios monopolios y oligopolios informativos y de sus voceros, principalmente los periodistas y políticos que militan en la oposición.
Es que el entramado informativo que pudieron construir a partir del decreto ley 22.285, firmado en 1980 por Jorge Rafael Videla y José Alfredo Martínez de Hoz, y aún mejorado en los ´90 por el menemato, les otorgó tal poder mediático, que llegaron a disciplinar a los a los poderes del Estado, a los partidos políticos, a las empresas, sindicatos y demás instituciones, constituyéndose de esa forma, en los garantes de la gobernabilidad en la Argentina.
Un tema que es crucial en cuanto afecta la pluralidad informativa y la libertad de información, lo representa la provisión de papel para diario, insumo éste, que a pesar de fabricarse en el país en la planta que Papel Prensa tiene en el distrito bonaerense de San Pedro, con materia prima argentina, mano de obra argentina, y tarifas de energía argentina, en el mercado interno los diarios que están excluidos como clientes de esa empresa, lo llegan a pagar el doble de lo que abonan sus accionistas principales, los diarios Clarín y La Nación.
Si bien la Ley de SCA que acaba de aprobarse, no contempla en su articulado ninguno vinculado a la prensa escrita y mucho menos a los contenidos, sus efectos sin duda se harán sentir en los próximos meses, en beneficio de una inmensa cantidad de medios gráficos que actualmente deben proveerse de papel para imprimir sus ediciones importándolo de Chile, Canadá o Europa, o comprándoselo a revendedores.
En el país la prensa gráfica consume anualmente unas 250 mil toneladas de papel para diario. Papel Prensa fabrica anualmente 170 mil toneladas, de las cuales 40 mil son consumidas por La Nación, 100 mil por Clarín, por las que abonan menos de 500 dólares la tonelada, y las restantes 30 mil toneladas, se venden a determinados diarios no accionistas, en cuotas, por arriba 650 dólares. Sin embargo, la inmensa mayoría de los medios gráficos locales que por su escala no pueden importar ni comprar en grandes cantidades, pagan a revendedores de papel importado o de la fábrica Papel Prensa, cerca de 1000 dólares la tonelada.
En los últimos meses, debido a la caída mundial del consumo de papel, y en particular a la estrepitosa caída en la venta del principal diario de la Argentina, el precio internacional del papel en la Argentina comenzó a bajar, y Papel Prensa a ampliar las cuotas de papel que tenía con sus clientes, pero aún así, estos y aquellos medios gráficos que están excluidos de dichas cuotas, siguen sintiendo el rigor de la competencia desleal que plantean los dos principales diarios de la Argentina.
Caso testigo
El caso más emblemático lo representa el diario Crónica, que cuando se inauguró Papel Prensa vendía 700 mil ejemplares por día contra 300 mil de Clarín. Según refiere el editor del diario Perfil, Jorge Fontevecchia en su edición del pasado domingo, Crónica fue cayendo progresivamente su venta de ejemplares hasta ser hoy “menos del 10%” de aquella, mientras Clarín llegó a duplicar antes de la debacle de 2001,respecto de hace treinta años .
“En un diario como Crónica el papel llegaba a representar más de la mitad de todos los costos, y al pagar hasta el doble de precio por él –dice el editor-, tuvo que entregar un diario con la mitad de páginas de Clarín pero al mismo precio. Así, a lo largo de las décadas, muchos de los lectores que iba perdiendo Crónica se pasaron a Clarín porque les daba más por menos. Después de una generación acostumbrada a Clarín, ¿quién podría cambiar ese hábito?, se pregunta Fontevecchia.
Ataque preventivo
Antes que el Congreso Nacional sancionara la nueva Ley de SCA, llamó la atención una denuncia del Grupo Clarín contra el Secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, quien supuestamente habría amenazado durante una reunión realizada el pasado 18 de septiembre a funcionarios representantes oficiales en Papel Prensa, donde el Estado Argentino tiene algo menos del 30 % de las acciones.
Según la publicación, el ex empleado de Multicanal (Grupo Clarín) Carlos Collasso, síndico de la empresa Papel Prensa representando al Estado, denunció frente a un escribano público (¿?) lo que había escuchado en dicha reunión: que era intención del Secretario Guillermo Moreno que “el Estado compre las acciones de Papel Prensa” a los diarios Clarín y La Nación; que luego de preguntar por el valor de las acciones manifestó que “había que encontrar el modo de hacerlas bajar o si no el Estado iba a tener que expropiar la sociedad”. También, en la declaración ante dicho escribano, que luego “negoció con el grupo”, el ex funcionario de Grupo Clarín, que según una fuente inobjetable de Papel Prensa, “Collasso está económicamente quebrado”, dice que dijo: “afuera están mis muchachos, expertos en partirle la columna y hacerle saltar los ojos a quien hable”, habría amenazado Moreno a sus interlocutores.
Ofensa
Para los que por profesión conocemos la reserva con la que especialmente se manejan los funcionarios políticos de rango como es el caso de Moreno, con los funcionarios de línea, realmente ofende nuestra inteligencia. Claro, como a Moreno le vienen pegando de hace bastante tiempo por sus “malos modales”, en una audiencia (lectores de diarios, televidentes y radioescuchas) estresada por el permanente mensaje apocalíptico y desesperanzador, creen que puede llegar a ser creíble.
Lo cierto es que las audiencias, ya no comen vidrio. La pérdida de venta de ejemplares del diario de mayor tirada en la Argentina, desde noviembre de 2007 (anterior al conflicto con las patronales agropecuarias) hasta agosto de este año, que una fuente de los distribuidores de diarios cuantifica en alrededor de 150.000, así lo indica, cosa que no ocurre con los medios gráficos locales que siguen una agenda como siempre lo hicieron reflejando los temas de interés de su comunidad; en el mismo período aumentaron sus ventas de ejemplares o en el peor de los casos, la mantuvieron estable. Sólo desaparecieron aquellas que nacieron para fines no comunitarios
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