La desaparición de quien, entre otros cargos, era presidente de la Fundación de Estudios Superiores del Oeste, produjo lógica conmoción en la comunidad de Bragado y la Región noroeste bonaerense.
Es que estuvo ligado a distintas instituciones del medio local, regional y nacional, además de mantener una inalterable vocación de servicio, bregando por el progreso lectivo de la ciudad, así como de poseer un espíritu emprendedor y optimista, actuando siempre convencido que era la unión de voluntades, la que posibilitaría los mejores logros.
Un claro ejemplo de ello fue su actuación en ADEPA, donde ocupó cargos de importancia y, más cerca en el tiempo, la presidencia de la Cooperativa Diarios y Periódicos Regionales Argentinos (Dypra), entidad de reciente creación que la tuvo como uno de sus impulsores y socio fundador.
La formulación de planes para el futuro le daba alas a su imaginación y ayudó a superar dificultades físicas. Siempre soñando con la unión regional, sus últimos proyectos estuvieron ligados a la puesta en marcha de una impresora a color en la región noroeste bonaerense y a los preparativos para el medio siglo de "su diario", lo que ocurrirá en el 2012.
Sus evocaciones al nacimiento de "La Voz", siempre estuvieron ligadas a su relación con el Colegio Nacional y con las Entidades: Bragado Club, Club Español y Automóvil Club Bragado. Por supuesto, sin dejar de mencionar el nacimiento conjunto en aquellos tiempos, de Acería Bragado, un emprendimiento que compartió de cerca con el ingeniero Jaime Coll y reconocidos vecinos de entonces.
Socio fundador de uno de sus últimos emprendimientos editoriales, el Suplemento Informes del País y la Provincia. También fue Secretario de la Agencia DIB; representante legal del Instituto Agrotécnico Bragado y miembro activo de la Cooperativa de Obras y Servicios Públicos de Bragado hablan de una tarea incansable y de su constante actualización.
De trato afable, siempre de buen humor, no era fácil verlo contrariado, aún cuando conducir un diario del interior, siempre ha sido empresa harto difícil. Ahora, al llegar el momento de la despedida no imaginada, hay necesidad de reconocerle el titánico vigor puesto al servicio de la decisión de estar en la calle cada día, a lo largo de estos 47 años.
Don Hugo Oscar Soto, "Coco" para todos, ya no está en la redacción. El edificio material y humano que fue capaz de construir, habrá de extrañarlo. Seguramente por aquello de la ausencia perenne en las cosas queridas, nunca dejará del todo este lugar, parte vital de su existencia.
| 
