Lo publicado fue tomado en un sector de funcionarios como un ataque y hasta se trató de minimizar la problemática.
Sin embargo, 15 días después los hechos nos dieron la razón. En las próximas publicaciones describiremos otros casos puntuales que demuestran las ineficiencias de los recursos que se disponen para la infancia.
Según los vecinos, los involucrados son adolescentes que no superan los 14 años, y que además no estarían alejados de consumir sustancias como aspirar pegamento.
Los hechos
Una fuente indicó que a un vecino de ese sector, los adolescentes le abrían robado prendas de vestir. El hombre habría reclamado a los chicos por el escaso botín y estos apedrearon su vivienda.
La víctima llamó a la policía y los adolescentes recibieron al móvil con piedrazos. En esta situación, los agentes habrían utilizado balas de postas para disuadirlos. En el intercambio dos personas ajenas a la situación (uno de ellos de 10 años) fueron heridos.
Casi en simultáneo, en otro sector de la ciudad se habrían apoderado de un ciclomotor 50 cc y los cacos huyeron por la 22. Los policías que patrullaban por calle 22, interceptaron al ladrón, que dejó abandonada el ciclomotor huyendo. El adolescente tendría 16 años.
También los vecinos indican que este grupo de menores no sería ajeno a pedir “peajes” a los comerciantes e incluso a robar carteras a las mujeres.
En el mismo sentido, indican que no sería solo un grupo, si no varios, y que no estudian ni trabajan.
En otro barrio
En el barrio Barracas son las 11 de la mañana. En un sector de calle 23, y en la vereda hay un chico tirado al sol. Tiene entre 10 y 12 años. Es hora de ir a la Escuela. Le preguntamos a los vecinos e indican que está esperando para pedir comida y que además tiene varios hermanos menores. La madre se habría separado y formado pareja nuevamente. Los chicos le faltaría contención. Tal vez de no actuar con políticas activas, muy pronto este menor sea parte de un problema similar al del barrio 9
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