(Dypra) Por Campo de Mayo desfilaron durante el régimen militar más de 5 mil detenidos ilegalmente. Allí se los sometía a torturas para que revelaran información sobre los grupos guerrilleros o los movimientos de izquierdas de aquella época. Dada la gran cantidad de denuncias sobre los delitos allí cometidos, se habla de la megacausa judicial de Campo de Mayo.
La sentencia del Tribunal Oral Federal Número 1 de San Martín, donde se realizó el juicio, desestimó todos los pedidos de la defensa referidos a la prescripción de la causa, a la cosa juzgada, al apartamiento del juez natural y a los argumentos referidos al indulto.
El primer juicio de esa megacausa abordó el caso de Floreal, cuyo crimen ya se había sustanciado en el juicio a las juntas militares de 1985 en el que se había condenado también a Riveros. Quién, como los demás genocidas condenados, fue indultado en 1990 por el gobierno neoliberal de Carlos Menem.
Más tarde, los indultos y las leyes de obediencia debida y punto final fueron declarados inconstitucionales por la Corte Suprema de Justicia, bajo el impulso del gobierno de Néstor Kirchner.
Los hechos
Militares disfrazados irrumpieron en la casa del adolescente Floreal Edgardo Avellaneda, El Negrito, en la madrugada del 15 de abril de 1976, pocas semanas después del golpe militar. Buscaban a su padre, también llamado Floreal, un obrero comunista que participaba en el comité de empresa de una fábrica textil y que estaba calificado por las fuerzas de seguridad como un "combatiente".
Los militares ametrallaron la puerta de la casa de Munro, en el norte del Gran Buenos Aires, cortaron el cable del teléfono, robaron los sueldos de los padres de El Negrito, pero no encontraron al buscado. Entonces se llevaron al adolescente y a su madre, Iris Pereyra, también militante del Partido Comunista, a la comisaría policial de Villa Martelli.
Allí los separaron para torturarlos con picana, pero Iris, que logró sobrevivir, oía los alaridos de su hijo. "¡Decíles, mami, que papi se escapó!", alcanzó a gritarle El Negrito. Después fueron trasladados a El Campito, como se conocía al centro de detención de Campo de Mayo.
Como a muchos otros desaparecidos, a Floreal le tocó ser arrojado a las aguas del Río de la Plata. Su cuerpo sin vida apareció el 14 de mayo de 1976, el día en que cumplía 15 años, en las costas de Uruguay. Tenía signos de torturas y de que lo habían matado con el método de apalancamiento, que consiste en atravesarle una estaca a lo largo del torso. Su madre fue trasladada a una cárcel común y recuperó la libertad en 1978.
La condena
El Tribunal condenó la semana pasada a Riveros por el crimen de Avellaneda y el secuestro de su madre, a prisión perpetua que deberá cumplir en una cárcel común, al igual que los demás sentenciados. Riveros insistió en su alegato final en desconocer la autoridad de los magistrados que lo juzgaban. "Ustedes son jueces de la democracia, no pueden ser jueces de militares, no nos conocen bien, no saben lo que sufrimos", argumentó.
También fueron condenados el ex jefe de Inteligencia de Campo de Mayo, el general Fernando Verplaetsen, a 25 años de prisión, aunque por su estado de salud pedirá el arresto domiciliario; el ex jefe de la Escuela de Infantería, Osvaldo García, a 18 años; el ex policía Alberto Aneto, a 14 años y dos capitanes, César Fragni y Raúl Harsich, a 8 años. Los padres del joven coincidieron en que la "lucha sigue". La madre irá a Uruguay a buscar el cuerpo de su hijo, robado de un cementerio en 1979.
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